“Realmente el hospital no paró y en algunas cosas todo lo contrario”, explicó Victoria Lafluf, directora general del Centro Hospitalario Pereira Rossell en su oficina y con los datos de 2020 del Sistema Informático Perinatal (SIP) sobre el escritorio. La información que compartió muestra los principales indicadores asistenciales de la maternidad de este centro, que es de referencia en la atención de la mujer (y también pediátrica) de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).
2020 no fue un año cualquiera, sino el de la llegada de la pandemia de covid-19, y por eso es doblemente interesante ver estos indicadores. Lafluf, que dirige el centro desde junio de 2018, aclaró que si bien los datos del SIP se cierran a fin de año, durante los meses previos fueron evaluando cómo evolucionaban los indicadores más sensibles, algo que siempre hacen, pero sobre todo este año, “porque estábamos viendo qué pasaba con un fenómeno que era desconocido”.
El Centro Hospitalario Pereira Rossell reúne dos hospitales: el de la Mujer y el Pediátrico. Sobre este último, si bien no fue el centro de la entrevista, Lafluf comentó que disminuyeron las consultas e ingresos hospitalarios de niños por infecciones respiratorias y se intensificaron los controles a distancia. “Sin embargo, en el Hospital de la Mujer la realidad ha sido otra, porque las pacientes embarazadas no dejan de concurrir y las que tienen patologías oncológicas, tampoco. En 2020 prácticamente mantuvimos el nivel de las consultas: fueron unas 50.000 en policlínica y unas 33.000 en la emergencia, cifras muy similares a las del año anterior”, detalló. “Esto nos hace ver que mantuvimos una respuesta adaptando los protocolos, las pautas nacionales e institucionales a la realidad del hospital, que es un hospital que tiene un cometido específico, porque acá se controlan los embarazos de alto riesgo obstétrico”, destacó. Agregó que el número de cirugías (ginecológicas y oncológicas) también aumentó con respecto a los años anteriores y que, asimismo, se incrementó el número de camas de cuidados críticos neonatales –ahora hay 54 camas disponibles–, lo que permite evitar traslados de los recién nacidos a otros centros de cuidados críticos.
Todos estos resultados fueron presentados el viernes 12 en una reunión en la que participaron los jefes de servicio y los profesores de las dos clínicas ginecoobstétricas, de la maternidad, de neonatología y de parteras.
Nacimientos y controles de embarazo
En 2020 hubo 5.914 nacimientos en el Pereira Rossell, 16 menos que en 2019. Este dato muestra que si bien continúa el descenso de nacimientos que registra el centro –y también el país– en los últimos años, el descenso fue menor que el de años anteriores (ver gráfico). Lafluf opinó que, al parecer, la tendencia “se aplanó”, pero acotó que “de todas maneras no es posible sacar conclusiones con un solo año, hay que ver si se mantiene”. Esta información no necesariamente refleja un estancamiento en el descenso de la tasa de fecundidad, porque también hay que considerar que en 2020 aumentó el número de usuarios de ASSE, aunque aún no se conoce en qué medida creció el volumen de población que puede necesitar asistencia en el Pereira Rossell.
Otros dos indicadores favorables del desempeño del hospital en 2020 fueron la captación precoz de embarazos (77% se captó durante los primeros tres meses) y la cantidad de controles de embarazo (78% tuvieron asistieron a seis o más controles). Estos dos resultados no son sólo mérito del Pereira, sino de toda ASSE, porque son las policlínicas desplegadas en todo el territorio a las que concurren inicialmente las mujeres, y son esos centros los que hacen los controles en muchos casos. “Cuando se habla del impacto de los resultados, esto tiene que ver con toda la red [asistencial de ASSE], porque muchos de estos nacimientos fueron embarazos controlados en otro lado”, valoró Lafluf.
Mortalidad, prematurez y bajo peso
La directora del Pereira calificó de “sumamente positivo” que se haya mantenido la tendencia a la disminución de los óbitos fetales, término técnico que define la muerte del feto cuando tiene determinado peso y edad gestacional. “En 2016 tuvimos 82 óbitos fetales y en 2020 tuvimos 39”, detalló. Señaló que esa disminución “habla de una capacidad de respuesta a tiempo de algunos aspectos que se detectan en el control del embarazo y que definen que hay que tomar una medida”.
La mortalidad neonatal se situó en 6,9 cada 1.000 nacimientos, un valor similar al de años anteriores. No hubo ninguna muerte materna.
En 2020 aumentó la proporción de cesáreas, que se ubicó en 33,7% del total de nacimientos. Este valor supera el de los últimos siete años, en que estaba por debajo de 30%, pero de todos modos sigue siendo menor que el promedio nacional (que supera el 40%), lo que es más significativo si se considera que el Pereira Rossell atiende casos de alta complejidad. “La cesárea, cuando está bien indicada, es una medida más que justificada y oportuna”, recordó Lafluf.
