Médicos, veterinarios y laboratorios que detecten un caso positivo de leishmaniasis en perros y en humamos deberán notificarlo. Así lo anunció ayer el subsecretario de Salud Pública, Jorge Quian, al término del Consejo de Ministros. La leishmaniasis visceral es una enfermedad causada por un protozoario que se transmite a humanos y a animales a través del flebótomo, un insecto milimétrico del género Lutzomyia que se alimenta de sangre. El flebótomo se identificó en Uruguay en 2010, en Arenitas Blancas (al sur de la ciudad de Salto) y en Bella Unión. Cinco años después, en 2015, aparecieron en Salto los primeros perros infectados. También en esa ciudad se han dado los dos casos en humanos: una niña, en diciembre de 2018, que evolucionó bien, y una mujer de 33 años, en enero, que falleció por sus enfermedades previas.

El Ministerio de Salud Pública (MSP) ha colocado trampas en los departamentos vecinos a Salto y hasta ahora el flebótomo no se ha detectado. Quian comentó ayer que el insecto se dirige hacia el sur por ambas márgenes del río Uruguay, y para evitar que se extienda, se resolvió que la enfermedad sea de notificación obligatoria.

Se recomienda limpiar las áreas con restos vegetales en el entorno de los hogares –hábitat del flebótomo– y controlar que los perros no se infecten (por ejemplo, con el collar con deltametrina); el MSP sostiene que la enfermedad no se cura y se sigue transmitiendo pese a que el perro no tenga síntomas, y por eso recomienda sacrificarlos.

Consultado por la prensa por el collar con deltametrina, Quian dijo que “son muy útiles para evitar que el vector pique al perro y muchas veces cuando lo pica, si tiene el collar, el vector puede morir”, pero acotó que el problema es que cuestan entre 800 y 900 pesos. Adelantó que a través de la Organización Panamericana de la Salud se podrían conseguir a siete dólares cada uno, y que el MSP está trabajando con la Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal para ver cómo se pueden incorporar.

En humanos, la leishmaniasis visceral afecta diversos órganos (ganglios, médula ósea, bazo, hígado); los síntomas iniciales son fiebre, pérdida de apetito, diarrea y vómitos; pueden aparecer varios meses después de que la persona es picada por el flebótomo. En perros, los síntomas son caída del pelo, fatiga, pérdida de peso, aparición de caspa, crecimiento exagerado de uñas, úlceras en la piel, hemorragia nasal y fiebre.