Hace poco menos de un mes, una convocatoria de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) a médicos de la institución para que hicieran un curso de capacitación en cuidados críticos para desempeñarse en CTI de adultos en caso de que se necesite más personal ante un colapso asistencial por covid-19 generó polémica. Gremios médicos, sociedades científicas y la Cátedra de Medicina Intensiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) expresaron su molestia, porque no habían sido consultados por ASSE.
La diferencia motivó el diálogo y redundó en una mejor solución: se formó un espacio de trabajo para asegurar la disponibilidad de recursos humanos extra en el sector público y privado en caso de que ocurra un colapso asistencial a nivel de terapia intensiva. Así fue que se formó una comisión integrada por el Ministerio de Salud Pública (MSP), las cátedras de Medicina Intensiva y de Anestesiología de la Udelar, el Sindicato Médico del Uruguay, la Federación Médica del Interior (FEMI), las sociedades científicas de Medicina Intensiva, de Anestesiología y de Cardiología, ASSE y los prestadores privados, y a la convocatoria de ASSE se sumó un llamado a médicos de instituciones privadas.
En la reunión del viernes 12, la comisión acordó que la capacitación empezará el 1o de marzo, informó la FEMI en su sitio web, en donde detalló que hasta el miércoles 10 había 546 médicos inscriptos: 144 de ASSE, 302 del sector privado (142 de prestadores de Montevideo y 160 de la Federación de Prestadores Médicos del Interior) y 100 médicos que cursan en posgrado de Medicina Intensiva. En diálogo con la diaria Patricia Nava, presidenta de la Femi, evaluó que es un número importante y previó que continuará creciendo porque el llamado del sector privado, que cerraba inicialmente el miércoles 10, se extendió hasta mañana.
Sobre el proceso de trabajo, Nava valoró que “es importantísimo que sea la Cátedra de Medicina Intensiva quien imparta, como corresponde, la capacitación a los médicos que tengan especialidades afines para contribuir en caso de que sea de ayuda en los CTI” y que se esté trabajando en una comisión que reúne a todas las organizaciones involucradas. La disponibilidad de recursos humanos en el interior del país no es igual a la de Montevideo, y ese es un tema de preocupación para la FEMI, que, junto con la Sociedad Uruguaya de Cardiología, planteó “la necesidad imperativa de complementación de los recursos humanos”.
Formación
La comisión convocó a médicos del sector privado que estén cursando el posgrado o la residencia en Medicina Intensiva, a anestesistas y residentes en anestesiología, a intensivistas pediátricos, a cardiólogos que se desempeñen en institutos de medicina altamente especializada, a internistas, neumólogos y emergentólogos. La capacitación constará de un módulo teórico –que se desarrollará durante las dos primeras semanas a través de la plataforma Moodle del MSP con presentaciones hechas por docentes de la Cátedra de Medicina Intensiva– y uno práctico, también de dos semanas, que se hará en el CTI del Hospital de Clínicas, en los centros docentes asociados de Medicina Intensiva de todo el país y en los CTI que cuenten con un médico intensivista de referencia para la docencia. Julio Pontet, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (SUMI), informó a la diaria que el módulo práctico se dictará a continuación del teórico y que se espera que la capacitación culmine a fines de marzo.
Pontet aclaró que no significa que todos los inscriptos puedan recibir la capacitación, sino que la Cátedra de Medicina Intensiva hará una evaluación previa en base al currículum del postulante.
En caso de llegar a una saturación asistencial, los médicos capacitados trabajarán bajo la supervisión del jefe o el coordinador del CTI. En la comisión, la SUMI planteó “el rol del intensivista titulado que recibe a un colega para que colabore con él” y “la equiparación salarial” de todos los médicos de guardia en el CTI, de modo que si un intensivista titulado “tuviera una remuneración menor sea equiparado durante la fase de pandemia” con quien vaya a cumplir funciones en una situación de saturación, que percibirá un pago por hora equivalente al de un cargo de alta dedicación.
Otra de las preocupaciones de la SUMI fue asegurar que esta convocatoria no se usará “para sustituir vacantes dentro de un CTI sino de colaboración en un plan de catástrofe”, cuyo “momento disparador” se dará en caso de que la ocupación de camas de terapia intensiva sea mayor a 85% (hoy es de 51,8%) o que el número de pacientes críticos internados con covid-19 sea mayor a 35%.
En medio de un “descenso no pronunciado pero sí sostenido” en las últimas seis semanas de internaciones en CTI, Pontet deseó que se mantenga. Independientemente de que llegue a ser necesario recurrir a los médicos que se capaciten en este contexto, expresó que “es una iniciativa que no tiene precedentes y, aunque no se llegue a una fase de implementación operativa, va a ser igual de beneficiosa para una gran masa de médicos y va a servir de cualquier manera para mejorar la calidad de atención”, porque es “una instancia de aprendizaje y actualización para cientos de colegas”.