Dijo que era “un desastre”, que había “mugre” y que desde “hace horas” estaba esperando. La usuaria de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) estaba a las afueras de la puerta de emergencia del centro de salud del Cerro inquieta y molesta, hablando a regañadientes, porque nunca la atienden en menos de cuatro o cinco horas y esa no era la excepción, aunque esta vez esperaba que atendieran a la hija.
Daiana también estaba afuera, como tantas personas más que preferían el frío a la aglomeración de la sala de espera. No había fila, aunque la cantidad de gente hubiera permitido que se formara una de varios metros. En medio de la dispersión también estaban los hijos de Daiana: Ingrid, de nueve años, y Francisco, de cinco. “Tiene una fiebre interna. Es lo que veo yo; no soy doctora, pero la madre la conoce”, afirmó Daiana sobre Ingrid. También tenía migrañas y mareos, mientras que Francisco tenía mocos. Ambos, desde “hace días” presentaban síntomas, pero Daiana no los quería llevar para “no esperar toda esta fila”.
“No hay caso. No podés venir y esperar cuatro horas para que te atiendan y que la criatura tenga dolor y esté diciendo ‘¡Mamá, me duele, mamá!’”, manifestó. En general, como ocurrió esta vez, en la puerta de emergencia había un solo pediatra en funciones. “Lo que faltan acá son médicos, no podés atender 50.000 personas con una persona sola”, agregó. Para otra de las usuarias presentes, lo que pasa en el centro de salud del Cerro es que “colapsa mucho el sistema y hay sobrecarga”.
El mismo día que había un solo pediatra y largas horas de espera, el presidente de ASSE, Leonardo Cipriani, el secretario de presidencia, Álvaro Delgado, el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero, y el de Desarrollo Social, Martín Lema, recorrieron el terreno de al lado al centro de salud, por Santín Carlos Rossi y Pedro Castelli, en el que se está construyendo un nuevo sanatorio de ASSE: el Hospital del Cerro, una promesa de campaña del gobierno.
En una conferencia de prensa Cipriani anunció que el hospital, ubicado en un “punto estratégico”, “probablemente” esté pronto para agosto del año que viene. Será un “edificio inteligente” que tendrá “cableado de fibra óptica” y gozará de un “perfil más quirúrgico”. Asimismo, señaló que se renovará el centro de salud, construido “por los años 90” y que hasta hoy “prácticamente no ha tenido casi mantenciones”, por lo que se encuentra “en un estado muy crítico”. El jerarca comunicó, además, que añadirán allí oficinas del Ministerio de Desarrollo Social.
“Hasta ahora el Estado habla de la construcción de un hospital, pero respecto de lo que le va a poner adentro y cuánto se invertirá ahí estamos en duda”, subrayó en diálogo con la diaria Daniel Silva, fundador de la organización de Usuarios de la Salud del Oeste. Para Silva, “cuando uno habla de salud pública, habla de intentar que a través de la primera atención de salud se pueda aplacar determinadas patologías, para que después no se tenga que ir al hospital, porque se supone que la prevención la hacés en el primer sistema de atención”. Sin embargo, el fundador del grupo y también usuario de ASSE manifestó: “Pero si ni siquiera tenés un primer sistema de atención y construís un hospital, la pregunta es para qué y con qué recursos”.
Durante la campaña electoral, políticos de distintos sectores se acercaron al Cerro y una de las preguntas fue, justamente, si había que construir un hospital. “No nos parecía lo prioritario”, dijo a la diaria una de las integrantes del núcleo base del Sindicato Médico del Uruguay (SMU) del centro de salud de la zona.
Según la representante sindical, hay dos argumentos principales por los que un nuevo hospital no era prioridad. Por un lado, dijo que el Centro Hospitalario Pereira Rossell y el Hospital Maciel están a una distancia en la que “hacés un traslado con sirena abierta” y se demora diez minutos, pero además esos centros “también necesitan recursos”. Por el otro, señaló: “Nos parecía mejor reforzar las policlínicas que teníamos, desde la infraestructura y los recursos humanos, abastecerlas realmente para que el primer nivel funcione y las personas no se tengan que trasladar”.
“Lo que no queremos es que el día que se esté cortando la cinta estemos con carteles diciendo que no hay pediatras, ni esto, ni lo otro. Las mejoras para el barrio sin duda siempre se aplauden, pero acá hay un desbalance”, aseguró.
En la interna
En el centro de salud del Cerro se atienden personas de Paso de la Arena, Colón, Belvedere, La Teja, Ciudad del Plata, Sayago y Peñarol. “Cuando esté el hospital su extensión va a ser mucho más grande”, comentó Silva.
Según el representante de los usuarios, en el centro escasean medicamentos y recursos humanos, como pediatras, psicólogos y médicos familiares, entre otros. “Si funciona como funciona hoy el centro de salud del Cerro, los usuarios no entendemos para qué un hospital”, esgrimió.
La integrante del núcleo de base explicó que el centro de salud comenzó a perder recursos humanos de “todas las disciplinas”, pero puntualmente pediátricos, desde 2015 y 2016, algo que “últimamente se ha ido agravando”. Según dijo, en aquel período los médicos se fueron a trabajar a centros privados “por cargos de alta dedicación que eran mejor remunerados”. En agregado, hubo también profesionales que se jubilaron. En ambos casos, “los cargos no se repusieron”, remarcó.
Aun así, informó que recientemente se conoció el resultado de un llamado de ASSE para cubrir horas pediátricas de puerta de emergencia, pero según afirmó, son para todo Montevideo y no alcanzó para cubrir completamente las faltantes existentes en la zona del Cerro, que alcanzaban las 80 horas. Por otro lado, agregó que el centro de salud es la que “tiene mayor cantidad de usuarios de Montevideo”.
Las carencias en recursos humanos también se extienden al área de salud mental. “Los psicólogos estaban revisando listas de espera de 2018”, afirmó la representante sindical. En diálogo con la diaria, una de las psicólogas del centro de salud contó que hace pocos meses miró la lista de espera de niños y adolescentes: “Paré de contar cuando llegué a 200”. Asimismo, aseguró que no hay psiquiatra infantil. “Hay un desborde gigante”, manifestó. Según explicó, la lista de espera se acrecentó durante la pandemia, como también los casos de niños que llegan con ansiedad.
Así las cosas, el integrante del grupo de usuarios dijo que no logran “mantener un contacto fluido” con la directiva del centro de salud. “Ni siquiera nos responden un mail”, afirmó Silva, y vinculó eso “con las órdenes de arriba”. Por intermedio del núcleo de base del SMU y junto a la Sociedad Uruguaya de Pediatría, también han intentado dialogar con las autoridades de ASSE, pero los tiempos “administrativos no tienen que ver con la demora de las necesidades de la población y con los problemas del trabajador”, dijo la integrante del núcleo base.
En conclusión, sostuvo que la situación “es una contradicción, porque vas a tener la obra del hospital, que requirió un montón de dinero y de esfuerzo, que va a tener anestesistas y cirujanos, pero no tenés el recurso básico por donde se empieza”.