El 1º de diciembre es el Día Mundial de Lucha Contra el Sida. Según informó Subrayado, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, anunció que desde la cartera van a promover que la realización del test de VIH sea obligatorio para el carné de salud.

Este anuncio es visto con preocupación, ya que para las personas que viven con VIH, el ámbito laboral es uno de los más discriminatorios. Organizaciones nacionales e internacionales se posicionan contrarias a este tipo de iniciativas, que generan una barrera para el acceso al trabajo.

En Uruguay aún hay instituciones públicas y privadas que solicitan el test de VIH para la contratación de personas. Tal es el caso de la carrera militar, ya que el Ministerio de Defensa Nacional (MDN) es uno de los que mantienen esta normativa. Por su parte, el Ministerio del Interior (MI) eliminó el testeo de VIH obligatorio como requisito de entrada a la Policía en 2015.

Zaida Arteta, secretaria médica del Sindicato Médico del Uruguay y delegada en la Comisión Nacional de Lucha Contra el Sida por la Universidad de la República, fue consultada por la diaria acerca del anuncio de Salinas.

La infectóloga, que es grado 4 en la materia, destacó que el testeo es fundamental para que las personas puedan conocer su estado serológico. “Es muy importante que las personas que tienen relaciones sexuales, cualquiera sea su tipo de práctica y orientación sexual, puedan realizarse test de VIH para conocer su estado serológico, tanto si son positivos como negativos. Es una acción en salud muy importante, porque en el caso de que el resultado sea positivo se puede tratar, y si es negativo se puede prevenir la infección con distintas estrategias, de acuerdo a las personas y a las prácticas que cada quien tiene”. Sin embargo, resaltó que incluir el testeo obligatorio de VIH dentro del carné de salud puede ser problemático y discriminatorio.

La experta explicó que el carné de salud en Uruguay “es más que nada un carné laboral”. No es un chequeo ni una consulta de salud en la que se hacen controles para prevenir situaciones patológicas. “No es una consulta con un médico tratante, que lo que hace es conocerte y pedirte los exámenes asociados a tu franja etaria y a las posibilidades de enfermedades que tengas o no tengas. Si la persona quiere un chequeo, no se hace un carné de salud, se hace un chequeo. El carné se usa para entrar a trabajar”. Como es sabido, “la mayoría de las personas, y también los empleadores, lo utilizan como un requisito asociado al ingreso laboral”.

Han existido problemáticas asociadas a la vulneración de la confidencialidad. “Hay circunstancias en las que las empresas dirigen a sus trabajadores a un único lugar para que se hagan el carné de salud. Ha pasado que el empleador conoce el resultado antes que el empleado, o se filtra la información, que es privada de la persona”.

La reglamentación actual ofrece la posibilidad de realizarse el test, pero no lo establece como obligatorio en el carné de salud. “Desde el punto de vista de la naturalización de la prueba, perfectamente se podría plantear que así como se verifica si una persona tiene diabetes o no, también se puede verificar si tiene VIH o no. En ese sentido, es tratar a las dos situaciones de salud de la misma manera. Pero el estigma y la discriminación que están relacionadas con la infección por VIH hace que si lo colocamos obligatorio en el carné de salud puedan producirse mayores problemas de estigma y discriminación en el ámbito laboral”, argumentó Arteta. Y resaltó que, de hecho, desde la sociedad civil y la Universidad de la República se está trabajando para que se retire de los requisitos para entrar a trabajar en el MDN, como ya se hizo en el MI en 2016.

La infectóloga alerta sobre múltiples complejidades en esta propuesta. Entre otras, destacó la barrera en el acceso al trabajo: “Colocar de forma obligatoria el test de VIH en el carné de salud puede hacer que personas con VIH que conocen su diagnóstico no se hagan el carné de salud y queden excluidas de algún tipo de trabajo”. Agregó: “Por más que se crea que no va a ser así, en la realidad, sucede. Hasta existe un ministerio que lo regula como requisito de ingreso”, en alusión al MDN.

Además, dijo que puede existir otro problema, relacionado con la rotura de la confidencialidad. “Si bien en el carné no dice que la persona es positiva o negativa, puede haber rotura de la confidencialidad y revelación del diagnóstico cuando no se quiere contar”. Una persona que vive con VIH no está obligada a comunicar su diagnóstico. Finalmente, expresó que esta medida puede significar “pérdida de las fuentes laborales” y que pueden generarse diversos problemas en este sentido.

Algunos datos sobre VIH en Uruguay

  • Hay 13.350 personas en Uruguay que viven con VIH y lo saben. Otras tantas viven con el virus pero no lo saben, aunque hubo un leve aumento en la tasa de notificación. Dos de cada tres personas que se notifican son varones. La vía sexual es la más representativa en las transmisiones (99%).

  • 74% de las personas tiene cobertura antirretroviral. Ocho de cada diez personas que reciben tratamiento antirretroviral tienen carga viral indetectable, es decir, no transmiten el virus.

  • Montevideo y Maldonado son los departamentos con tasas más altas de contagios, seguidos de Rivera y Artigas. La mortalidad con relación al virus se redujo: en 2019 fallecieron 157 personas, de las cuales 108 eran varones y 46 mujeres.