“Consideramos que ha cambiado sustancialmente la discusión sobre el tema del hambre porque hay 820 millones de personas que están pasando hambre, que es una cifra muy grande, y ha ido cambiando el nivel de obesidad y sobrepeso del ciudadano: hay más de 700 millones con sobrepeso u obesidad. Basta ver Uruguay: en América Latina estamos en este momento en 60% de obesos o con sobrepeso en adultos, en Uruguay estamos en 64%”. Así resumió uno de nuestros mayores desafíos Mario Lubetkin, subdirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).
Lubetkin es uruguayo y vive en Roma; la semana pasada estuvo en Uruguay acompañando al director general del organismo, José Graziano da Silva, que recibió la Medalla de la República Oriental del Uruguay en la cancillería por su trabajo en la reducción del hambre. El miércoles Graziano da Silva y Lubetkin se reunieron con el presidente de la República, Tabaré Vázquez, y allí le transmitieron el respaldo de la FAO a la gestión del gobierno uruguayo.
Rotulado de alimentos
Entre los temas de conversación con Vázquez estuvo el del decreto de rotulado frontal de alimentos que tengan exceso de azúcares, grasas y sal (mediante un ocotógono negro), que fue aprobado en agosto de 2018 y entrará en vigencia en febrero de 2020. “Le señalamos al presidente que lo vemos con muy buenos ojos porque no es un problema local uruguayo, es un tema que se aprobó en Chile, es parte de un debate internacional muy intenso que tiene que ver con todos los aspectos relacionados con la alimentación correcta, que tiene que ver con dar información al ciudadano muy superior que la que tiene actualmente, señalándole cuáles son las zonas de peligro”, explicó Lubetkin.
Concordó en que el sector privado necesita tiempo para adecuarse, y comentó que las empresas no tienen posiciones unánimes. “A nivel global no hay una sola posición del sector privado; el sector privado vive un conjunto de contradicciones muy profundas”, dijo, estableciendo un paralelismo con lo que ha ocurrido con la industria tabacalera. “Ha habido niveles de resistencia en la comprensión del sector privado de hacia dónde se ha ido”, expresó, pero apuntó que la industria tabacalera ha señalado interés en ayudar a reconvertir a los trabajadores rurales para que dejen de plantar tabaco. “Una parte de ellos se da cuenta de que el proceso tiene que ir para ahí y que no pierden económicamente, simplemente es parte de un escenario que no se puede negar. Estamos hablando de un tema fundamental, que es el derecho a la salud del ciudadano. Es un debate muy intenso en Europa también, son los mismos elementos de discusión; Uruguay está en un contexto de debate internacional”.
Garantizar el derecho
La FAO es la agencia de la agricultura y la alimentación, pero el propio Lubetkin reconoce que durante muchos años el principal foco del organismo se centró en la agricultura, y resalta que ahora la idea es “hacer priorizar cada vez más la letra efe, de food”, dice, para remarcar el rol de la alimentación. “La agricultura es una componente dentro del esquema de la seguridad alimenticia”, agrega. “El paraguas superior es la seguridad alimenticia, ese es el escenario de liderazgo de la FAO, porque cuando activás eso no te limitás al tema agrícola y salud, sino que le incorporás el tema de los cambios climáticos, que pasa a ser un aspecto clave para generar la sostenibilidad del producto alimenticio”. La primera conferencia mundial de la FAO sobre nutrición fue en 1996, y la segunda recién en 2015. Lubetkin recordó que la segunda conferencia, que se hizo en alianza con la Organización Mundial de la Salud, fue algo “emblemático”: “Hubo resistencias enormes a que se hiciera, a que hubiera un plan de trabajo”, expresó. Valoró que hoy hay un plan de trabajo global sobre temas de nutrición, que no existía antes, y que era necesario porque “muchos estados habían abandonado su política de nutrición y la habían dejado a otros para que la gestionaran; era como que los estados no tenían responsabilidad sobre esto”.
Destacó que ahora “varias constituciones en el mundo están poniendo un artículo sobre el derecho a la alimentación como parte de los derechos humanos”. Uruguay está tratando de asentar esos componentes en la llamada ley marco para el derecho a la alimentación, seguridad alimentaria y nutricional de la población, un proyecto de ley presentado en 2015 por el diputado nacionalista José Carlos Cardoso en sintonía con el Frente Parlamentario contra el Hambre para asegurar “el ejercicio pleno del derecho humano a una alimentación adecuada”. Sobre ese tema también hablaron con el presidente. A cuatro años de presentado el proyecto, todavía no ha recibido media sanción.
