Hay localidades del interior del país que recién esta semana accedieron a los hisopados, que es la forma en que se toma la muestra para el diagnóstico de covid-19, explicó a la diaria Jacqueline Ponzo, médica de familia y comunidad y magíster en Epidemiología. “El acceso al testeo ha sido muy errático (...) no tenemos una estrategia de testeo masivo en personal de salud ni en personas expuestas y que estén en confinamiento. Si bien tenemos números, no podemos tener certeza de cuál es realmente la situación de la epidemia en nuestro país”, agregó. Ese es uno de los motivos por los cuales Ponzo considera que todavía no es el momento para “abrir el grifo” que propuso el gobierno esta semana, al indicar la reactivación del sector de la construcción y de las escuelas rurales, la próxima semana. El otro argumento que maneja la médica es que en los países donde la medida de distanciamiento físico fue exitosa el confinamiento se extendió por un plazo más prolongado, de dos meses y medio a tres.

Ponzo afirmó que “es peligroso salir en este momento de las medidas de confinamiento” porque esta apertura “tiene que tener márgenes de seguridad que hoy no tenemos”. Dijo que es necesario desarrollar estrategias de testeo para casos sospechosos y que, de confirmarse el diagnóstico positivo, se le debería hacer el test a todos sus contactos; además, plantea que se hagan test masivos a poblaciones de mayor riesgo, como los trabajadores de la salud y de residenciales, así como a poblaciones institucionalizadas. Pero además de plantear que no hay un real conocimiento de la expansión del virus, Ponzo lamenta que se haya debilitado la atención comunitaria en salud y planteó que “no se ha trabajado adecuadamente en las medidas preventivas que deben ser desarrolladas en conjunto con la comunidad: municipio, gremios de maestros, de la construcción, trabajadores de la salud y los actores sociales están muy afín y motivados para participar, pero la conducción que se está haciendo resulta un poco autoritaria y poco participativa y poco transparente en materia de información”, criticó. Recordó que Uruguay tiene una vasta red de municipios, que es un punto favorable para el manejo de covid-19 y para diseñar estrategias adaptadas a cada realidad territorial, sea para controlar que los niños no vayan al parque de juegos, para pensar la mejor forma de trabajar en un comercio barrial o en una peluquería, o para evaluar si las familias tienen, o no, posibilidades de aislamiento dentro del hogar.

“Estamos en el inicio de la epidemia desde el Caribe a Tierra del Fuego salvo que hagamos algo que no se ha hecho en otros países, que es fortalecer estas estrategias de contención comunitaria que nos permitan ir preservando la población vulnerable y la circulación del virus”, planteó Ponzo, y dijo que para eso es necesario abandonar “el modelo médico dominante” y evolucionar a “un modelo médico que esté mucho más en sintonía con las características del territorio y de la población y que pueda encontrar respuestas que vienen desde ese lugar”.

Advirtió que el virus va a penetrar ahora en los sectores menos privilegiados. En referencia a la región de América Latina, dijo que tiene varias desventajas respecto de Europa; entre otras, falta de testeos, falta de equipamiento de protección para el personal de la salud, protocolos insuficientes para la atención de covid-19, peores desigualdades sociales y económicos y peor carga de enfermedades crónicas, de violencia de género y de enfermedades debilitantes, como VIH y tuberculosis.