Este miércoles, en el marco de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas y en paralelo al debate general, se celebró la segunda reunión “En defensa de la democracia: luchando contra el extremismo”, con el objetivo de “promover una diplomacia democrática activa” que fomente la cooperación entre estados con “ideas afines frente a la erosión institucional, la desinformación, el discurso de odio y la creciente desigualdad social”.
La primera edición, impulsada por los presidentes de Brasil y España, Luiz Inácio Lula da Silva y Pedro Sánchez, tuvo lugar en 2024. En el último año, el espacio se replicó con el encuentro de líderes progresistas denominado “Democracia siempre”, en Santiago de Chile, en el que participaron, además del presidente local, Gabriel Boric, Lula da Silva, Sánchez y los mandatarios de Colombia y Uruguay, Gustavo Petro y Yamandú Orsi. En ese sentido, este segundo encuentro en la ONU pretendió retomar los compromisos de 2024 y reflejar el progreso alcanzado durante la reunión de julio en Chile. Además, se adelantó que una cuarta instancia del foro se celebrará en Madrid, antes de la Asamblea General de 2026.
Los anfitriones de la reunión fueron los mandatarios mencionados. Entre los asistentes hubo representantes y líderes de países como Albania, San Vicente y las Granadinas, México, Australia, Bolivia, Sudáfrica y Noruega, así como de la Unión Europea y del Consejo Europeo. Sánchez destacó la presencia de representantes de varios continentes, especialmente de África, aunque reconoció que aún hay “deberes que hacer cuando hablamos del continente asiático”. Asimismo, al igual que Boric, señaló que es necesario que “más mujeres participen en las intervenciones y en las discusiones”.
Boric fue el encargado de moderar e inaugurar las oratorias. El presidente chileno destacó al comienzo de su alocución que la humanidad, mirada en perspectiva, “siempre se ha enfrentado a tiempos desafiantes y siempre logra salir adelante aun en los momentos más adversos”. Sostuvo que las fuerzas progresistas no tienen permitido el desánimo, porque “sabemos que son las voluntades humanas las que determinan el destino de la historia”. En ese sentido, llamó al progresismo a creer “en nosotros mismos”, pese a que “hay algunos que tienen mucho poder, que gustan de humillar al que menos tiene”. “Al final del día, aunque el día sea largo, la razón siempre termina triunfando”, afirmó.
El mandatario chileno, no obstante, remarcó que “eso sólo es posible si lo hacemos juntos”. “Solo no se salva nadie”, reafirmó, y mencionó algunas “pequeñas señales de esperanza” impulsadas por los pares sentados a su lado. Boric señaló que “las amenazas a los valores y a las instituciones democráticas están a la orden del día”. A diferencia de las dictaduras del siglo pasado, los quiebres de la democracia se gestan “poco a poco, tomándose las instituciones, desprestigiando a quien piensa distinto, tratando al legítimo adversario como enemigo”, consideró. Resaltó el valor de la disputa política: “Todos quienes estamos aquí presentes enfrentamos oposiciones duras, firmes. Pero eso tiene un límite”, sostuvo.
“Al verlos a ustedes acá reunidos, tengo esperanza. Tengo esperanza porque estamos hablando en positivo”, destacó el presidente. Apuntó que no basta con señalar “a quien creemos que es una amenaza, no basta con decir esto no me gusta, no basta con generar miedo”, sino que “tenemos que transmitir las ideas en las que creemos”.
Repasó los tres ejes sobre los que se avanzó en la reunión de 2025 y señaló que el objetivo es trabajar sobre ellos, no sólo desde los liderazgos políticos institucionales, sino también desde la sociedad civil organizada. “No olvidemos de dónde venimos. La sociedad civil es fundamental en una democracia”, afirmó el presidente chileno, al recordar su origen en el movimiento estudiantil.
