En 2020 se suicidaron 718 personas en Uruguay, una cifra que se ha mantenido estable en los últimos cinco años y que es elevada en comparación con el promedio mundial, expresó este viernes el director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP), Horacio Porciúncula. La tasa de mortalidad por suicidio en Uruguay se ubicó en 2020 en 20,30 y registró un leve descenso en comparación con 2019 (20,55). No obstante, Porciúncula advirtió que la media a nivel mundial se ubica en diez cada 100.000 habitantes.
“Siempre las cifras de suicidios en Uruguay son altas. Eso marca la búsqueda de algunas explicaciones mucho más complejas que sólo las circunstanciales y transitorias”, señaló en una conferencia de prensa en el marco del Día Nacional de Prevención del Suicidio. Si bien al comienzo del año pasado se registró un descenso en la cantidad de suicidios, posteriormente fue acompañado por un aumento progresivo por encima de la media y por encima de los años anteriores. El director de Salud Mental del MSP dijo que preocupa que esta tendencia al alza “tan significativa” pueda mantenerse en el futuro. “Tenemos que estar atentos y planificar políticas conjuntas para los próximos años”, subrayó.
Ocho de cada diez personas que se suicidan en el país son hombres, proporción que se mantiene históricamente no sólo en Uruguay sino en el mundo. “La imagen es casi a la inversa en los intentos de autoeliminación”, señaló Porciúncula. A su vez, consideró que los datos según los grupos etarios son “impactantes” y advirtió acerca del aumento de los suicidios en los más jóvenes.
Lorena Quintana, la directora del Área Programática de Adolescencia y Juventud del MSP, detalló que el suicidio es la primera causa de muerte del grupo etario entre 15 y 24 años y advirtió que en 2020 “se quitó la vida [un joven] cada tres días”. En el caso de los adolescentes de entre 15 y 19 años se registró un aumento de los suicidios en comparación con 2019, de 48,2% si se observan las tasas cada 100.000 personas: en 2019 la tasa de los adolescentes fue de 11,25 mientras que en 2020 subió a 16,6. “Esta es la otra pandemia para los jóvenes”, lamentó, y subrayó que después de que se suicida un adolescente hay más de 100 personas que quedan afectadas. Manifestó que las estrategias que más han funcionado en otros países no son asistenciales. Por esto, destacó la necesidad de implementar un programa en el país para mejorar la comunicación a nivel familiar. También aseguró que las oportunidades de participar, de ser parte, en el caso de los adolescentes, son cruciales para prevenir estos episodios.
En cuanto a la distribución por departamentos de la tasa de mortalidad por suicidio, Rocha fue el que registró el valor más alto con 44,5%, mientras que en el otro extremo se encuentra Montevideo, que tuvo la cifra más baja con 16,5%. Porciúncula dijo que se debe tener en cuenta que en las localidades con menor cantidad de población “cuando se produce una acción que de alguna manera termina en la muerte de alguien impacta mucho más”. En este sentido, destacó que “la construcción de las intersectorialidades del territorio” son las que “pueden dar las respuestas y las ayudas”.
En la actividad también participaron el titular del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Martín Lema, y el subsecretario del MSP, José Luis Satdjian. Lema destacó la importancia del “acento social” y del trabajo interinstitucional en esta problemática “multicausal”. También, consideró que toda la población tiene que asumir “un mayor compromiso con las personas que puedan estar sufriendo momentos de vulnerabilidad emocional”.
En este mismo sentido, Satdjian aseguró: “Todos nosotros podemos ser factor de cambio. Tenemos la herramienta para prevenir el suicidio”. Añadió que la población tiene el deber de acercarse a quienes enfrentan esta problemática. En tanto, aseveró que Uruguay tiene “una pandemia de suicidios” que no se puede ocultar y que “es más urgente que nunca”. Recordó que en el país se registran más muertes por suicidios que por siniestros de tránsito y consideró que la “mejor política es hablar del tema”. También dijo que se debe poner el foco en desarrollar soluciones mediante las nuevas tecnologías. “El uso de Instagram, Whatsapp y Tik Tok nos da la oportunidad de estar más cerca”, comentó.
Pablo Fielitz, responsable de la Dirección de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), reforzó la idea de que la temática del suicidio requiere abordajes complejos. Recalcó que son necesarias soluciones no sólo en términos asistenciales, sino también sociales y más generales. “Hay cosas que trascienden lo sanitario, por ejemplo mejorar las condiciones de vida de los grupos de riesgo”, expresó. Por último, destacó el trabajo de las líneas de apoyo telefónico de ASSE. Según Fielitz, la línea telefónica Vida -0800 0767 o *0767- recibió desde su fundación 11.300 llamadas, mientras que la línea de Apoyo Emocional 0800 1920 atendió otras 30.748.