La humanización del parto en las maternidades y la disminución de la tasa de cesáreas es una meta que forma parte de los Objetivos Sanitarios Nacionales, que definió el Ministerio de Salud Pública (MSP) en 2016, con la mirada puesta en 2020. A mitad de camino, la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) mostró ayer cómo está trabajando hacia ese objetivo. Lo hizo al exhibir el audiovisual A la hora de nacer, que da cuenta de las buenas prácticas que se implementan en las maternidades de Paysandú, Young y Mercedes, en las que funcionarios y usuarias dan cuenta de la satisfacción por atenderse o trabajar en esos lugares. Algunas de esas mamás, con sus recién nacidos, concurrieron ayer al acto de presentación del audiovisual, en ASSE. Esas tres maternidades, junto con otras 12 maternidades de ASSE, son las que hasta ahora han participado en el proceso de autoevaluación para comprobar si cumplen o no con estándares de calidad.

Todo esto forma parte del proyecto “Promoción y reconocimiento de buenas prácticas de atención en las maternidades de ASSE”, que se presentó en 2016. Mónica Gorgoroso, asesora en procesos ginecológicos y obstétricos de ASSE, explicó en diálogo con la diaria que los objetivos sanitarios del MSP incluyen la propuesta de acreditar maternidades y que, para eso, la Dirección de Gestión de Riesgo y Calidad de ASSE propuso una estrategia. Dijo que como no había “a nivel regional ni de la Organización Mundial de la Salud un catálogo de buenas prácticas que defina lo que es una maternidad de calidad”, ASSE construyó uno. “Revisamos normativa nacional e internacional, técnica y administrativa para servicios de salud” y seleccionaron “prácticas que han demostrado dar los mejores resultados, tanto desde el punto de vista clínico, de la seguridad de los pacientes, como en la calidad de la gestión”, detalló. El catálogo fue validado por la academia (referentes de ginecología, neonatología, obstetricia, parteras, enfermería, psicología) y por maternidades de ASSE que tenían procesos o experiencias en mejora de la calidad, como los hospitales Pereira Rossell, de Young, Bella Unión, Maldonado y Rocha. Tal como lo explican en el audiovisual Gorgoroso y Pilar González –asesora en procesos de cuidado de Enfermería de ASSE–, el catálogo tiene tres dimensiones: humanización de los cuidados, seguridad de la atención y gestión de calidad.

De las 28 maternidades de ASSE se han autoevaluado 15, y en ellas ocurren 80% de los nacimientos, valoró Gorgoroso. A partir del catálogo, las maternidades identifican debilidades y fortalezas. La Dirección de Gestión de Riesgo sistematiza la información y les devuelve a las maternidades un informe a partir del cual elaboran un plan de mejora, para lo que reciben apoyo en capacitación y asesoramiento.

Una de las fortalezas de la maternidad de Paysandú es la formación de profesionales, en lo que tiene una trayectoria de más de 30 años. A partir del catálogo, el equipo hace mayor hincapié en lactancia materna, en el apego madre-hijo, y en la importancia de la familia –en especial del padre–, relatan funcionarias del hospital. También resaltan la potencia de trabajar en equipo y la fortaleza que tienen en el trabajo de parto humanizado. Con orgullo, los sanduceros cuentan que esa maternidad fue una de las primeras de ASSE en tener salas de nacer, en las que no sólo transcurre el parto, sino el trabajo previo y el puerperio inmediato. Las imágenes muestran que la mujer tiene mayor autonomía y que puede parir en posición vertical. Los relatos dan cuenta de un menor intervencionismo y que ahora, cuando nace el bebé, “salvo excepciones”, ya no se lo aparta de la mamá: se lo prende al pecho y luego le hacen las intervenciones correspondientes. Lo mismo se ve en las otras dos maternidades. La de Young también se destaca por la humanización de los cuidados. El audiovisual muestra que es una maternidad inclusiva, que contempla por ejemplo particularidades de la cultura religiosa; se relata, por ejemplo, que se respeta la decisión de las mujeres de la colonia rusa próxima a Young, en la que ellas se alimentan de granos en los últimos meses de embarazo (se las habilita a no consumir los alimentos del hospital) y que el certificado del recién nacido vivo se complete recién luego de que un familiar –generalmente el padre– vaya a la comunidad y vuelva con el nombre asignado del recién nacido. Los relatos de los técnicos, pero también de usuarias, destacan que es clave la información para la elección de la forma de parir. Según informó Gorgoroso, la maternidad de Young tiene el menor índice de cesáreas de ASSE: 22%, cuando el promedio nacional de ASSE está en 30% y el del sector privado en 54%, según datos de 2017.

De la maternidad de Mercedes, se destaca el fuerte vínculo con el primer nivel de atención (policlínicas), que hacen el seguimiento del recién nacido, incluyendo la visita domiciliaria de pediatra, licenciada en enfermería y partera en caso de situaciones de riesgo.

Gorgoroso comentó que hay prácticas que dejaron de hacerse porque “ya se ha demostrado que no son necesarias, por ejemplo, romper la membrana en forma artificial, colocar una sonda vesical o una venosa cuando la persona ingresa a la maternidad: la gran mayoría de las mujeres no van a necesitar esos cuidados, que son invasivos y que no están exentos de riesgo”. El audiovisual también muestra esos avances.