Con respecto a los puntos en los que se busca avanzar, Boric mencionó la necesidad de una reforma al multilateralismo que permita impulsar un nuevo sistema de gobernanza internacional. “El mundo no es el mismo de 1945, y eso las instituciones, en particular la ONU, lo tienen que asumir”, afirmó. En esa línea, abogó por “una diplomacia activa” y una “mayor colaboración internacional en la gobernanza digital”.
Luiz Inácio Lula da Silva, Yamandú Orsi, Gabriel Boric, Pedro Sánchez y Gustavo Petro, el 21 de julio, en el segundo encuentro de Democracia Siempre, en el Palacio de la Moneda, en Santiago. Foto: Rodrigo Arangua
Orsi: “De nada sirve pasar por esta vida siendo un esclavo de un régimen político que no te deja mover, pero que es exitoso económicamente”
Lula da Silva repasó su trayectoria sindical y política en el Partido de los Trabajadores, sus candidaturas presidenciales fallidas desde 1989 y su llegada al poder por primera vez en 2003. El presidente brasileño invitó a sus pares a pensar qué hacen cada día en favor de la democracia. “Pregúntense qué hicimos durante el día para fortalecer la democracia. ¿Con cuántas personas hablaste acerca de la democracia? ¿Con cuántas personas hablaste acerca de la necesidad de la organización popular? ¿A cuántas personas llamaste para organizarte?”, sostuvo, y respondió: “La verdad es que no hablamos acerca de la democracia, y si no hablamos de esto, no nos hemos organizado, y si no nos organizamos, la democracia pierde”.
El mandatario añadió algunas inquietudes: “¿En qué se equivocaron los demócratas? ¿Dónde es que la izquierda realmente se ha equivocado? ¿Por qué hemos permitido a la extrema derecha crecer de la manera como está creciendo?”, y preguntó: “¿Es nuestra incompetencia?”. En ese sentido, llamó a sus pares a pensar en esas preguntas y esbozó una explicación: “Muchas veces nosotros ganamos las elecciones con el diálogo de la izquierda, pero cuando empezamos a gobernar satisfacemos los intereses de nuestros enemigos, mucho más que a los de los amigos. Empezamos a prestarles atención a quienes realmente nos mancillan. Ese es el fracaso de la democracia”.
En su intervención, Orsi retomó algunas de las ideas de su par brasileño. El presidente uruguayo reconoció que ya no se habla “de cosas que históricamente eran no sólo consignas, sino que eran nuestra razón de lucha política”. Cuestionó que el éxito de una gestión de gobierno se mida en términos económicos, cuando, en realidad, “uno debería preguntarse si, después de que pasan los años que nos toca estar al frente de un país, la gente es más o menos feliz. Yo no creo que se resuelva sólo con PIB o con indicadores de carácter geopolíticos”, sostuvo.
Orsi también invitó a pensar en “qué es lo que nuestra gente está esperando de la política o de los gobiernos”. Recordó que el expresidente José Mujica “decía siempre que lo que caracterizaba a todo el mundo occidental es el inconformismo”. A esa idea, sumó: “Yo creo que al inconformismo se le agregó la desesperanza. Cuando uno ve los comportamientos electorales, lo que aparece siempre es la falta de esperanza o la disconformidad permanente”. En ese sentido, consideró que se debe reinstalar “el tema de la democracia”, así como “también debemos revalorizar y retomar la bandera de la libertad”, ya que, a su entender, no sólo “desde distintos sectores de las corrientes del pensamiento dejamos de hablar de esto, sino que además nos dejamos arrebatar esa bandera”.
“De nada sirve pasar por esta vida siendo un esclavo, ya sea de un régimen político que no te deja mover, pero que es exitoso económicamente, o siendo un esclavo del trabajo permanente y del rigor excesivo para tener más recursos y poder acceder a más y más cosas”, consideró Orsi. En alusión al pensamiento de Mujica, agregó que “lo que no tenemos es el tiempo de hacer las cosas que antropológicamente debemos hacer para ser felices”. La felicidad del ser humano, acotó Orsi, “está en la raíz de nuestra concepción democrática”, y no sólo abarca “a la izquierda, sino también a otros sectores liberales del pensamiento”.
