Este viernes fue el Día Mundial sin Tabaco, que apunta a difundir las consecuencias negativas sobre la salud, tanto a nivel pulmonar –es la principal causa del cáncer de pulmón y de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)– como en el desarrollo infantil, porque afecta el crecimiento pulmonar de bebés que están expuestos al tabaco desde antes de nacer, tal como reseña la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con las políticas implementadas desde 2006, lideradas por Tabaré Vázquez, Uruguay se destaca en el mapa internacional, no sólo por haberle ganado un litigio a la tabacalera Philip Morris, sino por aplicar toda la batería de medidas propuestas por el convenio marco de la OMS para el control del tabaco, entre ellas la prohibición de fumar en ambientes públicos cerrados, el aumento de la carga impositiva, las advertencias sanitarias en las cajillas y la prohibición de publicidad.

En diálogo con la diaria Enrique Soto, responsable del Programa Nacional para el Control del Tabaco del Ministerio de Salud Pública, valoró que la prevalencia del consumo de tabaco tuvo un “descenso sostenido” en los últimos 13 años. Mencionó que dos encuestas de hogares de 2006 (una de la Junta Nacional de Drogas y otra del Instituto Nacional de Estadística, INE) mostraban una prevalencia de consumo en el entorno de 30% y que en la última encuesta de hogares del INE, de diciembre de 2018, esa proporción cayó a 19,4% (ver gráfico). Comentó que “al principio hubo un descenso más pronunciado, después siguió descendiendo pero no tanto, y ahora se aceleró un poquito más”.

El descenso no es homogéneo: la mayor pendiente se dio entre los jóvenes de 15 a 24 años, pero no varió entre quienes tienen más de 65; el grupo etario que más fuma es el de 25 a 44 años. En cuanto al género, fuman más los hombres que las mujeres (15,5% de ellas y 23,2% de los varones).

El descenso de la prevalencia es más difícil cuanto más se desciende, pero Soto señala que es necesario seguir trabajando porque “más de 500.000 uruguayos permanecen con la adicción al tabaco” y que eso es “un problema latente”. Por eso, se apunta ahora a estrategias focalizadas, para lo que se tiene que definir “cuáles son los sectores más duros en los cuales es más difícil llegar con el mensaje”. “Se está viendo que los sectores donde tenemos algunas dificultades para lograr el objetivo son algunas áreas de actividad laboral; por ejemplo, los obreros de la construcción tienen una prevalencia que es el doble que el promedio del país, 40%”, y agregó que es mayor también según la zonas geográficas: por ejemplo, se fuma más en la periferia de Montevideo que en la costa. La mujer joven de sectores más vulnerables es un público al que el programa quiere dirigir sus campañas; apuntará a mostrar y convencer sobre los perjuicios del tabaquismo y a poner a disposición los servicios de cesación para quienes no pueden superar la adicción por sí solos, dijo Soto.

Foto del artículo 'En los últimos 13 años el consumo de tabaco en Uruguay ha tenido un descenso sostenido, pero todavía hay 500.000 personas con esta adicción'

Tratamientos

Por ley, cada institución del Sistema Nacional Integrado de Salud debe contar con servicios de diagnóstico y tratamiento de la dependencia del tabaco. Soto detalló que el primer paso es informar a la persona de los daños, para que tome conciencia y estimularla a dejar de fumar; añadió que “a veces sólo con el hecho de hablar con la persona se puede lograr”. Si no se puede, se pasa al segundo paso, que es la sustitución de nicotina, o a la terapia farmacológica. Para eso, el Fondo Nacional de Recursos (FNR) suministra, a quienes no tienen contraindicaciones, chicles con nicotina y bupropión, un antidepresivo que reduce los síntomas de la abstinencia a la nicotina. Hay otra alternativa farmacológica disponible en Uruguay, la varenclina, pero no es cubierta por el FNR; quienes la necesitan deben comprarla en la farmacia. Según Soto, las encuestas indican que la mayoría de los fumadores (70%) quiere abandonar ese hábito.

Comercio ilícito

El descenso de la prevalencia del consumo de tabaco que muestran las encuestas se complementa con el descenso que registra la Dirección General Impositiva (DGI) mediante la recaudación del Impuesto Específico Interno (Imesi): la venta de cajillas bajó de 173 millones a 110 millones entre 2000 y 2017. Sin embargo, no bajó la venta de paquetes de 40 gramos de tabaco: según la DGI, se vendían 13.116.486 paquetes en 2000, en 2006 se vendieron 18.576.415 y en 2017 se vendieron 18.425.872 paquetes; eso también indica un correlación con el nivel socioeconómico de los fumadores, reconoció Soto.

La correlación entre los datos de la DGI y las encuestas de prevalencia del consumo no refleja el comercio ilegal. No obstante, en las dos ediciones de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adulto (GATS, por su sigla en inglés) que se hicieron en Uruguay (en 2009 y 2017) alrededor de 12% de los encuestados dijo consumir marcas de contrabando, refirió Soto. Agregó que hay otras encuestas que hablan de 20% y que integrantes de la Asociación de Kioskeros han mencionado una incidencia que ronda el 30%.

Consultado sobre la eficiencia de las políticas para combatir el comercio ilícito, Soto comentó que “siempre que se aumentan los impuestos, la industria tabacalera dice que aumenta el contrabando”, y que “hubo un aumento importante por medio del Imesi, pero no hubo incremento en contrabando”.

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A Soto le preocupa el comercio ilícito porque permite el acceso al producto a precios muy bajos, porque hay una evasión fiscal y porque las cajillas no cuentan con advertencias sanitarias. “Impacta en los sectores de la población más vulnerable”, reafirmó.

Imágenes y campañas

Antes de diciembre de 2019 la industria tabacalera tendrá que implementar el nuevo diseño de cajillas y paquetes, un etiquetado neutro, en el que se borrarán las peculiaridades de cada marca (tipografía, color). Los pictogramas se mantendrán pero se rotarán y habrá imágenes nuevas. Consultado acerca de la efectividad de los pictogramas, Soto dijo que se recurre al banco de imágenes de la OMS y que se busca mostrar en términos reales lo que es capaz de provocar el tabaco. “Hay mucha evidencia científica: esas imágenes no son inventadas, son producto de la realidad. El producto realmente puede producir cáncer de garganta, entonces va a aparecer una persona con cáncer de garganta; realmente puede producir ACV, entonces va a aparecer una persona con hemiplejia”, afirmó, aunque se mostró de acuerdo en “dosificar” la información para que que no produzca rechazo, porque “si la persona ve algo muy desagradable lo pasa por arriba o, lo que es peor, se vuelve intrascendente porque se acostumbra a verlo”.

La Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer está implementando una campaña para que no se fume en ambientes cerrados privados, como las casas y los autos. Álvaro Luongo, presidente de la comisión, dijo a la diaria que se buscará profundizar en este tema porque “tenemos una sensación de que hubo una caída importante pero ahora hay un estancamiento de la política”, y mencionó la incidencia del contrabando. Luongo recordó que, además de influir en el cáncer de pulmón, el tabaco incide en otros cánceres, como el de colo-recto, el de la cavidad oral y faringe, y el de estómago y vías digestivas. Dijo que la comisión iba a disminuir los recursos que destina a las campañas antitabaco pero que no lo hará: “Hay que seguir insistiendo, no lo vamos a abandonar: tiene que caer mucho más”, expresó.