Desde Gaza, el 15 de julio Hamza escribió en su cuenta de Instagram que fue a buscar comida para él y su familia pero no tuvo éxito, por eso no pudo comer y sus hijos “se mueren de hambre”. “Esta es la situación de miles de familias en Gaza”, dijo, y agregó que en la biografía de su perfil de la red social hay un enlace de GoFundMe para donar dinero y así poder comprar alimentos. En la entrada de la página web para donar, cuenta que el hogar que tenía junto a su esposa y sus dos hijos, de 3 y 8 meses, “fue destruido por los bombardeos”, y destaca que si bien su historia “no es diferente de la de otras familias gazatíes”, espera que quien esté leyendo pueda ayudar a su familia a “salir de este infierno” y darles “otra oportunidad de vivir una vida normal”.

Las noticias en torno a lo que está sucediendo en la Franja de Gaza se mueven rápido. El 23 de julio, el Parlamento israelí aprobó una moción simbólica y no vinculante a favor de la anexión de Cisjordania, territorio palestino. La ayuda humanitaria por las fronteras terrestres está siendo bloqueada de manera deliberada por Israel, aunque el país sí permite que algunos países hagan lanzamientos aéreos de alimentos y suministros. En ese marco, las personas afectadas por la desnutrición aumentan, así como las muertes. Además, este lunes trascendió en la prensa israelí que el primer ministro de ese país, Benjamin Netanyahu, transmitió a sus ministros que buscará el respaldo del gabinete para ocupar de forma total la Franja de Gaza.

Más de 20.000 niños con “desnutrición aguda”

La Franja de Gaza está en el peor escenario posible de hambruna, según un informe de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), publicado el 29 de julio. Los datos indican que, para setiembre de este año, toda la población de Gaza va a enfrentar altos niveles de inseguridad alimentaria aguda (fase 3 de la IPC).

“Desde mediados de mayo, unas 325.000 personas fueron desplazadas, y 88% del territorio está bajo órdenes de evacuación o dentro de áreas militarizadas. El acceso de las personas a alimento en Gaza es alarmantemente errático y extremadamente peligroso. Desde el 27 de mayo, más de 1.000 personas fueron asesinadas mientras trataban de conseguir comida”, detalla el informe.

Más de 20.000 niños fueron ingresados para ser tratados por “desnutrición aguda” entre abril y mediados de julio, con más de 3.000 que están “severamente desnutridos”, señalan los datos. Además, los hospitales reportaron un rápido incremento en los casos de muertes por hambre en niños menores de 5 años, con al menos 16 casos desde el 17 de julio.

Las panaderías permanecen cerradas y las cocinas comunitarias son inadecuadas para enfrentar la escala de necesidades, agrega el reporte. Mientras tanto, la Fundación Humanitaria de Gaza, organización privada respaldada por Israel y Estados Unidos, “reivindica haber entregado más de 89 millones de comida desde cuatro sitios de distribución, principalmente en zonas militarizadas”. Sin embargo, apunta el documento, la mayoría de los alimentos no están listos para consumir y requieren agua y combustible para ser cocinados, lo cual no está disponible. Asimismo, IPC informa que el consumo de alimentos se ha deteriorado, lo que implica que una de cada tres personas no se alimenta por días.

Familias que “comen salteado” y “pasan días sin comer”

“Recibí el dinero, voy a ir ahora a comprar algo de comida. Espero que sigas donando para ayudarnos”, dice Israa en un mensaje de Whatsapp; Hamza, por su parte, dice que espera que “esta guerra termine” y les den comida, ya que aún no han “recibido nada”. Estos mensajes son algunos de los que recibe la psicóloga Eliana Noceti, una de las fundadoras de AyudaGazaUy, un colectivo que desde diciembre de 2024 envía dinero a familias palestinas para que puedan comprar alimentos o insumos necesarios.

Al comenzar la conversación con la diaria, Noceti destacó, en primer lugar, que “por suerte” las ocho familias que apadrinan aún están vivas, y lo aclara porque “es algo que puede pasar o no”, y “muchas veces” han sentido miedo cuando algunos de ellos no contestan los mensajes o se quedan sin internet.

Noceti apuntó que la situación de las familias “se ha deteriorado un montón” desde que iniciaron las donaciones. “Cuando nosotros empezamos había organizaciones de ayuda humanitaria, había entrada de alimentos, había otra infraestructura, no había tantos hospitales bombardeados. Ahora la realidad de las familias es que comen salteado, pasan días sin comer”, detalló.

También se refirió a la asistencia de la Fundación Humanitaria de Gaza y dijo que a través de la información que reciben de las familias, periodistas y médicos palestinos –y constatado por el informe de IPC– esos “son lugares de muerte”, que “entre el hambre e ir van igual, pero varias familias han perdido gente”, lamentó.