La prematurez, los nacimientos ocurridos antes de las 37 semanas, también aumentaron en 2020, cuando alcanzaron una proporción de 13,5% sobre el total de nacidos vivos, lo que corresponde a 1,3% más que en 2019 (76 casos más).
Lafluf planteó que el incremento del número de cesáreas y la prematurez están vinculados con la disminución de óbitos fetales. “Cuando tenés un número de nacimientos muy similar, que ya no baja, cuando tenés una disminución importante de los óbitos como se viene dando, relacionar el aumento de las cesáreas y el aumento de la prematurez no necesariamente son mala palabra. Un prematuro está bien que sea prematuro cuando uno lo que está haciendo es salvar la vida de ese recién nacido”, explicó.
88,6% de nacimientos fueron de bebés de más de 2.500 gramos. Disminuyó el porcentaje de nacimientos de niños de menos de 1.000 gramos, pero la proporción de niños pequeños para la edad gestacional se ubicó en 6,6%, 0,9% más que en 2019.
Embarazo adolescente y otros indicadores
Del total de nacimientos asistidos en el Pereira, 20% fueron de madres que tenían entre diez y 19 años inclusive. Con este valor se mantiene la tendencia al descenso de los últimos años, reforzada por políticas orientadas a la disminución del embarazo adolescente no deseado, como la mayor accesibilidad a métodos anticonceptivos de larga duración.
En 2019, 33 niñas de diez a 14 años habían tenido hijos en el Pereira Rossell, y en 2020 esa proporción cayó a 16; este descenso es notorio, pero no es constante a lo largo de los años: en 2018 se había asistido en el Pereira 23 nacimientos de madres menores de 14 años.
En cuanto a las enfermedades de infección sexual de transmisión vertical, el informe destaca una disminución de la incidencia de la sífilis (1,1% de los recién nacidos tuvo serología luética positiva en sangre). Con respecto al VIH, 6,7 cada 1.000 madres que tuvieron nacimientos en el Pereira vivía con el virus; todavía no es posible determinar en qué casos se pudo haber transmitido al bebé porque tienen que pasar varios meses para tener la confirmación, pero Lafluf comentó que es algo que se da en muy pocos casos, porque se toman las medidas para evitarlo.
El número de interrupciones voluntarias del embarazo creció apenas en 2020: fueron 1.516 con respecto a 1.501 que se habían registrado en 2019.
Coronavirus mediante
Del total de mujeres que se internaron en el Pereira Rossell en 2020, sólo ocho embarazadas y una paciente que se asistió por un problema ginecológico dieron positivo al test de covid-19. Lafluf comentó que ninguno de los recién nacidos de esas madres tuvo coronavirus.
Al tiempo que se respetaron los protocolos para evitar los contagios de covid-19, el hospital apostó “a no perder la humanización de la atención, ni en el hospital de la mujer ni en pediatría”, resaltó Lafluf. “El parto es acompañado por quien la mujer elija, con los mismos criterios que veníamos trabajando, que no es solamente el acompañamiento, es el respeto del proceso fisiológico, que no se intervenga donde no se necesita intervenir sino que el equipo técnico acompañe el proceso de nacimiento”, explicó.
Una investigación de los docentes Leonel Briozzo, Giselle Tomasso, Stephanie Viroga, Fernanda Nozar y Ana Bianchi, publicada recientemente en la revista Journal of Maternal-Fetal & Neonatal Medicine, buscó determinar el impacto de la pandemia en los resultados perinatales en el Pereira Rossell e identificó que desde el 15 de marzo hasta el 15 de setiembre de 2020 hubo una mayor incidencia de la prematurez y un mayor número de nacimientos con bajo peso y de pequeño tamaño para la edad gestacional con respecto al mismo período de 2019.
Al respecto, Lafluf comentó que los números finales de 2020 no terminaron marcando esa tendencia, que sí se veía en los seis meses que había considerado el estudio.
Consultado por la diaria, Briozzo coincidió con Lafluf, y reafirmó que en la investigación en la que participó no consideraron “los tres primeros meses y medio de 2020 porque queríamos medir impacto concreto de la situación sanitaria, psicológica y económica” del coronavirus. Briozzo, que es el jefe de la maternidad del Pereira, también está conforme con los resultados que alcanzó el hospital en 2020 y “en cómo ha enfrentado la maternidad la pandemia”, y acotó que los indicadores monitoreados de marzo a setiembre de 2020 están relacionados con problemas “que no son de la maternidad sino de la situación prehospitalaria de nuestra población”, como la crisis económica y el estrés general que se vivió en los primeros meses de la pandemia.