A 16 años de la aprobación de la Ley 18.211 que estableció la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), que en sus disposiciones generales dicta que “el derecho a la protección de la salud que tienen todos los habitantes que residan en el país”, la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) organizó un conversatorio con la participación de autoridades y exautoridades del Ministerio de Salud Pública (MSP), de la Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP), y de los usuarios, para discutir los logros y desafíos del sistema.
Los oradores coincidieron en varios puntos, por ejemplo, en la necesidad de que los usuarios tengan mayor participación en los centros de salud públicos y privados, en la problemática del multiempleo, la centralización de los servicios y el planteo de llegar a un mejor manejo de la inversión que Uruguay realiza en salud, que actualmente representa el 9,6% del producto interno bruto.
En la instancia una de las disertantes fue la exministra de Salud Pública María Julia Muñoz, quien se desempeñó en la cartera en plena creación del sistema. En principio, dijo que en aquel momento el único modelo similar que se encontró en el mundo fue el de Israel, el cual también cuenta con un importante sistema mutual debido a que es un territorio de inmigrantes.
Por otra parte, consideró que luego de 16 años falta profundizar en los desafíos que se plantearon al principio de la modificación, que se centraron en el cambio de modelo de atención, de financiamiento y de gestión porque “estaba centrado en el primer nivel de atención”. En cuanto a este nivel, dijo que hasta ahora no se incorporaron todas las prácticas necesarias para evitar llegar a otros niveles que son más costosos, por ejemplo, la internación.
A su vez recordó que en aquel entonces en el nuevo modelo de gestión “se visualizó la participación social”, que “es compleja”, fundamentalmente el sector de los usuarios. “No podemos decir que pueden participar sin tener un grado de conocimiento en gestión institucional”, consideró. Sobre los usuarios, acotó que los “pagos de bolsillo” son “muy dispares” y que, por lo tanto, perjudican a los sectores más vulnerables. En esa línea, llamó a que el MSP intensifique los controles a través de su rectoría y a la necesidad de incorporar los avances y las tecnologías que han avanzado a nivel mundial porque estamos en una situación en la que “vivimos más pero no siempre vivimos mejor”.
En tanto, Miguel Fernández Galeano, quien se desempeñó como viceministro junto a Muñoz, agregó que “construir un consenso es identificar los nudos del sistema y buscar soluciones en conjunto”, algo que sucedió cuando se hizo el proceso de reforma ya que se contó con la existencia de “una hoja de ruta clara que nos comprometía” a buscar alternativas a “los nudos críticos” que el sistema tenía en aquel momento.
El mismo proceso actualmente “es fundamental”, porque, si no, “tenemos un discurso redondo en el que coincidimos”, pero no “nos metemos de verdad en los temas que generan el estancamiento o retroceso” del SNIS, planteó. Resumió que, a su entender, en la actualidad el sistema nacional de salud tiene por lo menos cinco “nudos críticos” que requieren acciones. Mencionó la necesidad de una estructuración y modificación de los “elementos que afectan la calidad, sostenibilidad y equidad”, hacer mayor hincapié en la conducción y el liderazgo del MSP, ya que “los dineros para sostener el sistema son públicos”, más allá de que las empresas privadas sean parte, y la participación social.
El presente y el futuro
José Luis Satdjian, actual subsecretario del MSP, puntualizó en algunas claves y cuestiones favorables del sistema, pero también en algunos retos pendientes. Específicamente, dijo que actualmente existe “la tarea de mejorar”, aunque haya logros en estos 16 años que se han llevado adelante “a propuesta de los trabajadores y de la academia, y que fueron compartidos por el MSP”. Como ejemplo, mencionó los avances en los Consejos de Salarios: “En este período se firmaron dos”, sostuvo. Agregó que en el sector de la salud hay un “incremento salarial nominal del 14%” que está “muy por encima de la inflación”. Asimismo, reconoció el problema del multiempleo y dijo que actualmente Uruguay cuenta con “4.650 licenciados en Enfermería”, de los cuales “cuatro de cada diez están en situación de multiempleo”.
Recordó que el sistema de salud actual y los anteriores “se basan en las instituciones de salud”, instituciones mutuales con 170 años, que existen incluso antes que el MSP. A su vez, reflexionó que hay “diferentes desafíos” porque la salud es una “constitución continua”, por lo tanto, siempre habrá algo para mejorar. Según Satdjian, “tenemos el desafío de la sostenibilidad de las instituciones”, algo que “mejoró pero que requiere especial atención”.
A su vez, indicó que, de la inversión total, “el 70% se destina a tratamientos y el 30% a la prevención, cuando sería más eficiente al revés”. Como funcionalidades, destacó la libertad de elección de prestador escalonada, el compromiso de las instituciones de brindar atención de calidad y del usuario de estar asociado por lo menos dos años.
“Se necesita una nueva reforma”, porque hay situaciones como la doble cobertura que hay que atender para una correcta continuidad asistencial que no debería ser así, y porque el sistema por sí solo requiere un aporte de “500 millones de dólares de Rentas Generales”, o sea que “hay que ser más eficientes en el manejo de los recursos”, concluyó.
Por último, Martín Pereira, presidente de la FFSP, coincidió en que es necesario efectivizar la rectoría del MSP y hacer “real” la participación de los usuarios, sobre todo en la prestación de salud pública. “Los trabajadores tenemos la manera de organizarnos, pero no pasa igual con los usuarios, les damos una participación que debería ser real” y para eso tiene que haber financiamiento, opinó, dado que estar en un lugar y “no tener incidencia es cumplir un papel para llenar una forma y eso es lo que no queremos”.
Además, consideró que el sistema tiene que ser dinámico y estar siempre avanzando. “El MSP tiene que tener un rol más fuerte, aunque “tocar callo” dentro del sistema mutual “es difícil porque la corporación es muy fuerte y no tiene color, no le importa quién está gobernando”. Ejemplificó con que las mutualistas instalan tecnología y “después piden autorización”, por lo tanto, “habría que ser firme en ver dónde se necesita” y no dónde quieren instalarla.
Sobre el presupuesto para la salud dijo que “no tiene que ser un motín político que cambie cada cinco años”, sino una política de Estado, porque “en las campañas electorales la salud no se nombra porque se la ve como un motín pero no como una preocupación”. “Tenemos grandes desafíos”, porque “vemos como las mutualistas cierran, otras están al límite”, y cuando los trabajadores hablan de topes de salarios “se arma un escándalo”, pero hay profesionales con cargos que si cumplieran todos las horas, “el día tendría que tener alrededor de 50 horas y no 24 como tiene para todos”, expuso.
Mientras siga así, el acceso a una salud de calidad será “para unos”, a pesar de que con la inversión que hace el país en el área “deberíamos tener una buena atención en cada punto del país” y, hasta ahora, si bien avanzamos en algunas cosas, “aún falta mucho” para la equidad, concluyó.