En la enorme mayoría de los casos de covid-19, los síntomas transcurren y se resuelven en las primeras cuatro semanas de diagnosticada la infección y no se extienden más allá de ese plazo; es lo que se denomina la fase aguda de la covid-19. Pero en algunos casos, las molestias persisten: son los síntomas poscovid, o long covid (ver recuadro). La presencia de manifestaciones clínicas que aparecen durante o después de la infección por covid-19, que persisten más allá de 12 semanas de iniciada la infección y que no pueden ser explicadas por un diagnóstico alternativo es lo que se denomina síndrome poscovid-19. Pueden aparecer en cualquier paciente que haya cursado la infección, incluso en niños, niñas y adolescentes.
Ernesto Cairoli, especialista en Medicina Interna, investigador del Institut Pasteur de Montevideo y encargado de la Unidad Post-Covid 19 del Casmu, informó a la diaria que tienen más riesgo de evolucionar a un síndrome poscovid-19 los pacientes mayores de 50 años, las mujeres, personas con comorbilidades y que requirieron internación hospitalaria. Sin embargo, dijo que también “se han observado casos de síndrome poscovid-19 en personas con infecciones leves, que no requirieron internación, y también en aquellos con covid-19 asintomático”.
Un estudio reciente mostró que quienes padecieron fatiga, cefalea, falta de aire, disfonía-afonía o dolor muscular en los primeros siete días de la infección tuvieron un riesgo 3,5 veces mayor de desarrollar un síndrome poscovid-19, en comparación con aquellos que no presentaron esos síntomas. La cantidad de pacientes que afecta varía según el estudio considerado: algunos investigadores establecieron tiempos de seis, ocho o 12 semanas para contabilizar los diferentes síntomas, pero se calcula que al menos entre 10% y 20% tiene síntomas persistentes luego de transcurrido este período de la enfermedad, recalcó. Sin embargo, existen documentos publicados por distintos centros hospitalarios de referencia que indican porcentajes mayores de evolución del síndrome poscovid-19, que varían entre 50% y 75% de los casos, agregó.
Los síntomas más prevalentes son la fatiga o el cansancio, la cefalea o el dolor de cabeza, la falta de aire, además de la tos, la opresión o el dolor torácico, la ansiedad, la pérdida de memoria, el dolor articular o muscular y la diarrea. Los más graves son los vasculares ‒que pueden provocar un infarto agudo de miocardio, un infarto cerebral o pulmonar‒ y dentro de los síntomas respiratorios, el daño pulmonar por fibrosis, que puede perdurar como secuela, es decir que persiste como una lesión pulmonar crónica. “Estos problemas más graves que quedan muchos los refieren directamente como secuelas, no como poscovid. Pero eso yo no lo puedo separar. Está en etapa de estudio”, señaló Cairoli. En definitiva, se han llegado a describir hasta 200 síntomas poscovid, que incluyen manifestaciones respiratorias, cardiovasculares, hematológicas, neurológicas, psiquiátricas-psicológicas, articulares y musculares, gastrointestinales, dermatológicas, renales, además de otras afecciones en ojos, oídos, nariz y garganta.
La gran mayoría de pacientes que sufre la covid-19 evoluciona a la recuperación completa. Algunos síntomas se resuelven antes que otros, por ejemplo, la pérdida del gusto o el olfato se recupera en un período de dos a cuatro semanas. Pero en el caso de las afecciones respiratorias como la neumonía comunitaria, la persistencia de síntomas como la tos, la expectoración, la falta de aire o la dificultad en volver a la condición física previa puede continuar entre cuatro y ocho semanas una vez iniciada la infección pulmonar, dependiendo de su gravedad y extensión, así como del estado de salud general de la persona. “La covid-19 no escapa a esta regla, pudiendo persistir algunos de sus síntomas entre tres y seis meses, y en ocasiones 12 meses o más”, comentó Cairoli.
