La médica chilena Gabriela Gamboa fue la principal expositora en un evento que tuvo lugar anoche en la Sala de Telemedicina de la Fundación Peluffo Giguens, cuyo tema central fue la experiencia en Chile en el uso de cannabinoides con fines terapéuticos. Gamboa es médica colaboradora de la fundación Daya –una organización chilena cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas– y trabaja específicamente en la asesoría en tratamientos a base de cannabis. En el encuentro fue presentada Emecann, una asociación civil de usuarios de cannabis con fines terapéuticos. Gamboa detalló su experiencia como médica en la ciudad de Coquimbo, situada 750 kilómetros al norte de Santiago, donde atiende a cerca de 200 personas con tratamientos basados en el uso de cannabis, aunque en todo Chile la fundación Daya ofrece asistencia a aproximadamente 17.000 personas. Contó que el tratamiento es personalizado, y evalúa las cantidades y la manera en que debe ser administrado el cannabis medicinal, según las dolencias y las características de cada paciente. Entre otras patologías, el cannabis se puede utilizar para tratamientos de pacientes con epilepsias refractarias, autistas, enfermos oncológicos, y también con personas que padecen de fibromialgia. Gamboa afirmó que todo esto es gracias al largo proceso en el que se logró concretar la elaboración de un fitofármaco cannábico a un precio accesible (ver “Hecho en Chile”).
Durante su exposición la doctora explicó que se debe tener especial cuidado con las personas que presentan afecciones hepáticas, renales o cardíacas, ya que en estos casos el uso de cannabis –más allá de que sus efectos secundarios son pocos– puede generar complicaciones. De ahí la importancia del control estricto de cada usuario. La profesional explicó que uno de los objetivos centrales de la experiencia que se lleva adelante en Chile es la educación de los usuarios interesados en el tema mediante el trabajo directo de la comunidad. Por eso se brindan charlas y talleres, además de atención y asistencia.
Insistió en que este aspecto es fundamental para rebatir las creencias instaladas respecto del cannabis, más allá de sus probados beneficios en muchos aspectos. “Los receptores endocannabinoides que hay en nuestro cuerpo son muchísimo más abundantes que los receptores de origen opioide. Entonces naturalmente surge la pregunta de por qué trabajamos con tantos fármacos de origen opioide. Creo que esto lo justifica la historia. La aplicación de terapias con cannabis no es algo nuevo; en la primera farmacopea china ya se definían tratamientos con cannabis, pero con el paso del tiempo se fueron dejando de lado, no por razones científicas sino económicas. “La primera vez que receté cannabis medicinal lo hice con un preparado artesanal, y nunca tuve miedo. Más miedo me da recetar clonazepam. Eso me parece mucho más preocupante que administrar una planta, que es lo que en definitiva es el cannabis”, explicó. Por otra parte, la chilena detalló los problemas que han tenido en su país para desarrollar su tarea, debido a que en la legislación de la nación transandina, si bien no está penalizado el consumo de cannabis, tampoco es legal. Afirmó, asimismo, que uno de los pilares de la medicina cannábica se basa en el cultivo personal. En este sentido, Gamboa dijo que gracias a la ley vigente en Uruguay, aquí hay grandes ventajas para desarrollar y potenciar el uso de la medicina cannábica. A su entender, son los usuarios, junto con los médicos interesados en realizar este tipo de tratamientos, quienes deben ejercer la presión necesaria sobre las autoridades sanitarias para salir del atolladero en el que se encuentra actualmente la implementación plena de la ley.
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