La psitacosis es una enfermedad causada por la bacteria Chlamydia psitacci, que comúnmente se presenta como una infección respiratoria y se genera en el contacto con aves infectadas como loros, cotorras o, en menor frecuencia, palomas y aves de corral. Si bien los síntomas más frecuentes causan dificultades respiratorias, también pueden generar fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, tos seca, o malestar general.
En general, es una enfermedad que se transita de forma leve o moderada y que no presenta mayores dificultades durante la recuperación, aunque los adultos mayores son quienes tienen más riesgo de gravedad si no se realiza el tratamiento correspondiente. Según el Ministerio de Salud Pública, quienes tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad son “los propietarios de aves, veterinarios y otros trabajadores en contacto con aves domésticas o de corral”, es decir, trabajadores de tiendas de mascotas, de plantas de procesamiento de carne de ave o zoológicos, y las embarazadas.
Para prevenirla, el ministerio recomienda no capturar ni cazar aves, tampoco comercializar ni comprar aves en puestos de venta no autorizados, por ejemplo, ferias. También evitar el contacto de la boca con el pico de estos animales y, en caso de convivir con loros o cotorras, asegurarse de que permanezcan en un ambiente ventilado con sol y en espacios higienizados diariamente.
Características
En comunicación con la diaria, el infectólogo y profesor adjunto de la Unidad Académica de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de la República Henry Albornoz expresó que se trata de una enfermedad histórica en Uruguay.
“No es raro que se presente en brotes familiares; en la medida en que la gente tiene una cotorra o un canario en su casa, si el animal se enferma, es común que se produzca la transmisión a los seres humanos y que sea a más de un integrante de la familia que esté en contacto o que pueda inhalar las partículas que contienen la bacteria”, detalló.
Son bacterias “particulares y poco habituales” que por lo general ingresan en las células y tienen un metabolismo o una forma distinta de otras. “Si bien ingresan por el aparato respiratorio, llegan a prácticamente todo el organismo, entonces se las puede encontrar, por ejemplo, en el hígado, en los ganglios o en la sangre”, agregó.
A su vez, el infectólogo aclaró que esta enfermedad no es contagiosa entre las personas y que se contrae exclusivamente cuando hay contacto con aves infectadas. Asimismo, se puede contraer más de una vez en la vida porque existen distintos tipos de estas bacterias, y puede ocurrir que una persona se infecte con una de ellas y años después se infecte con otra.
“En general, luego de que se presenta la infección, durante un tiempo, se mantiene una alta inmunidad, y esto hace que sea muy poco probable que una persona se vuelva a infectar por otras bacterias del mismo grupo o parecidas a estas. Después de que pasa un año o un poco más, la inmunidad se va perdiendo y se reduce a una más específica del grupo de bacterias con el cual una persona se infectó, con lo cual se empieza a tener más probabilidades de infectarse con otros grupos”, sostuvo Albornoz.
Tratamiento
Respecto de cómo tratar la enfermedad, Albornoz indicó que se debe ingerir antibióticos. Todos se encuentran disponibles y se pueden tomar por vía oral, y en general la respuesta es buena, ya que son “muy efectivos” para combatir este tipo de bacterias y erradicarlas del organismo.
“La respuesta se observa entre 72 y 96 horas luego del inicio del tratamiento, cuando el paciente deja de hacer fiebre y se empieza a sentir un poco mejor, los síntomas respiratorios como la inflamación pulmonar, tos o la falta de aire pueden durar más tiempo, e incluso persistir por semanas”, puntualizó. Esta bacteria, generalmente, entre siete y diez días puede ser eliminada del organismo y el tratamiento se propaga entre diez y 14 días.
No obstante, Albornoz hizo hincapié en que la erradicación de esta bacteria no es igual en todas las personas, ya que esto depende de cuánta cantidad de bacterias tiene, cuán extendida está la enfermedad y de cómo están las defensas de la persona.
Por ejemplo, las personas jóvenes, inmunocompetentes, que están con las defensas “normales” y que no padecen otras enfermedades tienden a erradicar la bacteria más rápidamente. Incluso, hay quienes pueden tenerla y curarse sin tratamiento. “En la mayoría de los casos, no es una enfermedad grave para las personas”, remarcó.
“En aquellas personas mayores, en las que el sistema inmunológico no funcione tan bien o tengan otras enfermedades, la erradicación puede ser un poco más lenta y, en general, un poco más dependiente del tratamiento”, concluyó.