A medida que se logra avanzar y resolver algunos de los principales problemas en la salud a nivel mundial, aparecen nuevos desafíos. Algunos son producto de la falta de información, otros son provocados por la contaminación del planeta o la extrema pobreza, y algunos aparecen como pandemias que aún no tienen cura. Para establecer su nuevo plan estratégico quinquenal, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió diez desafíos prioritarios en materia de salud que se deberán enfrentar en 2019.
La gripe sigue siendo un grave problema mundial. Este año la OMS pronostica una nueva pandemia que “no se sabe cuándo llegará y qué tan grave será”, aclara en un informe que publicó el organismo el 14 de enero. El trabajo de prevención ya está en marcha: la OMS “supervisa la circulación de los virus de la influenza para detectar posibles cepas pandémicas”. Todos los años la OMS recomienda qué cepas se tienen que incluir en la vacuna contra la gripe que se ofrece en invierno, y se destaca que en caso de que una nueva cepa de gripe desarrolle un potencial pandémico, están dadas las condiciones para garantizar el acceso al diagnóstico y los tratamientos.
La mitad de los principales objetivos de desarrollo sostenible, incluyendo la salud infantil y materna, no se cumplen; es por esto que los entornos frágiles y vulnerables siguen siendo una amenaza a nivel mundial. Según los datos de la OMS 22% de la población del mundo vive en lugares que se mantienen en crisis, lo que debilita los servicios de salud y limita o impide el acceso a la atención básica.
La OMS subrayó que la débil atención primaria de salud también es una amenaza; esta estrategia, lanzada por el organismo en 1978, busca que las personas reciban una atención integral y asequible durante toda la vida. Si se genera una atención integral se puede satisfacer la mayoría de las necesidades de salud; sin embargo, en muchos países no se cuenta con las instalaciones adecuadas, no sólo en países subdesarrollados o en conflicto bélico.
La resistencia a los medicamentos es otro de los principales desafíos a enfrentar este año. Según la OMS, esto comenzó a ser un problema debido “al uso excesivo de antibióticos en las personas, pero también en los animales, especialmente en aquellos que se utilizan para la producción de alimentos, así como en el medioambiente”. La resistencia a los medicamentos es una amenaza que podría retrasar a la medicina en décadas, al punto de que infecciones como la neumonía o la tuberculosis podrían volver a ser difíciles de tratar; en este sentido, la OMS también señala que “la incapacidad de prevenir infecciones podría comprometer seriamente la cirugía y los procedimientos como la quimioterapia”.
Las vacunas son una de las formas más rentables de prevenir enfermedades; sin embargo, para la OMS las dudas o el rechazo a la vacunación son una de las nuevas amenazas a la salud. La vacunación “actualmente previene de dos a tres millones de muertes por año, y podrían evitarse otros 1,5 millones si se mejorara la cobertura mundial”, informa la OMS. El sarampión es una de las enfermedades que tuvieron un repunte; a pesar de que estaba controlada en la mayoría de los países, hubo un aumento de 30% en los casos a nivel mundial. Según la organización, “las razones de este aumento son complejas, y no todos se deben a las dudas sobre las vacunas”, pero es un problema importante a tratar.
A pesar de aumentar la cobertura, el dengue sigue siendo una amenaza a nivel mundial: la enfermedad transmitida por mosquitos puede ser letal. Hay estimaciones de la OMS que indican que 40% del mundo está en riesgo de contraer la enfermedad. El objetivo es reducir las muertes en 50% para 2020.
El VIH/sida es una epidemia que no se logra erradicar. A pesar de que aumentó el número de personas que se realizan las pruebas y tienen acceso a antirretrovirales, esta enfermedad sigue costando la vida de un millón de personas por año a nivel mundial. El gran desafío para la OMS es llegar a trabajadores sexuales, personas en prisión, hombres que tienen sexo con hombres y personas transgénero, porque “a menudo estos grupos están excluidos de los servicios de salud”, y particularmente preocupa “un grupo cada vez más afectado por el VIH que son las niñas y mujeres jóvenes de 15 a 24 años de edad, que tienen un riesgo particularmente alto”.
El ébola volvió al escenario en 2018. En la República Democrática del Congo hubo dos brotes distintos de esta enfermedad, que se extendieron a otras ciudades. Esa crisis demostró la falta de preparación para la llegada de una epidemia de un patógeno de alta amenaza a nivel mundial.
Las enfermedades no transmisibles –como cáncer, diabetes y enfermedades cardíacas– son un problema de salud que no se ha podido detener, y son las responsables de más de 70% de las muertes anuales a nivel mundial. Según la OMS, “el aumento de estas enfermedades se debe a cinco factores de riesgo principales: el tabaquismo, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, las dietas poco saludables y la contaminación del aire”. De hecho, este último punto, junto con el cambio climático, preocupa particularmente: “Nueve de cada diez personas respiran aire contaminado todos los días. En 2019, la OMS considera que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud”.