Aún no existe un tratamiento específico para el síndrome poscovid-19. “Así como no se conoce la causa que lo provoca, tampoco se conoce su tratamiento”, indicó. Los pasos médicos a seguir están dirigidos a aliviar los síntomas, ya sea orientando el tipo de actividad física a realizar, como sugiriendo hábitos de vida saludables, hidratación y nutrición óptimas, además de utilizar fármacos para el control específico de algunos síntomas.
Unidad Post-Covid 19
Florencia es médica, tiene 33 años. Es paciente de la Unidad Post-Covid 19 del Casmu, que comenzó a funcionar a finales de marzo. Recibió el diagnóstico de covid-19 el 21 de marzo, y hasta el 5 de abril estuvo aislada en su casa; tuvo “todos los síntomas”, según dijo: pasó buena parte del tiempo acostada y se fatigaba después de hacer el más mínimo movimiento. Cuando tuvo el alta se reintegró a su trabajo, pero a los dos días volvió a estar certificada, esta vez del 10 de abril hasta el 31 de mayo, por complicaciones respiratorias y cardíacas. Como antecedente, a los 12 años había sido sometida a una cirugía para corregir una afección cardíaca, pero luego de este proceso quedó “olímpica”, según relató. No tenía comorbilidades.
Tras la covid-19 comenzó a sufrir de taquicardia, dolor torácico, a sentir falta de aire y broncoespasmo, además de déficit atencional y pérdida de memoria, lo que se describe como una lentitud de pensamiento o embotamiento que también ha sido llamado “niebla mental”. Desde entonces, toma siete medicamentos y su vida tuvo un cambio radical. “No puedo tomar un café, un té, una coca, porque me taquicardizo. No puedo lavar los pisos de mi casa ni salir a caminar”, comentó.
Antes de llegar a la Unidad Post-Covid 19, tuvo consultas con médicos de otras instituciones de salud y, pese a tener facilidades por su profesión, por momentos no se sintió cómoda como paciente. En este sentido, criticó al sistema de salud y dijo que los médicos ‒entre los que se incluyó‒ deben escuchar más a los pacientes y creerles. “En alguna oportunidad sentí que no se me creyó demasiado, me sentí hasta burlada. En pocas palabras, sentí que me decían que lo que me pasaba se debía a una especie de sobrepeso y desentrenamiento que realmente no tenía. Fue mucho, me dijeron que regresara pero fue horrible y no volví”, señaló.
Facundo tiene 25 años, trabaja como administrativo en el Casmu y también es paciente de la Unidad Post-Covid 19 de esa institución. Comenzó con síntomas de covid-19 el fin de semana del 13 y 14 de marzo, pero en un principio no los adjudicó al virus. “Pensé que era alergia por el cambio de temperatura”, expresó. El lunes 15 fue a trabajar porque ya se sentía mejor. “Después del almuerzo me vino un dolor de cabeza muy fuerte. También en cuestión de minutos me di cuenta de que no tenía olfato ni gusto”, contó, y además sintió dolor de espalda. Según relató, ahí comenzó “la odisea” de estar solo en su casa durante 15 días: “Yo soy muy de salir, odio estar en mi casa, entonces para mí, más que los síntomas de covid-19, lo peor fue el encierro”, agregó.
Para Facundo las molestias pasaron relativamente rápido y una vez que transcurrieron los eternos 15 días, pensó: “Bueno, ya fue esto, soy libre”. Sin embargo, comenzó a darse cuenta de que cada vez se sentía más cansado. “Subir una escalera era como correr una maratón”, relató. De niño sufría de asma, pero desde hacía ocho años no usaba inhaladores. “Ahora los tengo que usar varias veces por día porque ya me levanto cansado”, reconoció. Además, perdió un poco la memoria (se olvida de cosas que antes no) y si bien siempre fue un poco ansioso, eso ahora se multiplicó. “Creo que estoy pasando peor el poscovid que el covid-19 mismo, excepto por la parte del encierro, que estuvo de menos”, afirmó.
