Montevideo fue sede del II Encuentro Latinoamericano de Derechos Humanos y Salud Mental que, del martes 9 al jueves 11, reunió en más de diez sedes capitalinas a cerca de 2.000 personas de 14 países de la región, según expresó, en diálogo con la diaria, Andrés Techera, docente de la Universidad de la República (Udelar) e integrante del comité organizador. Techera evaluó que el encuentro fue un “éxito”, ya que se dieron las condiciones para que se presentaran “diferentes trabajos y propuestas; la forma que tuvo el encuentro fue una invitación a que los participantes que se sintieran convocados por el lema de derechos humanos y salud mental pudieran presentar sus diferentes experiencias”, agregó.
El encuentro fue organizado por la Red Latinoamericana de Derechos Humanos y Salud Mental, que se formó en 2017 en Florianópolis, Brasil (cuando se realizó la primera edición), con el objetivo de articular iniciativas para defender y promover los derechos humanos en el continente. En esta segunda instancia se desarrollaron más de 150 actividades. Entre los puntos destacados estuvieron la jornada inicial, en la que más de 1.000 personas se encontraron en el paraninfo de la Udelar; la marcha por la desmanicomialización, el miércoles 10, en el Día Mundial de la Salud Mental, y la asamblea final, en la que “la participación de los usuarios fue histórica, con un rol súper protagónico desde un lugar de horizontalidad”, destacó Techera. Allí se comenzó a elaborar la Declaración de Montevideo, que le dará cierre a la edición de este año y sentará las bases para el próximo encuentro, que será en 2019 en la ciudad argentina de Rosario.
Según María José Beltrán, miembro del comité organizador, la Declaración de Montevideo aún está en elaboración, pero la asamblea votó los principales postulados. Entre ellos está abogar por el cierre de los manicomios y la construcción de dispositivos alternativos; se hizo énfasis en que se debe asegurar el derecho a la vivienda de las personas que residen en esas instituciones y en que las residencias alternativas “tengan muy presentes el arte y la cultura como mecanismos terapéuticos”. La asamblea se posicionó en contra del uso excesivo de psicofármacos y la terapia electroconvulsiva. Por otra parte, la Red decidió formar un Observatorio de Derechos Humanos y Salud Mental para la región, que se encargará de generar estudios e investigaciones, dijo Beltrán; la sede será rotativa y los primeros dos años estará en Uruguay.
En otra línea, la asamblea decidió repudiar los discursos de odio y discriminación, la violencia estatal y los gobiernos de corte fascista. Con la idea de reivindicar la igualdad en la diferencia, propuso que no se hable más de “usuarios” sino de sujetos de derecho, y además propusieron cambiar el nombre del organismo a Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental.