¿El 25 de agosto es el Día de la Independencia? El profesor de Historia y actual director nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Gabriel Quirici, conversó con la diaria Radio sobre el proceso de declaratoria de la independencia, a propósito de su nuevo libro 200 años del nacimiento de Uruguay: la provincia que se hizo país.

Su respuesta inicial fue: “Sí, pero no la independencia del relato romántico nacionalista del Uruguay”. Quirici explicó que el 25 de agosto de 1925 es el día de la declaratoria de independencia de un conjunto de movimientos políticos que, en “una asamblea con representantes de casi todos los pueblos del interior de nuestro territorio”, “se declaran independientes del imperio del Brasil”.

“La declaratoria no fue sólo de la independencia en términos de ‘Uruguay separado del resto’, porque no existía ese proyecto”, sostuvo. “Dentro del proceso más largo que venía ocurriendo desde la crisis del orden colonial –que tuvo varias etapas: las invasiones inglesas, los problemas con el arreglo de los campos, la revolución, la experiencia federal liderada por Artigas con mucha participación popular y con ideas muy avanzadas del liberalismo, de república, de igualdad, que luego fue derrotada y, en algún punto, también saqueada–”, el territorio uruguayo fue “parte de una provincia que era consecuencia del último imperio europeo en América” hasta el 25 de agosto de 1925. Por lo tanto, acotó Quirici, “declarar la independencia fue muy importante”.

El Poder Ejecutivo aprobó esta semana la creación de la Comisión del Proceso de Creación de la República Oriental del Uruguay, con el objetivo de “planificar, coordinar y ejecutar las actividades de conmemoración y festejo” del bicentenario del “conjunto de procesos históricos” iniciados en 1825 y culminados en 1830, que confluyeron en la creación de la República Oriental del Uruguay. Como director de Educación, Quirici presidirá el comité ejecutivo de dicha comisión interinstitucional, el cual “llevará adelante todas las acciones que estén comprendidas en el cometido de la Comisión del Bicentenario”.

Qurici valoró que se impulse el concepto del ciclo 1825-1830, más allá de sólo la idea de la fecha o el acontecimiento. El profesor sostuvo que esa visión conlleva “recuperar el análisis y la perspectiva de los procesos históricos contemporáneos”, que, a su vez, “son variados”. Acotó: “Lo variado supone que hay colectivos participando y no sólo individualidades o poderes sobrenaturales. La historicidad te devuelve una cosa que es muy importante: en esta época, donde la inmediatez parece que lo tamiza y licúa todo, volvamos a la idea de ciclos, volvamos a la idea de colectivos”.

El director de Educación se refirió a las leyes aprobadas por la Sala de Representantes el 25 de agosto de 1825. La primera de ellas declaró libre e independiente a la provincia Oriental de “Brasil, de Portugal y de cualquier otro imperio en el universo”; “la segunda es la ley de unión de esta provincia con las demás del mismo tipo de Sudamérica, que es con la que dicen tener los vínculos más sagrados que el mundo conoce; hay una relación muy directa entre la cultura hispano-criolla del sur rioplatense”, señaló.

“Estos movimientos políticos que en el 25 luchan contra el Imperio de Brasil quieren ser independientes de ese imperio y de cualquier otro del mundo, y volver a tener una forma de gobierno republicano –que eso también es un tema a valorar en términos históricos–. Pero, al mismo tiempo, quieren ser parte, de vuelta, de la unión de provincias que se estaba formando”, explicó.

En ese sentido, Quirici reafirmó que “había una relación entre este movimiento y volver a ser parte de la región platense”, lo cual, consideró, “no debe verse como una debilidad en la independencia del Uruguay”. Por el contrario, “lo que tenemos que encontrar en el proceso es que la gente que estaba acá empezó a luchar por no ser parte de un imperio extranjero, no tener formas de gobiernos monárquicas y volver a estar con sus hermanos”.

“Recuperar el estatus de provincia, mirado en términos historiográficos, no es un nivel menor en la capacidad de ser soberanos. En la Revolución, en la creación de las primeras experiencias de gobierno propio, ser provincia era un estatus de recuperar la capacidad de decidir, en este caso, los pueblos de la provincia oriental”, indicó.

“Inglaterra no vino con la idea obsesiva del Estado ‘tapón’”

“La movida que hacen el 25 de agosto para liberarse desata una nueva guerra regional” entre el Imperio de Brasil y las Provincias Unidas. Iniciada ese mismo 1825, duraría tres años y provocaría la intervención de Inglaterra, “porque todo el mercado del oro y de la plata queda afectado”.

Quirici explicó que ahí surge “la complicación de mantenerse unidos en la guerra, con los hermanos del Plata”. Buenos Aires hace una constitución centralista en 1826, “ninguna provincia la acepta”, solo la oriental, y “se levantan en armas contra Buenos Aires”.

Finalmente, en 1827, en la Convención Preliminar de Paz, con la mediación de Inglaterra, Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata acuerdan el fin de la guerra y la formación del nuevo estado, que “tenía capacidad propia de gobernarse y generar la posibilidad de que se hiciera una Constitución”, algo que fue fruto de lo que empezó el 25 de agosto”. Quirici aclaró que “Inglaterra aceptó esa solución porque le traía la paz, la libre navegación de los ríos y se recuperaba el mercado”.

“Al mito del Estado ‘tapón’ hay que darle la dimensión que ocupa en la temporalidad histórica de diferentes coyunturas que eran cambiantes, pero no era el objetivo de Inglaterra. Inglaterra no vino con la idea obsesiva del Estado ‘tapón’, porque a veces nos contamos como que somos un invento inglés”.

“Cuando mirás toda la secuencia, empezás a encontrar que en nuestro pueblo, por diferentes razones, hubo una vocación de independencia y por no ser ni parte de una monarquía, ni integrado a una potencia europea; con ideas de igualdad, y hermanos del resto del Río de la Plata. El devenir llevó a una cosa que ni Buenos Aires centralista nos podía gobernar, y los brasileños tampoco”.