La canción de Rubén Lena “A don José” sonaba de fondo desde las 9.00. Un hombre en bicicleta la hacía sonar desde un parlante que transportaba, mientras una guardia de blandengues se apostaba cerca del Palacio Salvo. A pocos metros, dos banderas rojas con la leyenda “MPP” en negro hacían otra especie de guardia a la espera del féretro que transportaba a José Pepe Mujica, el político uruguayo más influyente desde la segunda mitad del siglo XX, que falleció este martes a los 89 años, a muy pocos días de cumplir los 90.
Todo el gabinete de ministros del gobierno aguardaba la llegada del cortejo fúnebre, previsto para las 10.00. El féretro llegó escoltado por un cuadro policial y otra guardia de blandengues, y el silencio de la plaza Independencia se interrumpió para todo lo que restaba de la jornada con los aplausos, que no cesaron. Tímidamente, una mujer comenzó a cantar “A don José”, la siguieron algunas voces más, además de palabras de aliento para Lucía Topolansky, la compañera de lucha y de vida de Mujica.
El presidente, Yamandú Orsi, el secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, dos de los dirigentes más importantes del Movimiento de Participación Popular (MPP) e hijos políticos de Mujica, y la propia Topolansky colocaron encima del cajón la bandera uruguaya y la de Artigas. “Cuántas veces te escuché hablar de Artigas [...]. Sostuviste su bandera y honraste más que nadie su legado. Tu vida la dedicaste entera a que los más infelices sean los más privilegiados. Para mí es un honor despedirte con su bandera, que también es la tuya, y te prometo que la seguiremos levantando”, escribiría luego Sánchez.
En las veredas, miles de personas siguieron el cortejo en todo su recorrido. Jóvenes y veteranos, niños, mujeres y hombres, con lágrimas en los ojos, abrazándose unos con otros y despidiendo a Mujica. Entre la gente y el cortejo, un cordón humano hacía de valla, pero eran hombres y mujeres, en su mayoría militantes del MPP, que caminaban con las manos agarradas entre ellos y llorando, llorando mucho. El dolor colectivo de despedir al hombre y al símbolo.
Detrás del féretro, Orsi y Sánchez encabezaron el cortejo junto con el resto de los ministros de Estado. “¡Vamos, Pepe”, “Adiós, compañero, adiós” y “Pepe, querido, el pueblo está contigo”, fueron algunos de los gritos y cánticos.
El recorrido comenzó a las 10.00 en la plaza Independencia. Tomó 18 de Julio hasta la avenida Fernández Crespo, luego siguió por la calle Cerro Largo hasta tomar Tristán Narvaja para pasar por la sede del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T). Allí tomó nuevamente 18 de Julio, siguió por Ejido, luego Colonia para pasar por la sede del Frente Amplio (FA), Germán Barbato y Mercedes para el saludo en la sede del MPP. El cortejo fue hasta Avenida del Libertador para, finalmente, llegar al Palacio Legislativo.
El presidente Orsi hizo todo el recorrido del cortejo a pie, junto a los ministros y jerarcas de Estado. Al llegar a la calle Fernández Crespo abandonó el trayecto para llegar más rápido al Palacio Legislativo, donde junto a Sánchez cargaría el féretro de Mujica por las escalinatas del Parlamento.
“Ahora sólo queda vivirlo, nada más”
Es miércoles en la ciudad de Montevideo y, más allá del duelo nacional y del sentimiento de congoja a nivel general, el ritmo urbano no se detuvo. Los comercios abrieron, las oficinas funcionaron, las obras continuaron y las clases se dictaron.
En todo el recorrido, el cortejo pasó por diferentes comercios, casas de estudio, obras en construcción. En los comercios, por ejemplo, muchos de los empleados salieron a la calle a aplaudir, incluso llorar, y otros lo veían pasar desde la vidriera. Las obras se detuvieron y los obreros aplaudieron el paso del féretro. Docentes y estudiantes paralizaron las clases para despedir al expresidente. El barrendero dejó la escoba para aplaudir y hasta un taxista abandonó su vehículo en la calle Gaboto y 18 para bajarse, tomar una foto, aplaudir y regresar al auto. Nadie era indiferente.
