El Instituto Suramericano de Gobierno en Salud (ISAGS) presentó el estudio “Interferencia de la industria de alimentos en las políticas de etiquetado gráfico innovador de alimentos procesados en Suramérica”. El ISAGS es un organismo intergubernamental público vinculado al Consejo de Salud de la Unión de las Naciones Suramericanas; en 2017 determinó que “se han documentado diversas estrategias de interferencia [de parte de las industrias] debido a intereses comerciales contrarios al derecho a la salud y al desarrollo de políticas de alimentación y nutrición saludable”. En este sentido, la Plataforma de Conocimiento en Salud del ISAGS presentó un estudio que determina los mecanismos de interferencia que las industrias privadas utilizan en los países de América del Sur.

El ISAGS recomienda como “estrategia integral de promoción de la alimentación saludable” el etiquetado de alimentos, que en Uruguay se implementa desde la aprobación del “Decreto rotulado frontal de alimentos”, firmado por el Poder Ejecutivo en agosto de 2018, que establece que “los alimentos envasados en ausencia del cliente, listos para ser ofrecidos a los consumidores en el territorio nacional”, que tengan una composición excesiva de sodio, azúcares, grasas y grasas saturadas, deberán lucir en la cara frontal del envase un sello que indique el valor en el que exceden lo recomendado.

Los especialistas señalan que conocer los mecanismos que utiliza la industria para debilitar los procesos de etiquetado “puede ser muy útil para planificar las estrategias al momento de la implementación de las políticas” por parte de los gobiernos. Además, cuentan que para lograr el éxito de estas políticas y evitar la interferencia negativa de la industria es necesario que el proyecto esté bien diseñado en su implementación, monitoreo y actualización.

Asimismo, el informe retoma datos elaborados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que sostiene que algunas enfermedades relacionadas con la obesidad y las dietas poco saludables son responsables de “al menos 23% de las muertes en la región” y que son prevenibles si se cambian los hábitos alimentarios. Además, la OPS señala que existe “una asociación entre las ventas per cápita de productos ultraprocesados y la prevalencia de la obesidad en los adultos en 14 países de la Región de las Américas”.

Mecanismos de interferencia

El informe detalla que “en todos los casos estudiados se reportaron intervenciones por parte de la industria de alimentos dirigidos a impedir la aprobación de la implementación de las iniciativas de etiquetado gráfico innovador, modificarla con el objeto de diluir su impacto o retrasarla”. Estas intervenciones son identificadas bajo cinco grupos de mecanismos: la negación de la necesidad y utilidad del etiquetado propuesto, los cuestionamientos técnicos, las consecuencias económicas desfavorables, el amplio uso mediático y otros posibles mecanismos.

Dentro de la “negación de la necesidad”, el ISAGS determinó que uno de los argumentos más utilizados es que las modalidades existentes previo a la implementación del etiquetado frontal ya garantizaban el derecho de las personas a estar informadas de lo que consumían, además de cuestionar la utilidad del etiquetado. El estudio recoge un ejemplo de Chile en el que “realizaron una campaña publicitaria que cuestionaba el impacto positivo sobre la salud de las políticas al cumplirse un año de la implementación de los nuevos etiquetados”.

Con respecto a los cuestionamientos técnicos, el estudio comprobó que en la mayoría de los casos se dirigen a poner en duda el etiquetado por intermedio de “distintos voceros científicos, asociaciones profesionales, y comunicadores sociales como exponentes de estos argumentos”.

Las consecuencias económicas negativas es una de las áreas “más enfatizada” por las empresas durante las discusiones políticas en torno al etiquetado. “Las proyecciones económicas que presentan abarcan: disminución del consumo, pérdidas masivas de empleo, aumento en el costo de los productos por cambios en el empaquetado, trabas al comercio exterior y disminuciones en las recaudaciones fiscales”, cuenta el informe. Por último, el mecanismo del “amplio uso mediático” explica cómo las empresas utilizan los medios y las redes sociales “para el posicionamiento de posturas contrarias al etiquetado”. La autoría de las piezas que se emiten o publican son a veces firmadas por la industria y a veces colocadas mediante artículos de opinión o participaciones de “generadores de opinión”.

El caso uruguayo

El informe del ISAGS dedica un capítulo a analizar la experiencia de Uruguay en el etiquetado. Se recoge la opinión de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali) de Uruguay, que “publicó su propuesta de tipo de rotulado en noviembre de 2017, y ha seguido manifestándose en contra del etiquetado aprobado”. Los argumentos que la Ciali esgrimió se basan en el sello y afirman que “estigmatiza a los alimentos y no contribuye a que los consumidores tomen decisiones objetivas e informadas” mientras crean “obstáculos innecesarios al comercio internacional”.