A raíz de una nueva directriz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre edulcorantes, la Escuela de Nutrición de la Universidad de la República organizó un conversatorio este jueves para exponer algunas puntualizaciones sobre el informe. En el espacio participaron integrantes de la Escuela, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y del Ministerio de Salud Pública, entre otros.
La OMS justificó el nuevo trabajo, que actualiza la publicación sobre la ingesta de azúcares libres de 2015, en que “aumentó el interés” en la utilidad de los edulcorantes para reducir la ingesta de azúcares. Allí se indica que los edulcorantes sin azúcares son “alternativas bajas o sin calorías a los azúcares libres, que generalmente se comercializan para ayudar a perder peso o mantener un peso saludable”, y con frecuencia se recomiendan como medio para controlar la glucosa en sangre en personas con diabetes.
La revisión inicialmente contempló más de 8.000 estudios, que finalmente se redujeron a 283, según explicó Fabio Gomes, asesor regional en Nutrición del Departamento de Enfermedades No Transmisibles de la OPS. Se incluyeron estudios observacionales y ensayos aleatorios que contemplan el consumo dentro de los valores que abarca la normativa, es decir, “no se contemplaron consumos excesivos”.
Algunas conclusiones
En la revisión se encontró que, a corto plazo, “un mayor consumo de edulcorantes por parte de los adultos condujo a un menor peso corporal e índice de masa corporal”, en comparación con no consumir edulcorantes o consumir cantidades más bajas. Pero evaluado a largo plazo se “asoció con un mayor Índice de Masa Corporal [IMC] y riesgo de obesidad”. El uso a largo plazo de edulcorantes también se relacionó con un mayor riesgo de diabetes tipo dos”, enfermedades cardiovasculares y mortalidad, en estudios de cohortes prospectivos realizados en adultos.
La evidencia de los estudios realizados en niños y mujeres embarazadas fue “más limitada” que la identificada para adultos, y no se encontraron “asociaciones significativas” entre el consumo de edulcorantes y la grasa corporal.
A grandes rasgos, una de las conclusiones de la OMS sugiere que no se utilicen edulcorantes sin azúcar como medio para lograr el control del peso o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, aunque la recomendación es “condicional”. La razón “fundamental” de que sea condicional es que se basa en evidencia de “certeza baja”.
Aun así, se remarca que la revisión “no encontró evidencia de beneficio” a largo plazo en las medidas de grasa corporal en adultos o niños y sí observó “posibles efectos indeseables del uso a largo plazo” de edulcorantes en forma de mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos. La “evidencia limitada” sugiere posibles efectos indeseables en forma de mayor riesgo de parto prematuro con el uso de edulcorantes durante el embarazo.
El estudio agrega que los edulcorantes “no son factores dietéticos esenciales”, “no tienen valor nutricional y su consumo “no es la única manera de lograr una reducción en la ingesta de azúcares libres”. Existen otras “alternativas viables” que son compatibles con las características de una dieta saludable, incluido el consumo de alimentos con azúcares naturales, como frutas, y alimentos y bebidas sin azúcar.
La opinión de los expertos
Las reflexiones de los oradores fueron en la línea de la última conclusión. Estela Skapino, profesora de nutrición clínica, remarcó que el nivel de evidencia es débil, que los estudios observacionales tienen calidad de evidencia “baja o muy baja” y que pueden tener “factores confusionales”, pero igualmente planteó que las personas que no tienen contraindicado el consumo de azúcar lo utilicen en las cantidades recomendadas, y que quienes sí presentan contraindicaciones, en caso de utilizar edulcorantes, lo hagan “con moderación” y varíen el tipo de forma periódica.
Por su parte, Virginia Natero, coordinadora del Programa de Nutrición del MSP, dijo que el consumo de edulcorantes es un tema que “hace tiempo” está en la agenda de trabajo de la cartera. Al respecto, señaló que en el contexto de una alimentación saludable “no se recomienda, de forma no controlada y en general, el uso de edulcorantes”. Si bien dijo que cada profesional deberá tomar una decisión según la condición de su paciente, “es importante tener en cuenta que son una herramienta en determinados contextos”, pero no para utilizarse habitualmente.
A su vez, Gastón Ares, ingeniero en alimentos, explicó que al consumir azúcar, “frente a la señal de dulzor, se activan diferentes mecanismos” en el organismo. Agregó que tenemos preferencias de consumo y una de ellas es por el gusto dulce, lo que se relaciona a la disposición innata hacia alimentos que en la naturaleza son dulces. En el cuerpo el dulzor se asocia con energía, pero cuando consumimos edulcorantes lo que sucede es que “activamos los receptores con la señal de dulzor pero no hay energía”, entonces se desconecta la relación de dulzor y energía ante un consumo prolongado.
Ares sostuvo que en general los consumimos “para reemplazar el exceso de azúcar” en lugar de consumir alimentos naturales y dulces, y que el rol de los edulcorantes es mantener niveles elevados de dulzor. A su entender, la clave está en comprender que si bajamos los niveles de consumo de azúcar también hay que bajar el dulzor.