“Repensando la negociación colectiva para el siglo XXI” fue el título de la mesa redonda organizada por la Universidad de la Empresa que tuvo lugar en la noche del martes en la sala de conferencias del hotel Radisson Victoria Plaza. Los disertantes fueron el director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellano, el exdirigente sindical Richard Read, el presidente de la Cámara de Comercio y Servicios, Julio Lestido, y el especialista en Derecho Laboral Matías Pérez del Castillo.

El plato fuerte del evento fue el cierre, con la palabra del ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, que de arranque avisó que tenía “muchas cosas para decir”, pero algunas se las reservaba por su cargo: “Tengo que ser un poco más cuidadoso de lo habitual”. Luego empezó su exposición con una anécdota. Dijo que hace algunos años visitó un país en el que trabajó mucho como consultor, que prefirió no mencionar, “por ser políticamente correcto”. Allí, a principios de los años 2000, le solían decir “que los uruguayitos teníamos unas relaciones laborales un poco rugosas, un poco lentas”, y que eso generaba, a veces, “para el clima de negocios, ciertas dificultades para la toma de decisiones”.

Agregó que le tocó visitar ese país cuando “algunas cosas habían cambiado, porque alguna decisión un poco insólita había despertado un elevado nivel de conflictividad”, y las personas que le habían hecho esos comentarios lo invitaron para que contara cómo era el modelo uruguayo de relaciones laborales y cómo podían aproximarse a él. “Mi primera sugerencia fue que no lo adoptaran, porque tiene muchas oportunidades de mejora. No obstante, las fortalezas que ese sistema tiene están construidas a lo largo de muchas décadas, por lo tanto, difícilmente podían hacerlo rápidamente”, comentó.

El ministro subrayó que “tenemos una institucionalidad de las relaciones laborales que es efectivamente compleja, que tiene oportunidad de mejora, pero que está en el corazón de la matriz de convivencia de este país, porque esencialmente gestiona algo que es muy complejo”. “En primer lugar, aspectos que tienen que ver con la eficiencia asignativa de la economía y, por otro lado, aspectos que tienen que ver con la equidad, con la distribución del ingreso, y esto es un elemento crucial de las políticas públicas uruguayas”, sostuvo.

La hipótesis de un conflicto bélico general “es cierta”

Más adelante, Oddone dijo que en el mundo estamos asistiendo a una “ruptura de equilibrios largamente construidos”, porque hay “una enorme desconfianza en aspectos” relacionados con las políticas públicas, que viene desde hace 12 o 15 años, luego de la crisis de 2008. Eso hizo “que las clases medias de los países industrializados se sientan profundamente decepcionadas con sus modelos de convivencia y sus pactos de inclusión, y eso atraviesa la distribución del ingreso como un elemento central”.

“Miren la distribución del ingreso en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, y es escandaloso el nivel de aumento de la desigualdad que ha tenido lugar allí, con sectores de la sociedad que se han visto extremadamente beneficiados, por razones diversas —legítimas, todas ellas—, y otros en los que no ha ocurrido eso”, señaló.

Por lo tanto, Oddone dijo que cuando eso ocurre, “las sociedades se fragmentan, se polarizan, la gente se siente absolutamente insatisfecha y empieza, cuando puede, a elegir cosas raras, y esas cosas raras tienen que ver con la ruptura de un mundo de convivencia” que hemos tenido en los últimos 50 años, “el período de máxima prosperidad al que hemos asistido y de más nivel de paz”. Agregó que hoy, “por primera vez”, ese modelo “está en cuestionamiento”. Subrayó que viene de visitar Washington y Nueva York, en donde “la hipótesis de un conflicto bélico general es cierta”.

Entonces, Oddone sostuvo que lo que hoy tiene Uruguay “como un factor diferencial” es su modelo de convivencia, “y en ese corazón la negociación colectiva juega un papel central”. “Eso no quiere decir —y yo tengo un trabajo escrito que no voy a citar porque hay algunas cosas que son controversiales— que ese modelo de negociación colectiva no tenga enormes oportunidades de mejorar. Creo que el modelo de negociación colectiva en Uruguay necesita niveles de flexibilidad para contemplar algunas particularidades que son relevantes. Pero, al mismo tiempo, creo que es imprescindible que la negociación por productividad —algo con lo que todos dicen estar de acuerdo— se implemente”, sostuvo.

Por último, el ministro destacó que esto requiere un tema importante, “compartir información”, ya que “los países que han hecho modelos de negociación colectiva en los que la productividad juega un papel clave tienen información que es provista por las empresas, con niveles de seguridad suficientes como para evitar que haya una ventaja de la competencia para hacer uso de esa información”. “Y así se negocia colectivamente en Alemania, Francia y en muchos otros países. Es imposible que nosotros tengamos negociaciones atadas a la productividad si las empresas no comparten información”, finalizó.