“Ahora sólo queda vivirlo, nada más”, le dijo una señora a un hombre, mientras aplaudían. “Él nos dejó una idea, la vamos a seguir”, comentó otra mujer. Un hombre, con la bandera del FA sobre los hombros, le agradecía a Mujica cada vez que podía por el esfuerzo por la Universidad del Trabajo (UTU) y la Universidad Tecnológica (UTEC), dos de los puntales de la gestión del expresidente en educación.
Al llegar a la sede tupamara, el cortejo se detuvo unos instantes. Una pancarta decía “Hasta siempre, Pepe. Habrá patria para todas y todas”, y una guardia de militantes se plegó al cortejo con tres banderas: la de los tupamaros, la del MPP y la del FA.
“[La vida] se trata de eso, de mantener los ideales, por un lado, pero también los ejemplos de vida. Tenemos que rescatar muchas cosas que él ha planteado durante todo su período: el amor a la vida, luchar siempre, aunque uno se caiga, levantarse y seguir para adelante, siempre por un ideal, un ideal de justicia social”, decían a la diaria dos militantes veteranas tupamaras y emepepistas.
Ambas reconocieron que el legado que deja Mujica es el motor militante, especialmente entre los más jóvenes. “No nos llama la atención que haya tantos jóvenes; es muy bueno porque la lucha es larga y continúa, y los jóvenes son los puntales”, señalaron. Una vecina del Cerro, que llegó junto a su esposo al Centro, dijo a este medio que vino hasta el cortejo para homenajear a un “gran hombre” y un “gran político”, y que el legado es, justamente, que su hijo –a quien nunca le preguntó a quién votaba, contó– valorara a Mujica, y lo apoyara. “Esta cantidad de gente es el legado que dejó”, sentenció.
“Siempre trabajó por su pueblo y murió trabajando por su pueblo”
A las 10.00 varios dirigentes esperaban en la puerta de La Huella de Seregni la llegada del cortejo. En la vereda de enfrente, con banderas del FA, se empezaron a acercar los primeros militantes para despedir a Mujica. Miriam Ribeiro dijo emocionada y con la voz quebrada que Mujica es un referente que “le dio muchísimo al pueblo uruguayo”. Ella, que ahora tiene 70, cuenta que siente mucha tristeza porque “marcó la juventud”. “Hace 50 años que lo seguimos, desde la dictadura y desde que salió. Siempre trabajó por su pueblo y murió trabajando por su pueblo”, sostuvo.
Shayla le dijo a su hija que no fuera al liceo, que era un día histórico y la tenía que acompañar. Al igual que Miriam, Shayla conoció a Mujica cuando tenía 16 años y el expresidente marcó su vida. “Tengo 46 años. Lo conocí militando en el liceo. En las ocupaciones del 97. Él aparecía en la bicicleta o en la motito. Tomábamos mate, hacíamos la olla y él estaba ahí”, cuenta, y agrega: “Ayer mirábamos una de sus últimas entrevistas y le decía a ella: ‘Mirá, se casaron en la cocina de su casa, con vecinos que eran testigos. No tenía riquezas. Ahí vivía y ahí fue presidente y no cambió nada’”.
“Una pérdida inmensa para el progresismo latinoamericano”
El intendente electo de Canelones, Francisco Legnani, también habló de sus recuerdos con Mujica, en particular, de la última charla que tuvo con el exmandatario, cuando lo visitó en su chacra, el 4 de abril: “Cuiden la granja en Canelones, son un país dentro de un país, el campo se nos está despoblando”, recordó que le dijo el exmandatario, en rueda de prensa.
