En las Américas hay diez millones de personas que viven con demencia, informó ayer la Organización Mundial de la Salud y su regional panamericana (OMS/OPS), al lanzar el octavo Mes Mundial del Alzheimer.

Este año, la OPS y la Alzheimer’s Disease International (ADI), una federación internacional de 100 asociaciones y federaciones de alzheimer, iniciaron una campaña en América con el objetivo de que se hable más cómoda y abiertamente sobre esta enfermedad y la demencia. “La falta de conocimiento sobre la demencia y sobre cómo podría comportarse una persona afectada ha contribuido al estigma”, expresó Carissa Etienne, directora de la OPS. En una gacetilla de prensa divulgada por ese organismo, Paola Barbarino, CEO de la ADI, resumió así los motivos de la campaña “Hablemos sobre demencia”: “Necesitamos que las personas hablen más cómodamente sobre la enfermedad de Alzheimer y la demencia. La demencia es una de las crisis más importantes de salud mundial y atención social en el siglo XXI, con alguien desarrollándola cada tres segundos, pero el estigma que la rodea, y la falta de tratamientos disponibles, significa que las personas demoran en hablar sobre esto y en buscar asesoramiento y apoyo, perdiendo un tiempo valioso”. Además de dificultar el acceso al diagnóstico y la atención, el estigma obstaculiza también la investigación, planteó Barbarino.

El 21 de setiembre se conmemorará el Día Mundial del Alzheimer, y la ADI lanzará un informe mundial que se basó en una encuesta que aplicó a casi 70.000 personas en 155 países y que revela que “95% de los entrevistados del público en general creen que desarrollarán demencia en su vida”, recoge la gacetilla.

La demencia es definida como “un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria”, consigna el comunicado de la OPS, que aclara que, si bien afecta principalmente a las personas mayores, no es una consecuencia normal del envejecimiento. La situación parece ser peor ahora que antes. “Las muertes debidas a las demencias aumentaron a más del doble entre 2000 y 2016, convirtiéndose en la quinta causa principal de muerte mundial en 2016, en comparación con la causa decimocuarta en 2000”, expresa el informe, que subraya que “la prevalencia de la demencia en todo el mundo está aumentando de manera exponencial” y que “se estima que el número de personas que viven con demencia se triplicará, pasando de los 50 millones actuales a 152 millones para 2050”.

Factores de riesgo

La demencia no tiene cura y no se sabe exactamente cómo evitarla, aunque hay factores de riesgo que hay que atender, tal como aconseja la OMS. Mantenerse físicamente activo es fundamental, para lo que se recomienda, por ejemplo, incorporar caminatas a la rutina diaria. Disfrutar de la vida social también reduce el riesgo de demencia; sin embargo, sólo 17% de las personas encuestadas en el mundo dijo saber que eso es así, consignan la OPS y la ADI. La recomendación de estimular el cerebro tal vez sea más conocida: “La actividad mental intensa parece frenar la contracción del hipocampo, la parte del cerebro que es crucial para la memoria y, a menudo, la primera en verse afectada por la enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia”, dice uno de los afiches de la campaña. Como para otras cosas de la vida, llevar una dieta saludable es primordial; además, para reducir el riesgo de demencia se recomienda que consista principalmente en cereales, pescado, legumbres y hortalizas. No fumar también aparece entre los consejos: “Los fumadores corren un riesgo de demencia 45% mayor que los no fumadores”, afirma otro afiche de la campaña.

Diez signos de advertencia

La campaña “Hablemos sobre demencia” ofrece un interactivo en el que la persona puede responder si siente alguno de los diez signos de advertencia sobre la demencia; si el resultado preocupa, se aconseja hablar con el médico y buscar más información. Estos son los signos:

  1. Pérdida de memoria, olvido de hechos importantes.
  2. Dificultades para realizar tareas que son familiares (por ejemplo en qué orden ponerse la ropa).
  3. Dificultades con el lenguaje o para encontrar las palabras correctas.
  4. Desorientación temporal o espacial (olvidar la calle en la que se vive, dónde se está o confundir el día y la noche).
  5. Tomar decisiones equivocadas o extrañas (por ejemplo, ponerse mucha ropa un día caluroso o poca un día frío).
  6. Problemas para seguir el hilo de una conversación o perder la cuenta de lo que ocurre.
  7. Extraviar cosas o ponerlas en lugares desacostumbrados (por ejemplo, la plancha en la heladera).
  8. Experimentar cambios en el estado de ánimo y el comportamiento (cambios rápidos y sin motivo aparente).
  9. Problemas con las imágenes, los colores o la conciencia del espacio.
  10. Pérdida de interés en el trabajo o la vida social.