La bronquiolitis es una infección pulmonar muy común en menores de dos años; empieza con un resfrío o una gripe y puede terminar con complicaciones importantes, al punto que en los meses de frío causa la tercera parte de los ingresos de niños pequeños a unidades de cuidados intensivos. En estos días en que los CTI se preparan para la época de mayor carga, es necesario extremar los cuidados para evitar complicaciones (ver recuadro).

Gabriela Bazán, pediatra neonatóloga y coordinadora del Equipo del Prematuro Severo de Médica Uruguaya, explicó a la diaria que quienes tienen mayor riesgo de sufrir bronquiolitis son los bebés menores de seis meses, los prematuros más severos (que son los que nacieron con menos de 32 semanas de gestación o con un peso menor a 1.500 gramos) y los niños con cardiopatía congénita compleja.

Los principales síntomas son mucosidad nasal, tos, catarro, estornudos, decaimiento, pocas ganas de comer y estados subfebriles (37,5 a 38 grados); al evolucionar la infección aumenta la fatiga y el niño se puede llegar a poner morado, tener mayores dificultades para respirar y fiebre superior a 38 grados. En casos de menores de seis meses, ante la aparición de los primeros síntomas Bazán recomienda consultar al médico de cabecera o de zona (que vaya a la casa); aconsejó evitar ir a la emergencia, donde en esta época suele haber personas tosiendo y estornudando. Mientras tanto, sugiere hidratar al bebé –que tome la teta, si se puede– y aspirarle la nariz, porque los mocos después pueden causar otras infecciones, como broncoespasmo.

La bronquiolitis puede ser provocada por diferentes virus, pero el más frecuente es el virus sincicial respiratorio (VSR). Bazán destacó que el Fondo Nacional de Recursos (FNR) proporciona un anticuerpo monoclonal llamado Palivizumab, un medicamento de alto costo, inyectable, que se da mensualmente entre abril y agosto, los meses de mayor circulación del VSR. Según informó Bazán, la cobertura del FNR está dirigida a los bebés que nacieron con menos de 29 semanas de edad gestacional, a los prematuros con broncodisplasia pulmonar (enfermedad pulmonar crónica del neonato) y a niños con cardiopatías congénitas. Esta medicación evita que los casos lleguen a ser graves, y con eso las hospitalizaciones. La médica subrayó que esto es muy importante en prematuros, que al momento del nacimiento debieron estar mucho tiempo internados, algo que genera secuelas en ellos y en sus familias, sea por las agresiones a raíz de las intervenciones o por el estrés.

Prematuros

Quienes integran la Asociación Uruguaya de Padres de Niños Prematuros (Aupaprem) están muy atentos a estos riesgos, y en estos días aprovechan para difundir su campaña de concientización, que apunta a mostrar los múltiples esfuerzos de padres y niños prematuros. Gerardo Mazzolini es padre de Gerónimo, un niño de seis años que nació con 26 semanas de gestación y pesó 719 gramos. Recuerda que era tan pequeño que toda la mano del bebé alcanzaba a agarrar la uña del dedo de su padre. “En ese momento te parece chiquito, pero en realidad son enanos gigantes; te muestran todos los días la superación. Nunca pensé poder festejar que aumentara un gramo”, relata ahora.

Uno de los principales reclamos de Aupaprem es que haya una licencia extraordinaria para padres y madres cuando los niños salen del CTI, porque “es importante que estén los dos, padre y madre”, y muchos, como Mazzolini, pierden el trabajo en esa etapa. Sin embargo, los proyectos de ley que se han presentado hasta ahora no llegaron a aprobarse.

Los cuidados que requieren estos niños son importantes, incluso cuando reciben el alta. Mazzolini tuvo a su niño dos meses y medio internado en CTI y un mes y medio en sala; luego tuvo internación domiciliaria, donde estuvieron “casi un año aislados, porque Gerónimo no llegaba a los tres kilos; cualquier bichito te complica y podés volver a CTI”, alertó.

Bazán también insistió en los cuidados que requieren los bebés una vez que reciben el alta, y expresó que en Uruguay el tratamiento que se les da a los prematuros cuando están hospitalizados es “de primera”, pero “el seguimiento es de cuarta”. Dijo que son niños que tienen mayor riesgo de tener secuelas y que si bien hay algunas graves –como una parálisis–, las más frecuentes son las secuelas moderadas, como trastornos de aprendizaje, del lenguaje e incluso del espectro autista. Señaló que el sistema de salud no está preparado para atenderlos; algunos centros hacen un seguimiento con un equipo interdisciplinario hasta los dos o hasta los cinco años, pero lo ideal sería seguirlos hasta la adolescencia. No son muchos y cada vez son menos los nacimientos en nuestro país, recordó.

Recomendaciones

  • Lavado de manos de quienes estén en contacto con el bebé.
  • Evitar el contacto con personas con infecciones respiratorias.
  • Ventilar el ambiente y evitar el hacinamiento y la contaminación ambiental con cualquier tipo de humo.
  • Siempre que sea posible, mantener la lactancia materna.
  • Cumplir con el calendario de vacunación. Se recomienda a quienes estén en contacto con el bebé que se vacunen contra la gripe.
  • Concurrir a los controles pautados y, si presenta síntomas, consultar al médico de cabecera o de zona.