Este martes de mañana, la Cámara de Senadores se reunió en forma extraordinaria, a pedido de la bancada del Frente Amplio (FA), para tratar el insulto homofóbico que el senador nacionalista Sebastián da Silva dirigió a su par oficialista Nicolás Viera en esa sala en la noche de la interpelación al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti. Como se logró un acuerdo entre los tres partidos que integran la cámara alta para la declaración final, no hubo debate y la sesión resultó muy corta, de cerca de media hora.
Viera abrió la sesión afirmando que la forma de funcionar que están teniendo, en cuanto a sus “vínculos personales, la tonalidad de los discursos y la profundidad del debate parlamentario” no es nueva. “Sucede que esta vez tocamos fondo”, acotó, y agregó: “Estábamos viendo como normal el desplazamiento del intercambio ideológico, de la confrontación de pensamientos y las situaciones de forma, al tiempo que ganaron terreno el descrédito personal, los improperios, los insultos y hasta el delito de odio”.
“Y quiero empezar por mí. Reconozco, como lo he hecho de manera pública, que el tono de mis palabras y los términos usados en mi última intervención no fueron los adecuados ni los pertinentes para ayudar a mejorar el funcionamiento de esta casa”, señaló Viera. Sostuvo que si bien reafirma la lectura de los hechos que narró en aquella sesión, no cree ni le “consta” que Da Silva “pueda ser catalogado como estafador”. “De hecho, no fue el espíritu que quise imprimirles a mis expresiones”, subrayó.
“También diré que la reacción con que se respondió a mi desatino lejos está de entenderse como equivalente, cuando recibo un insulto de tamañas dimensiones que, además, por si fuera poco, lejos de condenarlo sin más, hubo firmas que cargaron sobre el agredido la culpabilidad de todo el episodio”, indicó.
Agregó que es el primero en mirarse al espejo para mejorar sus prácticas y que también espera “que los demás lo hagan”. “Por tanto, se impone una disculpa a esta casa, a mi bancada y a mi persona, sin titubeos, con todas las letras y en este ámbito, lugar donde resonó aquella agresión”, señaló.
Luego, Viera habló sobre cómo lo afectó el insulto en el plano personal. “Desde hace varios días, estoy siendo punto de ataque homofóbico y discriminatorio, mediante las redes sociales, por un ejército de odiadores reincidentes (gran parte de ellos anónimos) que encontraron en este episodio un caldo de cultivo para propagar sus miserias humanas”, sostuvo.
En ese sentido, Viera dijo que es un “episodio angustiante” que no le desea a nadie, “pero que refleja la realidad de decenas de uruguayas y uruguayos que padecen a diario este tipo de insultos en la calle, en el ómnibus, en su casa y en el trabajo”. “De ahí que nuestro compromiso con lograr ambientes libres de machismo, odio y homofobia cobra hoy una importancia singular”, finalizó.
Da Silva y sus muchas disculpas
“Yo quiero pedir no una sino tres o cuatro disculpas”, empezó, a su turno, el senador Da Silva, y señaló que la primera disculpa es al Senado, “que hoy está dejando de hacer cosas por este episodio”. “La segunda es a la gente. El espectáculo llega un momento en que cansa, harta, pudre. Yo no soy de los que creen que acá adentro tenemos superpoderes; a mí la investidura es una palabrita que no me cabe, pero que existe”, indicó.
En tercer lugar, le pidió perdón a Viera. Explicó que los jugadores de rugby, como él se “precia” de ser, cuando están en la cancha golpean “fuerte”, pero hay cosas que no pueden hacer, como “un tackle al cuello, porque lastima”. “Y creo que lo que hice fue un tackle al cuello, que generó una lastimadura no querida. Y ante eso, le pido disculpas. Uno no está en la vida para que la gente odie a los otros”, agregó.
Sebastián da Silva, el 19 de agosto, durante la sesión.
Foto: Gianni Schiaffarino
Más adelante, Da Silva dio su “palabra” de que, por su parte, “este tipo de cosas no van a volver a pasar”. “Fue lo que me enseñaron. [Ser un] hombre de palabra y trabajador son los legados que voy a llevar y que espero trasladarle a mi familia; y esta es una palabra dada, que para mí es más que cualquier cosa. ¿Eso significa que acá no vamos a tener discursos pasionales? No, vamos a tener”, subrayó.
Por último, Da Silva dijo que la situación de Conexión Ganadera “es una marca caliente”, porque “andan por ahí 4.000 familias, de todo tipo de situaciones, algunas que son aberrantes, gente que no tiene plata para hacer los tratamientos oncológicos, gente con hijos que habían hecho esa inversión para pagarles acompañantes terapéuticos”. “Es una marca caliente de jodedores que se aprovecharon de la inocencia de la gente”, continuó. Pero dijo que eso “no justifica el daño y que haya lastimado a la familia y al senador Viera”.
