El Partido Comunista del Uruguay (PCU) tendrá en diciembre su 33er Congreso Ordinario. En un documento con las bases para la discusión en esa instancia, hace una evaluación del último período electoral y traza una serie de desafíos tanto para el propio partido como para el Frente Amplio (FA).

El congreso se realizará entre el 12 y el 14 de diciembre y servirá, además de estas discusiones políticas, para elegir un nuevo Comité Central y un nuevo secretario general, que deberá suplantar a Juan Castillo, quien tiene la posibilidad de volver a presentarse.

En el análisis de la última elección nacional, el partido introduce que, además de la puja por el gobierno nacional, estuvo arriba de la mesa la discusión sobre la seguridad social, dada la propuesta de plebiscito impulsada por el movimiento sindical. El PCU recuerda que para varios sectores políticos y sindicales la apuesta era al cambio de gobierno y a que los cambios en seguridad social se materializaran en el diálogo social que proponía el por entonces candidato y hoy presidente, Yamandú Orsi.

Otros sectores, entre los cuales se incluye, continúa el PCU, pensaban que esa formulación “no era antagónica con explorar otras formas de lucha”, como la “apelación a la movilización de masas tras la única forma de democracia directa disponible”, que era el plebiscito. Es de esa forma que el partido adoptó la tarea de impulsar la modificación de la Constitución, a pesar de no haber logrado los “amplios consensos” y “con un contenido que no era” el pretendido inicialmente.

A su vez, el PCU señala que promover la discusión dentro del FA, que derivó en la decisión de adoptar una libertad de acción, implicó un “manejo cuidadoso de los debates en el campo popular”, en el sentido de “no caer en divisionismos, falsos antagonismos entre las elecciones nacionales y la consulta”. “De igual modo, intentamos evitar que el partido quedara aislado frente a las interpretaciones que pretendían responsabilizarnos ante posibles derrotas electorales”, añade.

Lamentablemente, agrega, “esto no fue acompañado” por algunos actores dentro de la izquierda, que “hicieron campaña pública en contra” de la iniciativa, “a pesar de los compromisos asumidos”. En esa dirección apuntan directamente a la postura tomada por 111 economistas del FA. “Aun en esas condiciones, logramos alcanzar 430.000 firmas”.

Sobre el actual período de gobierno, el PCU indica que se llegó al poder en una “realidad inédita para el país”, marcada por la “no existencia de mayorías parlamentarias propias en ambas cámaras” y el “predominio de la derecha a escala departamental y municipal”. Esto supone que “no basta con los acuerdos” dentro del FA, sino que se debe avanzar en lograr apoyos en otros sectores partidarios.

Siguiendo con ese análisis, comenta también que la Coalición Republicana “no ha logrado asentarse orgánicamente” desde su postura de oposición, dadas “ciertas divergencias”, pero el “núcleo blanquicolorado ha mostrado su firme decisión de enfrentarse desde el primer momento al programa y las decisiones políticas de nuestro gobierno”.

También menciona la postura que deben tomar el FA y el gobierno respecto de este posicionamiento de la oposición, sobre todo, teniendo en cuenta las posiciones adoptadas por los partidos opositores en la discusión de la Rendición de Cuentas 2024, la compra de la estancia María Dolores y la decisión de no continuar con el proyecto Neptuno. En esa dirección, los comunistas hacen un llamado a la “acción movilizada de las masas” para conseguir avances legislativos.

“Más allá de las posturas existentes en el Frente Amplio respecto de que es mejor no salir a confrontar con la derecha política para poder conseguir apoyos parlamentarios extrafrenteamplistas, estos hechos demuestran que hay una decisión estratégica de duro enfrentamiento para prohijar un retorno al gobierno en 2029”, se explaya.

Al respecto, el PCU asegura que “varios temas” requerirán una amplia participación. En tal sentido, menciona el diálogo por la seguridad social, el Congreso de la Educación y la matriz impositiva, “cuyo elemento más saliente ha sido el 1%”, en referencia a la propuesta del PIT-CNT de impulsar un impuesto que grave al 1% más rico de la sociedad.