La consulta especializada en el síndrome poscovid-19, con la consecuente creación de unidades o grupos especializados, es una modalidad que comenzó hace algunos meses en hospitales en Europa y Estados Unidos. La unidad del Casmu, que atiende a pacientes que llevan más de cuatro semanas desde su diagnóstico de covid-19, tiene el objetivo de detectar secuelas de manera precoz, para evitar el deterioro en la calidad de vida de los pacientes y diagnosticar el comienzo de una enfermedad desencadenada por la covid-19. “Muchas pueden pasar desapercibidas”, dijo Cairoli.
“Buscamos, por ejemplo, detectar el daño respiratorio de una persona que estuvo en el domicilio cuando tuvo la covid-19. Tal vez no se hizo una placa de tórax y hay que indicársela, porque cada infectado por lo menos tiene que tener una al cabo de los tres meses que cursó la enfermedad. Eso te ayuda a detectar una secuela, que decís: ‘Opa, mirá, esto no tiene por qué mantenerse en el tiempo’, y ahí hay que estudiarlo en profundidad y tratarlo”, contó.
Según Cairoli, en el Casmu la cantidad de pacientes infectados por covid-19 “ha sido muy elevada”: entre 6.000 y 6.500 de los 200.000 socios que tiene la institución, estimó. En la Unidad Post-Covid 19 han sido atendidos unos 60 pacientes, sin incluir aquellos en seguimiento directo por otras especialidades. La proporción de mujeres es algo mayor que la de hombres, y sus edades van entre los 25 y los 65 años. “Los hombres se afectan muy gravemente y tienen más chances de internación en cuidados moderados e intensivos. Sin embargo, las mujeres padecen formas menos graves pero tienen más riesgo de evolucionar al poscovid”, añadió. La quinta parte de los que concurrieron a la unidad son trabajadores de la salud. Este sector, dijo el responsable de la unidad, se ha visto “muy afectado”.
“Inicialmente los síntomas de los pacientes que atiende la Unidad Post-Covid-19 se superponen. Los más comunes son fatiga, debilidad, ansiedad [la mitad de los pacientes presentaron esta manifestación] y síntomas de depresión. Si estos últimos no revierten o se agravan requieren la consulta con el equipo de salud mental”, explicó.
De hecho, la Unidad Post-Covid 19 aplica un enfoque multidisciplinario y colaboran de forma estrecha las especialidades de medicina interna, psiquiatría y medicina de rehabilitación-fisiatría, como pilares de la asistencia. De acuerdo a la manifestación predominante de cada paciente (neumología, cardiología, neurología, entre otras), el apoyo puede involucrar otras especialidades.
Cairoli sostuvo que la Unidad Post-Covid 19 utiliza los protocolos que están vigentes. “Así como están las guías de los ingleses y hay recomendaciones de los españoles, en algún momento habrá nacionales, de hecho ya las hay de neumología”, consideró. Para el médico, el síndrome poscovid-19 va a afectar el sistema sanitario. “Me imagino que va a generar que profesionales de los distintos centros de salud se dediquen exclusivamente a esto. Creo que esa va a ser la respuesta para atajar toda la repercusión sintomática de los pacientes”, concluyó.
Covid en etapas
Las primeras guías de poscovid fueron publicadas en Londres, Inglaterra, el 18 de diciembre de 2020. Hasta ahora no existe un término universal para englobar este grupo de síntomas persistentes porque “están en permanente revisión los tiempos y la forma de describirlo”, sostuvo.
En consonancia con lo propuesto en las guías del Instituto Nacional de la Excelencia para la Salud y la Atención de Reino Unido, Cairoli denomina long covid el período en que persisten o aparecen síntomas y que transcurre a partir de las cuatro semanas de que una persona haya sido diagnosticada. Dentro de este período se distinguen dos etapas: una que va desde las cuatro a las 12 semanas (covid subagudo o sintomático en curso) y otra que sucede más allá de las 12 semanas (también llamada síndrome poscovid). “Pero es claro que se determinó que, luego de sobrevivir a la infección, llega otra etapa de complicaciones respiratorias, musculares y, sobre todo, anímicas a la que hay que sobreponerse”, explicó Cairoli.