“Pero no es algo que para mí haya sido menor. A mí se me dicen todos los días muchas cosas, y a usted también, señora presidenta [Carolina Cosse], y acá a todos más o menos. Y eso, por la cercanía que tengo con esa realidad, logró que no estuviera acorde a este Senado y a las circunstancias”, finalizó.
La moción
Luego de las palabras de ambos, tras un acuerdo entre los tres partidos que integran el Senado, se propuso que se diera por suficientemente discutido el tema y se votó una moción de resolución sobre el fondo del asunto, firmada por los coordinadores de bancada de todos los partidos: Daniel Caggiani, del FA, Robert Silva, del Partido Colorado, y Graciela Bianchi, del Partido Nacional.
En la declaración se rechaza “categóricamente cualquier comportamiento que pretenda menoscabar la calidad del diálogo y erosionar el respeto mutuo”. “Estas acciones comprometen la capacidad colectiva de abordar los grandes desafíos nacionales y responder a las urgentes necesidades de la población”, se agrega.
En el segundo punto de la moción se afirma, “con convicción”, el valor insustituible del diálogo sereno, argumentado y respetuoso “como la base fundamental para la construcción democrática”. Porque “sólo a través del intercambio plural de ideas, sustentado en el respeto mutuo y el apego a las normas, se puede avanzar en la dirección que el país requiere y merece”.
En el tercer punto se subraya que “la preservación de un espacio deliberativo constructivo y respetuoso es responsabilidad de todos sus integrantes, en cumplimiento con el mandato ciudadano” que sustenta la institución “como garante de la calidad democrática”. “El disenso político es inherente a la democracia, pero debe expresarse dentro de los marcos de la convivencia, el decoro parlamentario y la consideración hacia los demás, sin lugar a expresiones que denigren, discriminen o generen un clima de confrontación estéril que aleje a la ciudadanía de sus instituciones”, se agrega.
Por último, en la moción acordada se señala que este compromiso exige un ambiente de trabajo institucional “que privilegie el entendimiento sobre la confrontación y centre sus energías en la búsqueda de acuerdos y soluciones que respondan a las urgentes necesidades de la población, garantizando siempre la dignidad del debate y la fortaleza de nuestra democracia”.
Luego de ser leída en sala, la moción fue votada por 29 de los 30 senadores presentes. El único que no levantó la mano fue el colorado Gustavo Zubía.
Zubía, Bianchi y sus diferencias
En diálogo con la diaria, después de la sesión, Zubía dijo que no votó porque no le pareció “oportuno” el texto al que se llegó. Considera que hubo, “y debería haber quedado más en claro, la comisión de dos conductas delictivas”. Por un lado, “un delito de difamación, que fue el que propinó Viera a Da Silva, y [por el otro] un delito de injuria, que fue el que propinó Da Silva a Viera”.
“Por supuesto que todo esto se ve con la óptica partidaria: se agranda el delito que le cometieron a tu copartidario y se achica el otro delito. Pero decir que pertenece a la elaboración de una estafa es un delito de difamación, y decirle ‘puto de mierda’ es un delito de injuria. Hay un mecanismo en el Código Penal, cuando dos seres humanos se agreden verbalmente mutuamente, que neutraliza; es el artículo 40. El juez está habilitado para naturalizar las responsabilidades penales”, sostuvo.
Zubía agregó que no votó la moción porque “apelaba a elementos emocionales, a buenas intenciones”, pero “acá hay un aspecto muy frío a considerar, que es la norma penal”.
El senador colorado agregó que le pareció pertinente la aclaración que hizo en sala su correligionario Pedro Bordaberry, en el sentido de que las disculpas “son al cuerpo, porque pararon la interpelación” y hubo “desajustes en conjunto”. “Desajustes que son un poco característicos de cada uno de los sujetos involucrados. Ninguno es la primera vez que tira la piedra”, finalizó Zubía.
Por último, luego de la sesión, Bianchi, coordinadora de la bancada blanca, dijo a la diaria que su postura era “no entrar a sala”, aunque finalmente lo hizo, porque en este tema hay “responsabilidades de todas las partes” y, de esta forma, “todo se licuó”. “Y a mí no me interesa que se licuen los problemas, me gusta discutirlos a fondo. Segundo: la declaración, que yo firmé y voté es un precedente muy grave, porque es un camino que se está marcando en muchos países, que no son precisamente de la tradición democrática nuestra, de limitar la libertad de expresión”, finalizó.
Foto: Gianni Schiaffarino
El coordinador de bancada del FA en el Senado, Daniel Caggiani, fue consultado en una rueda de prensa sobre si su partido piensa aplicar contra Da Silva el artículo 115 de la Constitución, que prevé la suspensión de los legisladores por “desorden de conducta”. Caggiani afirmó que ese artículo “siempre está arriba de la mesa porque tiene que ver con un tema del comportamiento de los legisladores”, pero acotó que “sin dudas el pedido de disculpas públicas ayuda por lo menos a bajar la espuma en ese sentido” y señaló que “no es menor que se haya hecho en sala”.