“Un presupuesto quinquenal no adecuado para financiar políticas públicas”

A pesar de estas puntualizaciones, el PCU advierte que el desarrollo del gobierno “no está exento de contradicciones” en su vínculo con el FA y con el movimiento social. En ese sentido, indica que se “vuelven a poner en tensión las diferentes concepciones respecto del vínculo” de la fuerza política con el gobierno y del rol de los movimientos sociales.

Como aspectos positivos, el PCU menciona la modificación del decreto reglamentario de la ley de medios y la cancelación del proyecto Neptuno. Sin embargo, marca que el gobierno “al mismo tiempo muestra señales de un presupuesto quinquenal no adecuado para financiar políticas públicas que respondan a desandar el modelo de la desigualdad” y que incluso “descarta considerar la propuesta del 1% o adopta una posición claudicante sobre el genocidio del pueblo palestino”.

A su vez, el PCU pone sobre la mesa la discusión acerca de la importancia de las bases programáticas del FA. “Nuevamente se escuchan voces diciendo que una cosa es el gobierno y otra es la fuerza política y que el programa no puede ser un corsé o que es un indicativo”, plantea el sector, y recuerda un documento aprobado en 2004, en el que se establece qué tipo de relación deben tener la fuerza política y el gobierno.

Que no haya mayorías parlamentarias, añade el partido, “no puede transformarse en una excusa respecto de los objetivos programáticos, sino en un escollo que debe superarse con la articulación” del frente de izquierda. “En particular, si se va fomentando un estado de frustración en la militancia, el primer círculo de defensa del proyecto político frenteamplista, se impide la síntesis adecuada de los avances y el distanciamiento frente a las insuficiencias. Y, sobre todo, nos pone de nuevo ante la frustración general del pueblo y la posibilidad de que la derecha retome el gobierno. Al contrario de pensar en ‘palos en la rueda’, esta perspectiva refleja la defensa del proceso de cambios”, sentencia.

Para los comunistas y los frenteamplistas, añade el documento, el “programa no es una herramienta de campaña que, una vez pasadas las elecciones, guardamos en un cajón”. “También aprendimos que, para poder cumplir con el programa, más aún con las dificultades a afrontar en este período, es sustantivo el rol de la fuerza política y del movimiento social”, sintetiza.

Cuestionamientos a quienes señalaron que Cosse no le ganaba a Delgado

El PCU también adelantó que en el próximo congreso analizará la “pertinencia” de su apoyo a la precandidatura de Carolina Cosse a la presidencia, pero cuestiona las voces de “referentes de nuestra fuerza política” que surgieron en ese momento y señalaban que “con Carolina no se le ganaba a [Álvaro] Delgado”, el candidato del Partido Nacional. “Más allá de lo desigual de la campaña, pensamos hasta último momento que la diferencia era menor que la que se expresó en las urnas”, añade.

El PCU destaca que, pasadas las elecciones de octubre, el Espacio 1001 tuvo una “mayor incidencia”. Señala, asimismo, que el resultado deja una “bancada con una amplísima mayoría del Movimiento de Participación Popular”, para lo que “no es siquiera aplicable el reglamento de la bancada para tomar decisiones”.

“Esto significa hacer los máximos esfuerzos para tejer hacia adentro al mismo tiempo que debemos tejer hacia afuera, con la oposición y, por supuesto, en nuestro vínculo con las organizaciones populares”, resume.

“Nosotros debemos ser consecuentes con la búsqueda de los acuerdos para el fortalecimiento del Frente Amplio rumbo al Congreso que se realizará el año que viene, alejados de todo sectarismo, sobre la base de sostener el carácter de coalición y movimiento que le dan la fortaleza histórica necesaria. El sectarismo es una posición cómoda, que impide la riqueza del debate real de ideas, sin prejuicios. El enemigo no está dentro del Frente Amplio”, añade.

Por último, el PCU hace una crítica a las llamadas “colectoras de votos”. “La tentación sería que todos las hiciéramos, pero seguramente el Frente será otro. Hoy tenemos en varios departamentos ediles que son desconocidos para la fuerza política y desconocen a la fuerza política y su programa. El problema no es legal, es político, y habrá que encontrar el momento para discutirlo”.