El Hospital Pereira Rossell es la unidad ejecutora más grande de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE); recibe a usuarios de todo el país y por los más diversos motivos, desde especialidades hasta urgencias. Se compone del Hospital Pediátrico y el Hospital de la Mujer, dos servicios en los que se atiende desde el nacimiento hasta la adolescencia de los usuarios del prestador público.
En entrevista con la diaria, Gustavo Giachetto, quien asumió la dirección del Pereira Rossell en abril y además fue subdirector del Departamento de Pediatría del CHPR entre 2008 y 2009, detalló el funcionamiento del centro, los desafíos de funcionamiento y financieros para los próximos años, y el rol del lugar para la salud de la población pediátrica en invierno, cuando despliegan un plan para abarcar la demanda que genera el aumento de infecciones respiratorias y afecciones vinculadas.
¿Podemos decir que el Pereira es un hospital complejo?
Sí. Es un hospital de referencia que comprende dos hospitales. El Hospital de la Mujer tiene una complejidad de tercer nivel bastante elevada. Abarcamos dos puertas de emergencia —pediátrica y ginecobstétrica—, dos centros de tratamiento intensivo —el de recién nacidos y el de niños—; además tenemos tres quirúrgicos: el pediátrico, el ginecológico y el obstétrico.
Por lo tanto, es un hospital realmente complejo que además tiene una gran cantidad de funcionarios propios y contratados que totalizan unos 5.000, a lo que se suma todo el personal que se está formando a través del convenio que tenemos con la Facultad de Medicina y con otras entidades de formación terciaria. Es un centro que, obviamente, es referente por ser el único en esta materia y porque brinda servicios altamente especializados. Acá también hacemos procedimientos complejos que se financian a través del Fondo [Nacional de Recursos], como el trasplante de médula ósea, tratamiento de quemados, cirugía fetal.
¿Cómo encontraste el centro al asumir, sobre todo cuáles son las dificultades a encarar?
Encontré un hospital con muchas ganas de seguir siendo referente en la materia, en lo que nos corresponde, que es brindar una atención de calidad y a seguir haciendo cosas de punta, innovaciones y cuestiones de desarrollo que posicionen al hospital. Por supuesto que al inicio de la gestión hay algunos problemas que transversalizan ASSE; ya las autoridades los han mencionado y tienen que ver con temas presupuestales y con deudas. Esto no excluye a esta unidad ejecutora.
También hay un deterioro, hay una falta de inversiones desde el año 2019 bien importante, entonces todo lo que nosotros podemos hacer de infraestructura se ve deteriorado y tenemos algunos desafíos importantes que hemos puesto en agenda para mejorar la atención, por ejemplo, la mejora de las salas de internación en cuidados moderados pediátricos, en el ambulatorio, todo lo que es la parte de policlínicas, eso es en el pediátrico.
También tenemos la necesidad de avanzar en el Hospital de la Mujer en el bloque de urgencia y en la maternidad nueva, un proyecto muy costoso, muy ambicioso, pero bueno, se necesita continuar mejorando. Ya pudimos poner en funcionamiento los servicios de mantenimiento; han tenido un muy buen diálogo y cooperación con nosotros y hemos podido ir haciendo mejoras pequeñas, porque también las pequeñas cosas hacen a la gestión.
Después vamos a hacer algunas cosas en la emergencia pediátrica. Hay obras proyectadas, algunas cosas pequeñas que estamos haciendo, pero necesitamos inversiones para continuar creciendo y mejorando lo que está, pensando que el centro son los usuarios.
¿Cómo es la situación actual de los recursos humanos?
Hay áreas que necesitan fortalecimiento, no solo con médicos, sino el
área más crítica que la de enfermería, porque además acá trabaja una enfermería que necesita una formación especializada, sobre todo si hablamos de la unidad neonatal o de las unidades críticas. Ese personal no abunda, por un lado porque no hay tanto y, además, existen algunas inequidades salariales que hacen que la oferta pública quede un poquito retrasada y también es evidente que acá la carga de trabajo es importante. De todas maneras, apuntamos a poder resolver esto en cuanto al personal de enfermería y algunos recursos médicos estructurales que tenemos que tener en los servicios intermedios.
Decías que desde 2019 no hay inversión, ¿qué posibilidades tienen de obtener un presupuesto mayor para los próximos años?
Nuestro presupuesto principal es de 140 millones de pesos mensuales; es histórico y no quiere decir que nos dé. Es poco, es insuficiente. Sí, se ha hablado con las autoridades de ASSE y estamos en trámites de hacer cosas para el presupuesto nuevo porque hay rubros del hospital para los que es especialmente insuficiente, por ejemplo, la farmacia, que cubre a todos los usuarios de los dos hospitales y es impresionante el consumo que tiene de medicamentos que no pueden faltar.
ASSE nos adelantó créditos presupuestales para poder hacer un colchón, un stock de medicamentos; por ahora nosotros estamos resolviendo así y apostamos a que en el próximo presupuesto esta cuestión se incremente. Estamos intentando establecer también algunas estrategias de contención de gasto, pero más allá de eso, el presupuesto no es un presupuesto suficiente; necesitamos aumentar los recursos. Ahora tenemos que sobrevivir el entretiempo, pero creo que vamos a andar bien.
Plan Invierno
Vinculado al tema de los recursos, ¿cómo se prepara el hospital para el invierno?