Al final de su oratoria, el presidente consideró que, en la medida en que se retome el camino del diálogo democrático y la idea de que en el debate entre fuerzas políticas es “donde debe resolverse el rumbo de un país”, se podrá revalorizar la democracia.
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Petro: “Si la sociedad norteamericana pasa al irracionalismo, pues estamos en unas circunstancias previas a una barbarie generalizada”
Petro comenzó su oratoria con referencias al discurso de Donald Trump de ayer ante la Asamblea General de la ONU. Advirtió que, “si la sociedad norteamericana pasa al irracionalismo, que fue a lo que invitó Trump: no a la ciencia, no a la razón, el asalto a la razón –en referencia al concepto del filósofo húngaro Giorgy Lukács–, pues estamos en unas circunstancias previas a una barbarie generalizada”, dijo Petro.
El presidente colombiano señaló que las propuestas totalitaristas que han tenido lugar a lo largo de la historia “casi siempre se han basado en dos ejes: el miedo de la gente y la mentira”. En ese sentido, apuntó que actualmente la mentira está presente en los “medios de comunicación en manos de un gran capital”, en “la posibilidad de una inteligencia artificial mucho más brutal en términos de manipulación de la información”. Advirtió sobre la privatización del “intelecto acumulado de la humanidad” digitalizado en la nube por parte de las grandes empresas tecnológicas, y señaló que es un debate global pendiente si “va a haber dueños privados de la nube o va a ser un dominio público global”. “Este tema de la mentira y la verdad hoy es un campo de batalla. Y hay que darle armas a la verdad”, consideró Petro.
Con respecto al miedo, el mandatario lo resumió en tres tipos: a la crisis climática, “a la mujer libre” y al migrante. Sobre el primero, apuntó: “Nos acercamos al colapso, eso da miedo. El miedo a morir, miedo a que los hijos mueran”. Señaló que las iniciativas para revertir la situación pueden llegar a ser tomadas como que proponen “acabar con el confort”. “El mundo del bienestar está carbonizado. Cuando hablamos de descarbonizar, entonces se iguala a quitar el mundo del bienestar”. Por otro lado, acotó que el miedo de los hombres a la “pérdida del poder” frente a la liberación de las mujeres los lleva hacia la extrema derecha. En cuanto al miedo a los migrantes, señaló que es una discusión que “trae votos” en las sociedades racistas, y alertó que “el progresismo se ha pegado a la necesidad de ganar mayoría”. En ese sentido, llamó a que el discurso progresista, por ejemplo, en Europa, enfrente el racismo.
Carta de 44 ganadores del Premio Nobel
Luego de las oratorias de los presidentes, el primero en tomar la palabra fue el economista estadounidense Joseph Stiglitz, expresidente del Banco Mundial (1997-2000) y premio Nobel de Economía (2001), quien consideró que la iniciativa es un “rayo de esperanza” en medio de “momentos oscuros con la prensa y con otros que nos atacan a nivel democrático y liberal”.
El economista participó en representación de 44 ganadores del Premio Nobel de distintas disciplinas, quienes firmaron una carta en apoyo al encuentro por “promover la democracia, fortalecer las instituciones, abordar la desigualdad de ingresos y combatir el ecosistema de desinformación en línea”, sostienen en la carta leída por Stiglitz.
“Respetamos su firme compromiso con la paz, respeto por la ley internacional y la ley humanitaria internacional. Apoyamos el énfasis en la importancia de la calidad de la información y de las noticias para informar al público, promover un compromiso civil constructivo y promover la democracia”, añadieron los ganadores del Nobel. Manifestaron especial preocupación por los “efectos alarmantes” de la vulneración de la libertad de expresión y académica, así como por las demandas por difamación contra periodistas en todo el mundo. También alertaron sobre “el inmenso poder de amplificación de la desconfianza y la desinformación que se ha cedido a las plataformas tecnológicas y, ahora, a las compañías de inteligencia artificial”.