Hasta el 30 de julio, las instituciones que forman parte del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) podrán presentar experiencias de buenas prácticas en resolutividad del primer nivel de atención, que es el que se desarrolla, por ejemplo, en las policlínicas. “Estamos convencidos de que el primer nivel de atención es la puerta de entrada al sistema, donde se puede resolver casi 90% de todos los problemas de salud que tiene la población; tenemos que enfocar todas las baterías para que eso sea posible”, explicó a la diaria, a fines de abril, Adriana Brescia, directora general de Coordinación del Ministerio de Salud Pública (MSP).
La convocatoria es una iniciativa conjunta del MSP y la Organización Panamericana de la Salud (OPS); la presentación de propuestas comenzó el 2 de mayo y estaba previsto que concluyera el 29 de junio, pero el interés que generó y la demanda de mayor plazo hicieron que el límite se pospusiera un mes.
Según consta en la guía de presentación de experiencias, se plantean ocho ejes temáticos para mejorar el acceso, la calidad de atención y la resolutividad del primer nivel de atención: priorización de pacientes; seguimiento de pacientes; protocolos y/o mecanismos de referencia y contrarreferencia con especialistas que disminuyan la movilidad del usuario; protocolos de atención y guías de práctica clínica; gestión de casos de pacientes complejos y seguimiento ambulatorio; reuniones de equipo para discusión de casos o evaluación de la calidad del servicio; complementación de acciones y servicios con otras instituciones; tiempos de espera, concretamente; disponibilidad de recursos humanos y materiales.
Otro esquema
“Avanzamos mucho en el financiamiento del SNIS y en el proceso de la gestión, pero estamos un poco atrasados en el cambio de modelo de atención, que eran las tres patas del SNIS”, reconoció Brescia cuando dialogó con la diaria. El cambio de modelo apunta a una mayor accesibilidad del usuario a la policlínica y a asegurar un vínculo longitudinal, para lo que es central que un médico de referencia atienda a la persona a lo largo de su vida, que haya confianza y entendimiento, y que no solamente lo vea en momentos de enfermedad; de esa forma, se trabaja en la prevención de problemas y en la promoción de salud.
En varias oportunidades, el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, ha dicho que es necesario reducir las consultas innecesarias con especialistas; para eso, el MSP trabaja en potenciar los mecanismos de referencia y contrarreferencia: el médico de referencia –del primer nivel– deriva a la persona, cuando lo necesita, a un especialista o a una técnica de segundo o tercer nivel de atención –nivel hospitalario o de CTI–, pero luego la persona continúa la atención con su médico de referencia. Como ejemplo, Brescia mencionó que si una persona tuvo que operarse, no tiene por qué continuar yendo todos los meses al especialista que la atendió, sino que el seguimiento puede hacerlo su médico de referencia, que se mantendrá en contacto con el especialista. De esa forma, ha dicho Basso varias veces, los especialistas no están sobrecargados, y la persona puede continuar siendo tratada desde un punto de vista integral.
La distribución de recursos humanos y materiales, el acceso al primer contacto con el equipo de salud, la atención longitudinal, continua e integral, con enfoque familiar y orientación comunitaria son algunas de las dimensiones a evaluar, así como también la “idoneidad cultural”, que permite considerar a los usuarios personas autónomas y culturalmente diferentes, con necesidades y demandas específicas, según consta en la guía.
Según Brescia, la convocatoria permitirá al MSP definir pautas para la atención en el primer nivel. Decir, por ejemplo, que “en un área rural tenés que tener un médico y una enfermera para tantos pacientes; después eso tiene que estar referenciado a un centro de salud donde, dependiendo de los pacientes que están referenciados, tiene que haber un pediatra, un ginecólogo, un nutricionista, un psiquiatra o un psicólogo, un trabajador social, y ese centro tiene que estar referenciado a un centro más complejo que tenga laboratorio, donde puedan hacerse placas, ecografías, etcétera. De esa manera, [se pueden] establecer redes, dentro del primer nivel de atención, de menor a mayor complejidad, para evitar [llegar a] un segundo y un tercer nivel”.
Se valorará también, por ejemplo, las estrategias del seguimiento que los centros de salud hacen de sus usuarios, por ejemplo, cómo hace para captar usuarios hipertensos, o diabéticos, que no están en tratamiento. El MSP propone que las instituciones salgan a buscar a esos pacientes “porque después aparecen cuando ya tienen un infarto, un accidente cerebrovascular, que es el final de una patología que ya viene trabajando desde niños y que no detectamos a tiempo”, ejemplificó Brescia.
Subrayó que “este primer paso es conocer las buenas experiencias que tenemos a nivel país y después lograr una acreditación en buenas prácticas”. Se espera que el relevamiento permita, también, definir “cuáles son los estándares de calidad para el primer nivel de atención”.
En el interior del país, las propuestas serán recepcionadas en las Juntas Departamentales de Salud (Judesa), y en Montevideo en la Dirección General de Coordinación del MSP. La evaluación se hará en los meses de agosto, setiembre y octubre, y para eso se conformará un tribunal que integrará el MSP, la OPS, la Judesa de cada departamento que presente una buena práctica, y las cátedras de la Universidad de la República de Medicina Familiar y Comunitaria y de Enfermería Familiar y Comunitaria.