La llaman María, aunque su verdadero nombre no es ese. Lo importante es que es una mujer de 36 años que desea ser madre y comenzará un tratamiento de quimioterapia y radioterapia muy agresivo que perjudicará su sistema reproductivo. “La realización de una técnica para la preservación de su fertilidad, como lo es la criopreservación de óvulos, antes de que comience el tratamiento de quimioterapia” resulta imprescindible, señala la sentencia judicial del 19 de mayo, a la que accedió la diaria, y que obliga al Estado a costear su tratamiento.
La criopreservación de óvulos es un procedimiento mediante el cual se extraen los ovocitos, se congelan sin fecundar y se conservan para su uso en el futuro.
Esta es la primera vez en Uruguay que una paciente oncológica “puede proteger su fertilidad antes de iniciar su tratamiento sin sufrir por no poder pagarlo”, anunció Dana Kimelman, ginecóloga con maestría en ciencias reproductivas y especialista en oncofertilidad. En diálogo con la diaria, Kimelman se mostró conmovida por este fallo histórico de la Justicia, luego de que la mujer -que padece cáncer de mama- presentara un recurso de amparo para poder acceder a un tratamiento para preservar sus óvulos.
La jueza Ivón Olivera Kamaid condenó al Ministerio de Salud Pública (MSP) y al Fondo Nacional de Recursos (FNR) a financiar, en un plazo de 24 horas, la crioconservación de óvulos, de acuerdo a las indicaciones que formule su equipo médico tratante. Esta resolución judicial “sin duda” marca un precedente para los próximos casos, dijo a la diaria Juan Ceretta, abogado del consultorio jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República (Udelar).
El problema al que se enfrentó María es que esta técnica cuesta en Uruguay cerca de 3.000 dólares durante el primer año de conservación: tiene un costo inaccesible para los ingresos que percibe, explicó Ceretta.
En Uruguay se diagnostican 500 casos por año de enfermedades oncológicas en mujeres menores de 40 años. Si bien no todas recibirán un tratamiento gonadotóxico (agente que por su toxicidad afecta a las gónadas, glándulas genitales) ni tendrán deseos de realizar tratamientos de preservación de fertilidad, se estima que unas 200 pacientes deben enfrentarse a esta realidad.
Si bien el FNR financia los procedimientos de fertilización asistida de alta complejidad, sólo lo hace en caso de personas infértiles. Pero ella aún no lo es. “Además, la ley de reproducción asistida 19.167 discrimina a todas las mujeres que tengan patologías oncológicas; las deja fuera de la posibilidad de ser madres”, señaló Ceretta. Entre otros requisitos, para recibir estos tratamientos, la ley establece que la pareja, o la mujer, tenga un “buen estado de salud psicofísica”.
“La gran mayoría de mujeres que tiene que transcurrir estos tratamientos no puede pagarlos. Ahí está realmente la brecha y el problema radical en esta situación: la no accesibilidad a los tratamientos de preservación de la fertilidad es un problema grave de salud pública”, aseguró Kimelman. La especialista en oncofertilidad detalló que 90% de las pacientes que atiende no los puede pagar.
Que una mujer menor de 40 años tenga un diagnóstico de cáncer ya de por sí es devastador, relató a la diaria Clara Rodríguez, oncóloga y asistente del servicio de Oncología Clínica del Hospital de Clínicas de la Udelar. “Tener que decirle que existen tratamientos para preservar su fertilidad antes de realizar cualquier tratamiento oncológico sabiendo que no va a poder acceder a ellos porque no tiene dinero es peor aún”, confesó.
La inequidad también se observa respecto de los hombres que se encuentran en esta misma situación. “En el sector público los hombres sí están cubiertos”, comentó Rodríguez. La Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) cubre el costo de la criopreservación de los espermatozoides. En estos casos, previo a la realización de quimioterapia, los hombres preservan su semen en el único banco de esperma del país, respaldado por el laboratorio Fertilab. La diferencia primordial con los tratamientos de las mujeres es el costo: la criopreservación de los espermatozoides cuesta por debajo de los 20.000 pesos. Al margen de los motivos, “la inequidad en el acceso existe”, explicó la oncóloga.
Según Rodríguez, el Estado debe asumir la cobertura para la preservación de la fertilidad en las pacientes oncológicas. “Existe una ley que apoya el tratamiento de reproducción asistida y estas mujeres deberían estar incluidas. Es horrible que por el hecho de tener cáncer queden excluidas”, recalcó. “Más aún hoy, que la patología oncológica ha cambiado muchísimo: la gran mayoría se cura, y si no, vive muchísimos años. Le estamos quitando la posibilidad a una mujer joven en edad reproductiva de poder ser madre”, lamentó.
Si bien la oncóloga destacó que este fallo judicial abre la puerta a muchas otras mujeres para acceder a una cobertura para la preservación de su fertilidad, dijo que este no debería ser el camino por el que tengan que optar las pacientes. “Son procesos judiciales que insumen unos dos meses y muchas de ellas no tienen ese tiempo para diferir el inicio de su tratamiento oncológico. Necesitamos que esté cubierto de una forma mucho más sistematizada y práctica, que sea de rápido acceso para todas las mujeres que lo necesiten”, reclamó.
En la misma línea, Kimelman afirmó que proteger la fertilidad debería ser un derecho reproductivo de los pacientes. La especialista en oncofertilidad concluyó: “Para la gran mayoría de los sobrevivientes de enfermedades oncológicas, tanto mujeres como varones, la fertilidad futura es muy importante. No es la reproducción como mandato, es simplemente poner atención en cómo va a vivir la persona una vez superada la enfermedad. Estamos peleando por esto, es un aspecto de calidad de vida”.