“Señores, esta foto es única, es una rareza en el mundo, es envidia de países más grandes y poderosos que Uruguay”, dijo un entusiasmado Andrés Ojeda, senador y secretario general del Partido Colorado (PC), este jueves de noche en la sede de su partido, para dar comienzo al acto conmemorativo por los 40 años de democracia.
El evento, que fue organizado por el PC, contó con la presencia y las palabras de todos los expresidentes que aún viven, Julio María Sanguinetti (PC), Luis Alberto Lacalle Herrera (Partido Nacional) y José Mujica (Frente Amplio); Luis Lacalle Pou, como está de viaje, mandó unas palabras grabadas en un video de cerca de cinco minutos. También marcó presencia el presidente actual, Yamandú Orsi. El acto, que fue presentado por Ojeda como “una jornada histórica y un evento de proporciones épicas”, tuvo momentos emotivos y tampoco faltó cierta tensión, cuando el debate derivó hacía un tema que no parecía previsto, en donde se destacó el ida y vuelta entre los expresidentes.
Sanguinetti, que jugaba de local, abrió el juego, dado que fue el primer presidente de la vuelta a la democracia. Recordó aquel 1º de marzo de 1985 como “un día cargado de emociones y de sentimientos”, como también lo fue el de este evento. Agradeció, como alguien que lleva “más de 70 años” dentro de la casa del PC, por tener la oportunidad de recibir a los expresidentes y al actual. Dijo que el día que asumió en la calle había un clima de festejo y alegría, “pero, detrás de eso, había sectores del Ejército no convencidos de la salida” y había “presos a liberar, dificultades muy profundas de ese tipo”.
“Mi mayor preocupación ese día eran los bancos. Yo hablaba y cada tanto me desconcentraba un poco pensando en los bancos, porque sabíamos que el 60% del sistema bancario estaba fundido, y que eso, si el lunes había una corrida, terminaba con todo. Luego sufrimos una crisis bancaria [por la de 2002], y sabemos lo que es”, subrayó.
Por su parte, Lacalle Herrera dijo que el 1º de marzo es un día “muy particular, no sólo para el presidente que comienza su mandato sino para todos los que lo acompañan”. Recordó que cuando asumió el cargo, el 1º de marzo de 1990, y terminó todo, “banda, música, desfile”, se dio vuelta y le dijo a Atilio Garrido: “Se acabó lo bueno, porque mañana empiezan los problemas”.
Por si no quedó clara su idea, Lacalle Herrera dijo que el día que asume al presidente “lo aplauden, lo invitan, le dicen que es buen mozo, inteligente”, pero el 2 de marzo ya le dicen “este gobierno de miércoles, mirá lo que hizo”. “Por eso son destacables los episodios que le tocaron vivir a Julio María en su primer mandato, porque la tarea era empezar a funcionar, no como nosotros lo agarramos, ya con el ómnibus funcionando y nos subimos poco menos que sin parar”, sostuvo.
Antes de que se les diera la palabra, en la pantalla gigante que tenían detrás se mostró un breve video sobre cómo se llegó a la reapertura democrática, y se mencionó la ley de amnistía (15.737) de los presos políticos. Teniendo eso en mente, Lacalle Herrera señaló que estuvo “el tema de la amnistía” y llamó a recordar la ley de caducidad (15.848), pero no ahondó en detalles. Hasta ese momento.
Mujica: “Dentro de 5.000 años ni se acuerdan de nosotros”
Luego fue el turno de Mujica, que pateó el tablero, porque no hizo caso a la consigna de recordar el 1º de marzo de 1985 y señaló: “A mí no me preocupa tanto el ayer, cada cual mirará el mundo y la historieta como le parezca. Me preocupa muchísimo el mundo que se nos viene encima, en el cual yo no voy a estar, por obvias razones. Y la primera lección que tenemos que recordar para esa hipótesis de futuro es que somos apenas tres millones de orientales y no podemos darnos el lujo de desparramarnos en pedazos”, dijo.
El expresidente sostuvo que se debe lograr “apurar el tranco de tener una juventud, que es poca”, porque “estamos condenados a ser un país mayoritariamente de viejos, entonces, tenemos que multiplicar la capacidad cerebral, porque no alcanza con la inteligencia, se necesita la emoción profunda de la subjetividad”.
Luis Alberto Lacalle Herrera, Yamandú Orsi, Julio María Sanguinetti y José Mujica en el acto por los 40 años de democracia, el 27 de marzo, en la Casa del Partido Colorado.
Foto: Rodrigo Viera Amaral
“Entonces, yo no sé si estamos haciendo historia. Somos medio ampulosos. Yo lo que he vivido es apenas historieta. Porque dentro de 5.000 años, que en el tiempo cósmico es nada, ni se acuerdan de nosotros. No somos tan importantes. Es importante la nacionalidad, la especie, el conjunto”, subrayó. Mujica dijo que la libertad se precisa “para discrepar”, porque “para estar de acuerdo con el que manda no precisamos libertad”.