Hambre, obesidad y soluciones
En 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible propusieron alcanzar para 2030 la meta de “hambre cero”. En ese momento, 795 millones de personas en el mundo pasaban hambre, pero la situación no mejoró y en 2017, según las últimas cifras disponibles, trepó a 821 millones. Lubetkin señaló que hasta hace tres años la tendencia era a la disminución del hambre, porque en la década de 1990 había 1.000 millones de personas que pasaban hambre. Según el subdirector de la FAO, el principal factor que incidió en los últimos años para invertir la tendencia que se traía fueron los conflictos armados, sobre todo en África Subsahariana, Yemen, Sudán y en el norte de Nigeria, detalló. “Donde hay guerra, hay hambre”, afirmó. Pero mencionó otra razón, que es la que ha incidido en el retroceso que tuvo América Latina en relación al hambre: “Aquí se ha reducido la inversión social, lo que efectivamente puede haber determinado ese tipo de números”.
De seguir así, en 2030 habrá 650 millones de personas pasando hambre. Dijo que existe el peligro de que no se cumpla el objetivo, pero recordó que estamos a 11 años de la meta y todavía hay margen para alcanzarla. Para eso, propuso trabajar en un conjunto de factores, básicamente reducir los conflictos militares y aumentar sustancialmente las inversiones en políticas sociales. “No estamos en este momento en la posición de decir que se va al fracaso, decimos que está el riesgo del fracaso, pero todavía estamos a tiempo de darle una serie de condiciones y de elementos: inversión, paz, mejores escenarios y nutrición”. Agregó que la FAO también trabaja para solucionar los problemas generados por el cambio climático, que también ha contribuido al deterioro de la situación.
La calidad nutricional es fundamental y acuciante. En 2017, 38 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso. “Muchos de ellos van a tener problemas cardíacos, diabetes. No estamos hablando de un pequeño tema anecdótico, estamos hablando de un cambio de transformación sustancial en una perspectiva de cinco o diez años”, señaló. Y completó la idea: “Nos estamos acercando a niveles de muerte similares entre hambre y obesidad, por lo tanto hoy ya no se trata del plato de arroz, como era la histórica batalla del mundo sobre el tema del hambre y de una organización como la FAO, hoy el problema es cómo garantizar sostenibilidad del ciudadano y la salud en la perspectiva del futuro”.
Lubetkin mencionó que esta semana se desarrollarán dos grandes eventos en Roma: uno sobre alimentación saludable y otro de innovación en el área agrícola. Dijo que son debates que se tienen que ir generando, aunque está claro que no se agotarán en una sola instancia. Se busca tener “sistemas de innovación que permitan producir con sostenibilidad, con calidad y en función de las necesidades de la humanidad”. Afirmó que “hoy no está el problema planteado de más producción, porque con la producción actual sería suficiente, el problema es que hay un tercio de la producción que va al desperdicio, entonces primero hay que reducir eso, porque la capacidad de producción está”.
El jerarca mencionó que también hay tensiones en las formas de producir. “Durante esta gestión empezamos los debates sobre los temas agroecológicos y tuvimos niveles de resistencia terribles; algunos países piensan que no es este el tema, sino el tema agroindustrial”, comentó. Si bien no hay una resolución al respecto, destacó que “son procesos que tienen que ir entrando en la sociedad”.
Rol de Uruguay
Del 22 al 29 de junio se hará en Roma la Conferencia Mundial de la FAO, en la que se elegirá al nuevo director general de esta agencia. Lo particular es que será presidida por Uruguay, a través del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Enzo Benech.
Lubetkin destacó que la presidencia esta vez le correspondía a América Latina y que Uruguay se postuló y de inmediato recogió consenso. Señaló que eso “expresa el respeto que hay sobre este país tan sensible en un momento en el que América Latina está muy complicada, muy dividida, muy peleada”. Según Lubetkin, se “tuvo en cuenta la capacidad de consenso y diálogo que tiene Uruguay”.
Entre los proyectos que apoya la FAO en Uruguay destacó el de Conciencia Agropecuaria, que apunta a disminuir la brecha entre el campo y la ciudad, que se amplía por la migración del campo a la ciudad, algo que es un fenómeno mundial.