“Hablamos de tractores, hablamos del maíz, yo le llevé a Lucía manzanas de mi padre que había cosechado ese día y me devolvieron una bolsa de morrones para mi padre… Esas pequeñas cosas que a Pepe y Lucía los hacían únicos, que siempre predicaron con el ejemplo, y es un recuerdo que nos va a quedar para siempre”, rememoró Legnani, y, en ese sentido, lamentó que “va a ser dificilísimo encontrar figuras de relevo del calibre de Pepe, pero somos una fuerza política en permanente construcción, y relevo siempre va a haber”.
Una hora y media después, las veredas y la calle estaban repletas de militantes y dirigentes. Un auto gris estacionó en la puerta de La Huella y desencadenó una ola de aplausos. “¡Fuerza, Lucía!”, gritó un hombre a todo pulmón. Topolansky se bajó del auto, entró a la sede del FA, donde la esperaba el presidente de la fuerza política, Fernando Pereira, quien posteriormente la acompañó de nuevo al vehículo para que continuara el recorrido.
Pereira dijo a la prensa que “es un momento conmovedor no solamente para los frenteamplistas, [sino también] para Uruguay, para buena parte de América y buena parte del mundo, y para aquellos que soñamos con que luchar por un mundo diferente es necesario, es imprescindible y vale la pena”. En ese sentido, destacó que el expresidente “dejó un montón de notas políticas, notas de gestión de gobierno, pero sobre todo notas de amor que nunca vamos a olvidar”.
En consonancia con Pereira, José Bayardi, ministro de Trabajo durante parte del gobierno de Mujica, reflexionó, en diálogo con la diaria, que “lo primero que deja” la muerte del líder del MPP “es cierto grado de dolor y la sensación de que se abre un vacío, porque el viejo era un tipo muy particular”. “Yo tuve la suerte de ser legislador con él, después tuve la suerte de ser ministro de Trabajo con él. Había que conocerlo; hay muchos que dicen que era medio anarco desde el punto de vista de su pensamiento, es probable que lo fuera, pero lo que yo más rescato es su versatilidad y su capacidad de oír argumentos y, en función de los argumentos, más allá de la posición que tuviera, tener la capacidad de cambiar de opinión”, analizó.
La actual directora de Inmujeres, Mónica Xavier, destacó su “actitud irreverente y auténtica, siempre dijo lo que pensaba sin los cálculos que cualquiera hace de lo que es políticamente correcto”. “Esas son las cosas que en un día de inmensa tristeza como hoy me hacen recordarlo con una sonrisa”, dijo, en diálogo con la diaria. “Realmente era un líder de la contracultura hegemónica, y tener una voz con esa potencia y con esa llegada, la verdad, es una pérdida inmensa para el progresismo latinoamericano y sin duda para nuestra izquierda”.
El cortejo llegó sobre las 12.00 a la sede del FA. “Viva Pepe, viva el Frente, viva Uruguay”, gritó un hombre, mientras resonaban los aplausos por la calle Colonia.
Sánchez: “La siembra del viejo ahora se transformó en miles”
La última parada antes de seguir hacia el Palacio Legislativo fue en la sede del MPP. En un efusivo mensaje, el secretario de Presidencia expresó a viva voz ante la militancia y algunos micrófonos: “La siembra del viejo ahora se transformó en miles”. Interrumpido por aplausos y expresiones de emoción de los centenares que lo rodeaban, Sánchez continuó: “Pepe, no te fuiste”.
El dirigente del MPP aprovechó la ocasión para hacer un anuncio, que fue muy aplaudido: “Una parte de esa siembra, del trillo del viejo, y en honor al viejo: a ocho kilómetros del Cerro Norte, en Florida, hoy el Instituto [Nacional] de Colonización compró 4.000 hectáreas para los trabajadores rurales”.
“Viva el pueblo uruguayo por el cual Pepe dejó todo. La lucha continúa, compañeros”, cerró, antes de fundirse en abrazos con varios de los presentes.
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