“Los jóvenes y la salud mental en un mundo en transformación” fue el lema que la Organización Mundial de la Salud propuso este año para conmemorar el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre. “Alrededor de la mitad de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años”, explicó el miércoles Ariel Montalbán, asesor responsable de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP). Montalbán señaló que el suicidio es la segunda causa de muerte para quienes tienen entre 14 y 29 años, y citó una investigación de las psiquiatras uruguayas Laura Viola y Gabriela Garrido publicada en 2008, que señala que 21% de los niños de seis a 11 años que concurrían a centros de enseñanza tenía problemas de salud mental. Jorge Quian, ministro interino de Salud, también citó datos preocupantes: dijo que entre 40% y 50% de las hospitalizaciones en el Centro Hospitalario Pereira Rossell se relacionan con alteraciones psiquátricas, con situaciones de abuso y con intentos de autoeliminación. Se desconoce cómo es la realidad en los prestadores privados, pero Quian afirmó que estas “tragedias” se producen en distintas capas sociales y que una prueba de eso son las picadas en la rambla, que hace tres semanas provocaron la muerte de un joven que fue atropellado por otro joven, que ahora está preso.

La psiquiatra infantil Natalia Trenchi dio algunas pautas para mejorar la salud mental, actual y futura. “Tenemos un ecosistema de crianza que debemos cuidar”, afirmó. Quian remarcó que la salud de la persona comienza desde antes del nacimiento y subrayó la importancia de que los niños sean queridos desde el momento de la concepción; Trenchi retomó esa idea pero agregó que “la naturaleza nos da segundas, terceras y cuartas oportunidades”, y destacó que “la familia es fundamental”. Dijo que las neurociencias han logrado probar algo que los profesionales de la salud mental ya sabían desde hace mucho: “La construcción de una persona se genera en el encuentro mente a mente y cuerpo a cuerpo con otro ser humano, y eso se puede obtener fundamentalmente en la familia”. Habló de cuidar a los adultos –a las madres primerizas que no desearon a su hijo, por ejemplo– y a los educadores “para que la experiencia escolar de todos nuestros niños sea una experiencia fortalecedora, sin exclusiones, sin discriminación, sin que nadie se sienta desmerecido y piense que no va a poder”. “Necesitamos una crianza que fortalezca muchos aspectos de la humanidad que tenemos que fortalecer si queremos que la salud mental deje de ser una entelequia y pase a ser una realidad”, agregó. Dijo que hay que ser empático con los niños para fortalecer su capacidad empática y que es necesario ayudarlos a que no les teman a los conflictos. “Vamos a necesitar criar chiquilines que sepan tolerar la frustración, que sepan gestionar sus emociones, ya sea la tristeza, el enojo, la alegría. Hoy nos enfrentamos a adolescentes, a jóvenes y a adultos que no saben gestionar la alegría y hacen cosas terribles para festejar”, señaló.

Trenchi recomendó ayudar a los niños a que hagan un uso adecuado de la tecnología e indicó deberes para los adultos: “Se está describiendo un síndrome que se llama ‘atención parcial continua’ para referirse a algo que está sucediendo desde el mundo adulto hacia el mundo de los niños: madres y padres que están chequeando el celular o el correo electrónico mientras el niño les habla o mientras sus hijos se pelean”. Añadió que “hay investigaciones muy interesantes que demuestran que el peor problema relacionado con la tecnología lo estamos teniendo los adultos y que lo de los niños es el mero reflejo de lo que estamos haciendo los adultos”. Agregó que el diálogo mente a mente “está siendo interrumpido” por el mal uso de la tecnología.

Aconsejó criar chiquilines “que sepan defenderse de la presión social” y de los mandatos consumistas y que sean “realistamente optimistas”. Dijo que, de todos modos, habrá chiquilines que se depriman y tengan trastornos, pero que hay que criarlos de la mejor manera; agregó que el acceso a la asistencia en salud mental tiene que estar al alcance de la población, y evaluó que en ese aspecto “hay muchísimo para corregir”.