Al final de su discurso, visiblemente emocionado, Mujica dijo: “¿Saben por qué estoy acá? Porque me voy a morir pronto y es mi pequeño homenaje a don José Batlle y Ordóñez”. Y así, la sala de la convención del PC, que estaba repleta –con gente sentada, parada, en cualquier recoveco–, se llenó de aplausos. Agregó que no tiene “ningún empacho” en reconocer que, desde el punto de vista “de las vertientes históricas” de Uruguay, es “mucho más blanco que colorado, hasta Batlle y Ordóñez”. Por último, dijo que “la tolerancia del futuro empieza con reconocer la tolerancia en la historia”.
Por su parte, Orsi dijo que es “hijo político de ese envión de los años 80”, y cuando le preguntan por qué se metió en política suele contestar que, en esa época, si tenían 17 años y no hacían algo de política eran “bichos muy raros”. Sobre la reapertura democrática, señaló que su admiración estaba en que “se podía decir lo que uno quisiera”. “Para quienes venían de la política, ustedes, era normal; para mí no era, porque nunca había visto eso de que se pudiera escribir y discrepar con el poder, algo tan obvio. Poder leerlo, ya sea en revistas de humor de la época o en los diarios, y ver aquel debate, ya en el año 80, y cómo se decían cosas que hasta ese momento para mí eran prohibidas”, sostuvo.
La ley de caducidad y una señora a viva voz
Al final, hubo una pequeña ronda de intervenciones cortas y Sanguinetti aprovechó y recogió el guante del expresidente blanco sobre la ley de caducidad. El colorado dijo que más que hablar de esa norma prefería referirse al “acompañamiento popular” que hubo “a todo el proceso de salida”, que duró diez años, y está “constantemente referido a fenómenos electorales”, como el plebiscito de 1980, en el que la dictadura perdió.
Luego subrayó que la ley de caducidad, “más allá de lo que podamos decir sobre ella, a favor o en contra, en plena campaña electoral, en 1989, la misma gente que había votado en contra de la propuesta constitucional militar, votó una propuesta que significaba una amnistía militar”. “Y lo hizo, no por una expresión de simpatía hacia el golpe de Estado o a las Fuerzas Armadas que habían dejado el gobierno, sino como una expresión reiterada de la voluntad de paz del país”, aseguró.
Lacalle Herrera volvió al tema. Dijo que la ley de amnistía fue “perfecta en cuanto a sus consecuencias, no hubo hechos punibles, porque se les aplica el olvido”. “No así en la ley de caducidad. Lamentablemente, no hubo una amnistía para todos. Lamentablemente, a la ley de caducidad hubo que vestirla de unos circunloquios jurídicos espantosos. El artículo primero, jurídicamente, es un espanto. Políticamente, es una prueba de habilidad. Mencioné esto porque es la manera de cerrar definitivamente el episodio”, sostuvo.
Luego dijo que “lamentablemente” el tema de la ley de caducidad no se ha cerrado, porque “los plebiscitos no han sido respetados”. En ese instante recibió varios aplausos y subrayó que no le duelen prendas “porque de los dos lados” recibió “cosas”. “Hoy de mañana dos coroneles fueron presos porque en 1972 hicieron no sé qué cosa. Tenemos que pensar en un cierre definitivo”, insistió. Agregó que la ley de caducidad “hoy día está siendo ignorada” y se están “alimentando unos odios y unos recuerdos” que no le parecen que sean conducentes a todo lo que acababan de decir en el evento.
“Yo una vez cometí el error de decir que hasta que no desaparezcamos algunos actores del pasado caliente de Uruguay, había cosas que no se iban a solucionar. Seguramente, me equivoqué”, dijo Mujica inmediatamente después. Agregó que luego de decir eso anduvo por España y vio “gente buscando huesos de hace 70, 80 años” (de la época de la Guerra Civil). Dijo que le gusta “poco” hablar del pasado, porque lo único que va a hacer es “profundizar” las diferencias, por eso prefiere “apostar a construir hacia el futuro”.
En ese momento, una señora que estaba entre el público, a viva voz le dijo a Mujica que “lo que quedó atrás tiene presos políticos” y al instante varios le hicieron el signo universal de silencio (“shhh”). “Presidente Lacalle, usted dijo la verdad, están yendo policías y militares presos, sin ninguna prueba”, agregó la señora. Entonces, Sanguinetti, como “dueño de casa”, sacó a relucir sus modales y le dijo: “Señora, este es un acto solemne. Yo le ruego buenamente que no actúe con esa intolerancia”. A la señora la invitaron a retirarse desde la organización y Sanguinetti señaló: “Esto es nuestra democracia también, no falta el que se enoja”.