Un hombre de 61 años, oriundo del pueblo floridense de 25 de Mayo, fue operado ayer en el Hospital de Clínicas; tenía Parkinson desde hacía más de cinco años, y los medicamentos ya no le hacían efecto. Su caso fue seleccionado por el Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas, de la Universidad de la República, para emplear una compleja técnica que, mediante el uso de microrregistros cerebrales, permite implantar electrodos cerebrales profundos. Lo novedoso es que fue la primera cirugía hecha en el sector público de salud con esta tecnología. La intervención fue larga: comenzó a las 8.00 y minutos antes de las 19.00 los médicos salieron a hablar con la prensa; una hora antes les habían anunciado a los familiares que todo había salido bien.
Desde 2007, en el Hospital de Clínicas se llevaron a cabo 23 cirugías de Parkinson. La operación consiste en colocar electrodos cerebrales y un marcapasos cerebral (que se ubica en el pecho pero no es como los cardíacos) con los que se hace una modulación eléctrica de las neuronas afectadas. Las 22 cirugías anteriores habían sido realizadas de otra forma: con el paciente despierto todo el tiempo, para que los médicos pudieran ver cuáles eran las neuronas afectadas. “Lo de hoy fue algo diferente en el ambiente público: logramos introducir tecnología de avanzada, de primer uso a nivel mundial”, explicó Humberto Prinzo, director del Instituto de Neurología del Hospital de Clínicas. Detalló que la planificación operatoria se hace por computadora, eligiendo los blancos cerebrales; con el paciente dormido, se hace un orificio en el lado izquierdo del cráneo y otro del lado derecho, y por ahí “se bajan pequeños electrodos, muy finitos”, que van directo a los blancos cerebrales. “Con esto uno puede monitorear, registrar, ver las neuronas cerebrales, su actividad eléctrica, y definir exactamente dónde colocar el electrodo de estimulación profunda”.
La cirugía se concretó con la participación de Stéphane Palfi –director del Servicio de Neurología de la Universidad de París XII en el Hospital Henri Mondor de Crétel (Francia)–, con quien se han formado docentes uruguayos. Durante la charla, Palfi explicó que usar microrregistros cerebrales en estas cirugías permite tener “muchísima más precisión”.
“El paciente está muy bien, la cirugía salió dentro de lo planificado”, informó Prinzo, que anunció que la programación eléctrica del dispositivo puede iniciarse a las 24 o 48 horas, y que permite “mejorar la calidad de vida del paciente en los síntomas motores”. Contó que de las 22 personas que han operado, cerca de 30% se reintegró a su actividad laboral, y entre 70% y 80% “volvieron a la vida”. Aseguró que, tras operarse, las personas pueden retomar incluso actividades deportivas.
Prinzo aclaró que no todas las personas con Parkinson ameritan una neurocirugía, y que se les indica apenas a entre 5% y 15%. “Debe cumplir por lo menos un protocolo de selección de pacientes que abarca un seguimiento estricto durante seis a ocho meses, en donde hay más de diez ítems que el paciente debe cumplir para poder ser candidato a la cirugía”, mencionó.
La edad promedio a la que afecta esta enfermedad es a los 55 años, pero en casos de una fuerte preponderancia genética, puede atacar antes de los 40. Prinzo explicó que durante los primeros cinco años de tratamiento con pequeñas dosis de medicamentos, el paciente está bien, pero que después de ese momento “los medicamentos van aumentado y llega un momento en que hasta pueden generar fenómenos adversos, lo que hace que aparezcan otros movimientos, no estereotipados, que se llaman disquinesia, y eso a veces es discapacitante”. Añadió que lo otro que es “discapacitante” son los “períodos de congelamiento”, que ocurren cuando el cuerpo “se encuentra rígido y no puede desplazarse de su lugar” durante una y hasta cuatro horas en la misma posición, pero para eso no sirve esta cirugía.
Quién paga
En Uruguay, la primera cirugía de Parkinson con uso de microrregistros cerebrales se hizo en 2016, en el ámbito privado. El lunes la presencia de Palfi permitió hacer otra cirugía de estas en una institución privada. Esta es la primera del sector público, y eso es lo que buscó transmitir el Clínicas, que entre sus 23 pacientes incluye a algunos del ámbito privado. “Nuestra idea era traerlo para el ambiente académico universitario del Hospital de Clínicas”, dijo Prinzo valorando la presencia de Palfi, que aseguró que los equipos uruguayos están capacitados para continuar la tarea.
Se estima que en Uruguay hay entre 2.500 y 3.000 personas con Parkinson y que podrían necesitar operarse alrededor de 15 personas por año. El gran problema es el costo del marcapasos: el dispositivo cuya pila dura seis años cuesta alrededor de 35.000 dólares, mientras que el que cuenta con una batería que dura diez años cuesta unos 52.000 dólares.
La cirugía de ayer se hizo con el apoyo de la embajada de Francia, pero para las 22 cirugías anteriores fueron necesarios colectivos, venta de rifas y kermeses de las comunidades en las que viven los pacientes. Prinzo explicó que su equipo está en gestiones para instrumentar para el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) un proyecto de neuromodulación para todos sus usuarios, públicos y privados. Dijo que sería bueno lograr una articulación entre el SNIS, el Fondo Nacional de Recursos, el Ministerio de Salud Pública y la Facultad de Medicina “para ver cómo congeniar que esas pocas personas por año puedan acceder a esta tecnología que les cambia la vida”. Entre las cosas a solucionar está la reducción de impuestos: dijo que de los equipos registrados en el MSP, “prácticamente 44% del valor del dispositivo electrónico son impuestos”. Añadió que está estudiado a nivel mundial que “estos dispositivos electrónicos en cuatro o cinco años pagan los costos del aparato por la disminución sólo del uso en medicación, porque la medicación antiparkinsoniana es muy costosa: un parkinsoniano gasta de 1.000 a 2.000 dólares por mes”.