El primer nivel de atención es el más cercano a la población: comprende consultorios, policlínicas y tareas de educación comunitaria; es la puerta de entrada al sistema de salud, el que tiene menor complejidad pero es capaz de resolver cerca de 85% de los problemas. Si hay obstáculos para acceder a ese primer nivel y detectar enfermedades a tiempo, los pacientes terminan entrando por los niveles de mayor complejidad, porque requieren intervenciones más costosas desde todo punto de vista.
Para fortalecer la calidad de atención del primer nivel de atención, el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) convocaron, en abril, a las instituciones del Sistema Nacional Integrado de Salud, para que presentaran experiencias de buenas prácticas de resolutividad en ese primer nivel. Se presentaron 101 prácticas y fueron evaluadas por representantes del MSP, la OPS, las juntas departamentales de Salud y las cátedras de Medicina Familiar y Comunitaria y de Enfermería Familiar y Comunitaria de la Universidad de la República.
Según relató ayer Adriana Brescia, directora general de Coordinación del MSP, se reconocieron 84 de esas experiencias: 54 recibieron la distinción de “buenas prácticas” (25 de mutualistas y 29 de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, ASSE); hubo 15 menciones especiales en ocho categorías (cinco por prácticas de atención: domiciliaria a adolescentes, a la diversidad sexual, en el medio rural y a personas con VIH; y las otras tres por innovación para la capacidad resolutiva, redes de atención y acceso para personas con discapacidad) y 15 “muy buenas prácticas”. Todas ellas serán difundidas en la página web del MSP. El ministro de Salud, Jorge Basso, expresó que “hay cosas que se están haciendo muy bien”, y que eso justifica distinguir a instituciones y que los usuarios las conozcan, porque “son opciones muy interesantes a tener en cuenta a los efectos de tomar decisiones sobre cuál debe ser su prestador”. Agregó que hay “evidencia de que los sistemas de salud que logran evitar la sobreutilización de especialistas y generar mecanismos de trabajo con los usuarios, particularmente con el seguimiento de los que consultan en el primer nivel de atención, para que no se pierdan y sigan en el radar de la institución, logran mejores resultados asistenciales”.
Ayer se entregaron los certificados correspondientes a las menciones, y por las 15 “muy buenas prácticas”, cuadros que dan cuenta del reconocimiento, con los que los equipos premiados se sacaban fotos, orgullosos. Habrá una convocatoria similar en 2019.
Algunas de las 15 muy buenas prácticas son la atención integral del adulto mayor en domicilio de CAMS, en Dolores; el seguimiento integral a los usuarios de ASSE del área rural de Canelones luego de que son dados de alta; la del equipo interprofesional que brinda atención sanitaria con orientación comunitaria a adolescentes que tuvieron intentos de autoeliminación en Crame-Mautone, Maldonado; las estrategias de Cosem para favorecer el diagnóstico precoz de VIH y sífilis, que incluye tests rápidos y consejo permanente y gratuito; la organización de la Unidad Cardiometabólica del Centro de Salud de ASSE de Ciudad Vieja, que evalúa el riesgo cardiovascular de los pacientes y coordina consultas en un mismo día con licenciados en enfermería, nutricionistas, cardiólogos y endocrinólogos para quienes tienen riesgo moderado y alto, coordinando con el Hospital Maciel por estudios de mayor complejidad. Hay experiencias interinstitucionales lideradas por ASSE, como la de Tacuarembó, en la que unidades móviles con equipos de varias instituciones visitan áreas rurales y barrios periféricos para brindar prestaciones de odontología, medicina, enfermería, nutrición y servicio social; ASSE también logró descentralizar el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la tuberculosis en los municipios A y D de Montevideo, así como la atención en cuidados paliativos en el área metropolitana. Otra experiencia destacada es el emprendimiento de huerta “Los Compañeros” en el PTI del Cerro, un dispositivo de ASSE para la inclusión socioproductiva de personas con padecimiento psíquico. Recibieron distinciones también el abordaje integral de la violencia basada en género y generaciones del Círculo Católico en Montevideo, que brinda alojamiento en casos de emergencia, y la propuesta de la policlínica del Saint Bois para personas trans, que logró captar a esta población a la que le da la atención integral, y coordina la continuidad asistencial con niveles de mayor complejidad.