“Son salas de primer mundo”, expresó ayer el director del Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR), Federico Eguren, al inaugurar la remodelación del sector de salas de aislamiento del hospital pediátrico de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). Las salas huelen a limpio, brillan y tienen calefacción; todo estaba listo ayer al mediodía, no sólo para la prensa, sino también para recibir a los niños y familias que, transitoriamente, comenzarían a habitarlas ayer de tarde. “Cuando hay tos convulsa, laringitis, influenza, primero aparece acá”, le comentó Álvaro Galiana, infectólogo pediátrico responsable de la unidad de aislamiento al presidente de ASSE, Marcos Carámbula, en la recorrida de las nuevas salas. Esas son algunas afecciones “infectocontagiosas” que ocurren durante el invierno, época de máximo trabajo para el Pereira Rossell. Las salas son pequeñas, pero tienen un sillón para acompañante, equipamiento para el monitoreo y la atención del niño, tal como resumió Carámbula en rueda de prensa, y cuentan con baño privado. Ese es un cambio fundamental respecto del sector anterior, que reunía 18 habitaciones y tenía baños compartidos, algo totalmente desaconsejable en casos de contagio. La obra costó alrededor de 250.000 dólares. ASSE financió el equipamiento; la obra fue costeada con la donación de la Fundación Baldrich Tavares –“en memoria de María Helena Baldrich Tavares”, dice la placa que está ahora a la entrada del sector– y aportes de la Dirección de Loterías y Quinielas. La familia Baldrich comentó, durante la recorrida, que destinará recursos para garantizar el mantenimiento de las salas, algo que fue bienvenido por las autoridades del hospital.

Abordaje integral

El invierno es el momento más intenso en el Hospital Pediátrico del CHPR. “En los meses de invierno se concentran las infecciones respiratorias, que están vinculadas a la circulación de virus por factores climáticos”, explicó en diálogo con la diaria Gabriel Peluffo, subdirector del Hospital Pediátrico. Comentó además que “la población que se atiende en el CHPR es la que tiene más determinantes sociales de vulnerabilidad”, principalmente porque “las condiciones de la vivienda no son las más adecuadas”, y que situaciones de hacinamiento, hábito de tabaquismo y colecho hacen que la aparición de infecciones respiratorias graves sean mayores en los niños que se atienden en ASSE.

Para responder a la gran demanda de los meses de frío, el Hospital Pediátrico creó hace unos años la estrategia del Plan Invierno –que se extendió después a todo el país y a toda la población, recordó Peluffo–, en la que ASSE da una partida excepcional para contratar recursos humanos zafrales e insumos materiales. Peluffo detalló que “hay 6.000 consultas cada invierno por infecciones respiratorias agudas. De esas consultas, 4.000 son de la población objetivo del Plan Invierno: menores de dos años cursando una infección respiratoria aguda baja (con signos y síntomas de compromiso del árbol bronquial, lo que se llama bronquiolitis). De esos prácticamente 8%, 9% termina ingresando” a cuidados moderados (12%) o a cuidados críticos (0,6% a 0,8%). Este año el número de consultas en emergencia es menor que en inviernos anteriores, pero de todos modos es un volumen considerable, dijo el subdirector; en promedio, asisten por día entre 130 y 140 niños.

Desde 2015 la emergencia del Pereira Rossell implementa el método de triage, que es una forma de ordenar la consulta en base a prioridades de atención, explicó Peluffo. “La clasificación está hecha por una nurse que, de acuerdo a un protocolo, clasifica la consulta y establece de acuerdo a colores qué tiempo de espera puede tener”, puntualizó. Al igual que lo que ocurre a nivel mundial, la mayoría de las consultas son clasificadas con los colores azul y verde, que son las menos urgentes; les siguen las consultas amarillas y las menos frecuentes son las naranjas y las rojas, que son las más urgentes. La reforma edilicia de la emergencia –las instalaciones también lucen como nuevas– permite agrupar las demandas por color. “Antes era por orden de llegada y teníamos una pérdida de 15% de la consulta que se iba porque se cansaba de esperar. Ahora prácticamente no se va ninguno, a no ser los días que superamos las 200 consultas por día, que este invierno ocurrió una sola vez; salvo esos días, que hay una pérdida de 5%, la mayoría de los días tenemos una cobertura de 100% de los pacientes que se anotan para ser atendidos”, afirmó Peluffo.

El centro cuenta con 160 camas de cuidados moderados, cuatro salas de coordinación de block quirúrgico, y entre 17 y 20 camas (dependiendo de la dotación de enfermería) de cuidados intermedios e intensivos. Peluffo destacó que en los últimos años se crearon dos sectores dentro de cuidados moderados: uno que es oxigenoterapia de alto flujo (12 camas) y la sala de cuidados respiratorios agudos, en la que además de oxigenoterapia tradicional se hace ventilación no invasiva, que “es un método de ventilación un poco más agresivo” que la de alto flujo, pero no llega a intubar a los niños.

El buen funcionamiento de todas las áreas es imprescindible y permite que el niño pase de una a otra, según el tratamiento que requiera. “Tengo que hacer el proceso lo más ágil posible, la gestión de camas es fundamental para que en invierno los usuarios sean atendidos e ingresados en forma oportuna”, sostuvo Peluffo. En eso están.