“Eso es todo lo que no hay que hacer”, expresó Gustavo Tamosiunas, director del Departamento de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, luego de ver un compilado de spots publicitarios que alientan a consumir medicamentos ante el más mínimo dolor y “para que nada te detenga”. El video fue el disparador de la charla “Medicamentos: ¿hacemos un uso abusivo?, ¿qué pasará en el futuro?”, que se desarrolló el miércoles en la diaria. Los expositores fueron Tamosiunas, Jesús Costa, médico fundador de la clínica Medicina Biológica Vitalista, y Lilián Amedrano, terapeuta de medicina tradicional china, directora de la clínica y el instituto Shang Xing.

¿Cómo es el uso de medicamentos? “Se hace un uso irracional e irresponsable de los medicamentos; tenemos que cambiar la pisada”, afirmó Tamosiunas, y remarcó que el problema central no radica en el medicamento en sí, sino en su uso y concepción. “Los medicamentos son una herramienta terapéutica más para interacturar en el proceso salud-enfermedad”, pero la sobremedicación de la sociedad “ha llevado a creer que de alguna manera son responsables o son la respuesta para todos los males. No es así”, afirmó.

“El uso irresponsable de antibióticos está llevando a la multirresistencia de las bacterias, y eso conduce a que cada vez sea menos posible tratar las infecciones. Se está muriendo gente por culpa de la resistencia a los antibióticos, y se estima que para 2050 esta va a ser una de las principales causas de muerte”, subrayó el médico. “Luchamos contra las infecciones, y ahora empezamos a luchar contra los antibióticos como consecuencia del uso irresponsable de los médicos y de los pacientes, que muchas veces buscan que el médico les dé antibióticos y si no, van al farmacéutico y los compran”, añadió.

“Una cosa es la publicidad sobre los medicamentos y otra es el efecto real que estos tienen. La publicidad es engañosa. Nos presiona a usarlos. Nos obliga a consumirlos”, comentó el farmacólogo, y subrayó la necesidad de ir en contra del “analfabetismo sanitario”; es decir, hay que educar a las personas en salud para tomar decisiones responsables, sostuvo.

Por su parte, Costa argumentó que el uso excesivo de fármacos proviene de creencias sociales y de hábitos aprendidos en la niñez. “La medicina nos enseña ‘tengo tal cosa, ¿qué tomo?’, en lugar de ‘¿qué hago?’”, sostuvo. “No soy fundamentalista”, acotó Costa, y dijo que toma medicamentos cuando debe hacerlo; a su entender, su uso debe ser restrictivo y sólo en los casos en que es necesario. De todas formas, enfatizó en que los medicamentos “son la tercera causa de muerte” a nivel global, algo que también mencionó Tamosiunas. Para el homeópata, el primer medicamento son los “recursos internos” de los individuos, es decir, entender las emociones y pensamientos como “moléculas químicas que inciden de manera positiva o negativa en nosotros”. En segundo lugar, el alimento y, por último, los fármacos.

Asistimos a una crisis sanitaria, planteó Costa, quien entiende que la medicina convencional “no está dando soluciones a las enfermedades no infecciosas más frecuentes e importantes: el cáncer y las enfermedades cardiovasculares y metabólicas”. No obstante, sostuvo que “estamos despertando” y eso nos conducirá a una medicina “más humanizada, que realmente haga prevención en salud potenciando los recursos interiores de cada uno”. Citó la filosofía de Hipócrates, médico de la antigua Grecia, para explicar que el experto debe “ver al enfermo y no la enfermedad”.

La especialista en medicina tradicional china expresó que frente al paciente el terapeuta no debe plantearse “¿qué le doy?” ni “¿qué hago?”, sino “¿qué hizo?”. El especialista debe indagar no sólo en los hábitos alimenticios, en conocer si se trata de una persona sedentaria, sino también en “su realización”, “su hacer”, “su disfrute” y en sus “emociones y espiritualidad”. “No hay medicamento que sane si no se parte de una visión integral del individuo que permita diagnosticar por dónde llegó a desequilibrarse”, sentenció, y reafirmó que el sujeto se enferma porque “no tiene una vida armónica con su naturaleza”.

En referencia a los mensajes publicitarios, la terapeuta sostuvo que desde los medios de comunicación “hay una tendencia educativa a ‘no se puede sentir dolor’ y ‘no hay que sufrir’, porque se parte de la base de que ‘hay que estar siempre feliz’”, pero esto genera un problema: “Si saco el dolor, ¿cómo diagnostico? Cuando hay dolor, hay que buscar la causa, trabajarla, y entonces el dolor se irá”, agregó. Para sanar, Amedrano sostiene que es necesario que se alineen “la función biológica, la función espiritual y la toma de conciencia sobre el ser”, y si en ese proceso es necesaria una “medida paliativa”, recurrir a la medicina convencional y decidir si medicar o no.

Entre los asistentes surgió una pregunta sobre el uso de medicamentos en niños. Tamosiunas respondió que son muy pocos los niños que realmente tendrían que ser medicados por trastorno por déficit atencional. “Muchos son medicados para atender a condiciones educativas, familiares, institucionales y del dormir”, producto de la exigencia a la que son sometidos. “Se disparó el uso de antipsicóticos, ansiolíticos y de derivados anfetamínicos en los niños”, acotó.

“Coincidimos en lo excesivo y lo irracional de la medicación hoy”, dijo Amedrano. Otro aspecto en que coincidieron los panelistas fue en que es una responsabilidad de toda la sociedad generar conciencia sobre el uso correcto de los fármacos. Los individuos deben ser “proactivos” e informarse, y “no dejar que el médico o las autoridades hagan todo”, señaló Costa. “Es tarea de todos”, subrayó Tamosiunas, y agregó: “Es un buen momento para reconsiderar la salud y dirigirnos a un uso responsable y racional de los medicamentos”.