El envejecimiento de la población uruguaya es alto, y contar con información real es fundamental para desarrollar políticas. Eso fue lo que motivó a investigadores de la Facultad de Enfermería de la Universidad de la República (Udelar) a considerar la invitación de docentes de la Facultad de Enfermería de la Universidad Federal de Pelotas (Brasil) ‒con quienes desarrollan la formación doctoral‒ a sumarse a un consorcio internacional de estudios longitudinales de envejecimiento. El consorcio se llama Health and Retirement Study (HSR) y nuclea a 45 países.

Fernando Bertolotto, director de la Unidad de Investigación de la Facultad de Enfermería, explicó en diálogo con la diaria que los estudios transversales hacen un corte de la realidad en determinado momento, son como una fotografía, mientras que los longitudinales permiten “hacer el seguimiento de los procesos de salud y enfermedad en el tiempo; se dice que integran, de alguna manera, el pasado, el presente y el futuro en salud”.

El lunes y ayer, la Facultad de Enfermería desarrolló el seminario internacional “Estudios longitudinales de envejecimiento: interés y perspectivas de desarrollo para Uruguay”, en el que participaron investigadores nacionales y extranjeros; fue una de las etapas del estudio de viabilidad que inició la facultad hace seis meses. De concretarse, Enfermería liderará el proceso, pero el estudio será hecho por un equipo interdisciplinario de modo de poder abordar “la complejidad del problema de la salud en la perspectiva del envejecimiento” y sumar a investigadores que trabajan estos temas, señaló Bertolotto.

De concretarse, se propone tomar una muestra representativa de personas de 50 años ‒entre 2.000 y 3.000‒ a las que entrevistarán cada dos o tres años para relevar datos demográficos, estado de salud, limitaciones funcionales, salud psicosocial, mental, oral y cognitiva, actividad física, cuidados sociales, participación social, alojamiento, hábitos saludables, redes sociales, trabajo, renta y bienes; tomarán medidas antropométricas (peso, altura, circunferencia de la cintura), de presión arterial y muestras de sangre para analizar algunos indicadores.

Según Bertolotto, los estudios longitudinales tienen “más alto valor académico y científico”, pero son costosos. Por el momento, Uruguay no tiene financiación, pero el lunes participaron integrantes del Fondo de Población de las Naciones Unidas y del Banco Interamericano de Desarrollo, que han financiado otros estudios longitudinales en Uruguay ‒no de envejecimiento‒ y expresaron su interés en que se concrete una investigación de este tipo.

Experiencias internacionales

María Fernanda Lima-Costa, coordinadora del Estudio Longitudinal de Salud y Bienestar de Envejecimiento de Brasil (ELSI), que desarrollan la Universidad Federal de Minas Gerais y la Fundación Oswaldo Cruz, con el financiamiento del Ministerio de Salud brasileño, contó a la diaria que iniciaron la investigación en 2015. El estudio abarca a 9.500 personas de todo Brasil; en 2015-16 se hizo la primera muestra y ahora están desarrollando la segunda, con la misma población. Han detectado que “a peores condiciones de salud en la infancia, peor envejecimiento, y cuando más bajo es el nivel educacional, peor es el envejecimiento”. Hallaron que “el sistema de salud brasileño, que es público, tiene un papel importante en la reducción de las desigualdades”. La mitad de los encuestados en la primera ronda eran hipertensos, y en comparación con los resultados de otros países del consorcio, vieron que las limitaciones funcionales para desarrollar actividades básicas de los brasileños son mayores que las de los norteamericanos y europeos, pero menores que las de los chinos. 70% de los cuidadores de esos mayores en Brasil son mujeres.

El estudio longitudinal en Estados Unidos comprende por ola a 20.000 personas, contó David Weir, investigador principal de ese trabajo. Expresó que el análisis ha permitido “desmitificar un montón de cuestiones de cómo son las personas mayores”, por ejemplo, que los mayores de 70 años sólo trabajan porque son pobres; se descubrió que muchos lo hacen por disfrute. Se descartó, también, la creencia de que las personas mayores no tienen energía: “se descubrió que era todo lo contrario, que están ocupadas en muchas actividades”, entre ellas, el cuidado de sus propios padres o de sus nietos.

James Banks, economista y coordinador del estudio longitudinal de Inglaterra, señaló que hallaron que “todas las dimensiones de la vida, la económica, la social, están interconectadas”, y que “personas que tenían un estilo de vida positivo tendían a vivir más tiempo que aquellos que no habían tenido un buen camino de vida”, y que cierto tipo de trabajos “pueden conducir a mejores condiciones cognitivas y de función física”.

Weir agregó que han podido medir la “soledad social” de la persona y la experiencia de sentirse solo, que no es lo mismo, y las dos tienen impactos en tu salud. Cesar de Oliveira, investigador brasileño y referente del HRS, agregó que han hecho investigaciones sobre la importancia de la participación social y la relación con la depresión, y una de ellas provocó que el departamento de Salud inglés “prescribiera la participación social, en el arte, la música y otras dimensiones, para que las personas salieran de sus casas”.

También han llegado a detectar que personas con mucha actividad física se recuperan mejor de ciertos eventos, como una fractura de cadera: “Podemos evaluar cuáles son los factores que inciden en la recuperación de las personas solamente siguiéndolas en el tiempo y ver qué tipos de desarrollo tienen”, comentó.