La relación con las familias, que data desde fines de 2024, se ha afianzado con el paso del tiempo y comentó que “hay un intercambio humano enorme”, que se da en inglés con quienes se manejen en ese idioma, y si no, tanto Noceti como las familias utilizan el traductor. “Manifiestan un agradecimiento enorme por el apoyo a todo el pueblo [uruguayo], ellos lo identifican como la gente de acá”, contó. Sin embargo, la psicóloga dijo que antes de comenzar con la ayuda tuvieron que constatar si las personas eran de Palestina, lo cual, según señaló, “no es difícil de certificar” cuando uno se detiene en la característica del número de teléfono. “En una videollamada vos ves dónde están, ves quién es la persona; la persona te habla, te muestra el lugar donde están, las condiciones, los gurises”, añadió.

“Hola, ¿cómo se puede donar algo de dinero? ¿Es seguro que alguien lo reciba?”, preguntó una persona en una publicación de Instagram del colectivo. Este punto es importante para Noceti ya que, según dijo, se genera cierta desconfianza con que el dinero llegue realmente a quienes lo necesiten. “La razón de la organización, aparte de mandar dinero, es difundir que la plata llega, es salvar ese obstáculo, explicar y mostrar las conversaciones con las personas de allá; mostrar los videos donde ellos dicen que la plata llega, compran comida, muestran lo que comen y lo que compran con lo que les mandamos”, subrayó, y destacó que “actualmente es la única forma que tienen de poder conseguir lo que necesitan para vivir sin recurrir a estos mataderos que son estos centros de ‘ayuda humanitaria’”.

Indicó que “hay muchas formas de sumarse” para colaborar con las familias, como la difusión de lo que hace el colectivo, la compra de rifas que se organizan, donar ropa para vender en ferias e incluso hay artesanos y artistas que les dan lo que crean para que se venda. Para las personas que deciden enviar dinero directamente, AyudaGazaUy se encarga de hacer un asesoramiento, que consiste en pasar los links de donación y los contactos de las familias.

La psicóloga explicó que como colectivo decidieron apadrinar sólo a ocho familias, aunque haya “un montón de pedidos”, porque lo que logran mandar “no cubre las necesidades”. “Resolvimos cerrar en ocho para no generar falsas expectativas, y no nos da ni para cubrir a esas ocho”, señaló.

Las familias a las que apadrinan son de diferentes zonas de Gaza, y, según contó, una de las chicas, Israa, vive en una casa que es “mitad escombros”. “La mayoría de las familias están en tiendas, carpas, en la playa, en donde se pueda, en condiciones horribles, o por el frío o por el calor, sin agua, sin nada”, lamentó, y en esa línea dijo que en la cuenta de Instagram del colectivo comparten “muchísimos videos de ellos y las historias que ellos publican” para que la gente de Uruguay “pueda ver su situación diaria en tiempo real”.

Cuenta de Instagram cerrada

Noceti resaltó que “hay muchísima gente haciendo esto mismo”, ya que los palestinos “lo único que pueden recibir es dinero electrónico”, por lo que “hay gente en muchos países organizándose para enviar dinero, organizando rifas, festivales, manuales de cómo enviar dinero y cómo llega el dinero y qué hacer, cómo apadrinar una familia”.

De todas formas, no es tan sencillo; Noceti contó que Instagram les cerró la primera cuenta que tuvieron –@ayudagazauy– así como las cuentas personales de los integrantes de la organización. Consultada sobre si se les dio alguna razón, la psicóloga dijo que les notificaron que “no cumplía con las normas de la comunidad y nada más”, pero que en realidad “no se sabe por qué”. “Realmente no sé qué normas podemos no cumplir porque además tratamos de ser cuidadosos en lo que compartimos; el fin no es político, es humanitario”. Aun así, la cuenta original no pudieron recuperarla y tuvieron que abrir otra: @ayuda.humanitaria.gaza.uy.

“Nosotros lo vivimos como una persecución. Sabemos que hay muchas páginas de estas que están siendo cerradas. Desde esta cuenta inmediatamente empezamos a recibir restricciones y avisos de restricción, no nos dejaba responder comentarios, no nos dejaba responder chats, y en una de esas lo que pidieron fue que ingresaran una cédula, ingresé la mía y nos dejaron responder chats, pero es una cosa súper persecutoria”.

Comentó que con la cuenta anterior había un chico que les donaba dinero para que paguen publicidad, pero ahora, con la nueva, resolvieron no destinar recursos para eso para no arriesgarse. “Lo que estamos haciendo es hacer otras cosas, hacer remeras, bolsos, llegar de otra forma a la gente para no arriesgarnos, pero igual seguimos creciendo, y la idea es seguir creciendo y que cada vez se sume más gente que apadrine y se vincule directamente con algunas familias de allá”, remarcó.