Tenemos un plan que hace mucho tiempo se sostiene año tras año; es algo que nosotros continuamos. En el plan invierno, nosotros básicamente lo que hacemos es pensando en la demanda respiratoria, fortalecemos técnicas de soporte respiratorio como el uso de oxígeno de alto flujo y técnicas de ventilación no invasiva que se pueden hacer incluso fuera del CTI.
Se preparan salas para poder hacer estos procedimientos que además exigen la aparatología y los instrumentos necesarios, el personal médico específico y también recursos de enfermería, porque además hay que reforzar por el cuidado que esos pacientes implican por supuesto que toda la atención del niño hospitalizado con enfermedades respiratorias requiere soporte con fisioterapia, que también se refuerza, así como el uso de los recursos de laboratorio porque la demanda de estudios es mucho mayor.
Todo esto se acompaña de servicios de sostén porque tenemos que tener más refuerzos para poder preparar las unidades con más rapidez y, por último, una coordinación con el afuera para que cuando los chicos van a egresar, pueda haber una respuesta más rápida en el área de la atención primaria, o sea
que es un plan integral de recursos humanos, de infraestructura técnica de laboratorio, de servicios de sostén.
¿Cómo está la situación actual y cuánto varía la cantidad de recursos y la demanda?
El plan se implementa de mayo a agosto. Por ahora lo que tenemos es un
impacto de infección respiratoria por influenza, por el virus de la gripe y el VRS [virus respiratorio sincitial]. Si bien ya empezó, aún no estamos en la máxima epidemia.
Hubo una respuesta de vacunación interesante con la vacuna antigripal que forma parte de las estrategias más generales que se hacen, quizá no tan fuerte en la población infantil que siempre queda como relegada. Hay una resistencia a la vacunación todavía en la población infantil, a pesar de que es una de las poblaciones más castigadas por esta enfermedad, y hay que ver qué está pasando también con la implementación de la vacunación para el VRS, que comenzó en las embarazadas.
Esto probablemente tenga algún impacto en la hospitalización de niños con enfermedad grave, entonces eso vamos a tener que ver qué es lo que pasa entre la
cobertura vacunal y los resultados que tenemos, pero por ahora, si bien la demanda aumentó y ya tenemos una tasa de ocupación y de consultas más alta que la habitual, no es nada que se haya salido de control.
En cuanto a los números, en invierno pasamos de 153 camas a 186, 20 camas en CTI pediátrico y estamos promediando entre 170 y 200 consultas diarias.
Las complejidades de la atención y los pacientes sociales
En cuanto a la atención, teniendo en cuenta que un gran porcentaje de los niños y adolescentes que se atienden acá tienen antecedentes con la violencia, patologías de salud mental, abusos. ¿Qué implica la atención y qué recursos necesita?
Este es un tema que nosotros hemos puesto mucho en la agenda porque es cierto que hay un porcentaje bien importante de hospitalizaciones que están motivadas por situaciones de vulnerabilidad, extrema vulnerabilidad. Algunas son de salud mental, esa problemática que es un reflejo de lo que pasa en la sociedad. La violencia crece, los problemas de salud mental después de la pandemia se incrementaron; nosotros tenemos chicos con intentos de autoeliminación, muchos casos de depresión.
Después hay muchas formas de violencia en sus diferentes extremos, con mucha ruptura y desestructuración familiar. Tenemos también problemas de falta de referentes familiares en los recién nacidos. Hay un grupo de recién nacidos que queda en el hospital, a veces esperando resoluciones judiciales, porque no encontramos un referente familiar acá, con muchas historias que se cruzan con
consumo problemático de sustancias, es decir, que es una población de pacientes que demanda un cuidado muy especial que genera una repercusión distinta.
Hace poco comenzamos una coordinación con el [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay] INAU para dar seguimiento a niñas, niños y adolescentes que, tras el alta médica, no tienen a dónde ir y ya pudimos acelerar algunas situaciones.
Los hospitales en general han sido pensados en el tratamiento de enfermedades más concretas, una enfermedad infecciosa o respiratoria, nunca fueron pensados para atender estas situaciones que muchas veces no están causando ninguna afección, entonces además de que eso obviamente es una demanda importante de asistencia y se ocupa unidades asistenciales que en algún momento de una epidemia o un brote vos no tenés las unidades porque están ocupadas, en general las resoluciones de esas situaciones o las respuestas que damos como integrantes del sistema de protección integral son respuestas lentas las resoluciones judiciales a veces se demoran o cuando hay una resolución judicial porque no hay un referente a cargo.
Mucho repercute sobre el niño que quiere jugar, entonces tenés que de alguna manera ver cómo hacés más amena su atención, su internación, menos negativa. Acá tenemos muchos programas y muchas intervenciones que se hacen que se conocen poco, pero que hay personal y también fundaciones que intervienen brindando oportunidades para hacer más transitable la hospitalización y favorecer el vínculo educativo. Pero por más que pongas todas esas actividades o hagas todos esos apoyos, sigue siendo un hospital, sin familia; entonces es una cuestión complicada.
En los últimos años aumentó la cantidad de niños baleados que recibe el hospital; tengo entendido que no hay un protocolo concreto para estas situaciones, ¿se tiene algo previsto en cuanto a esto?
Hemos hecho algunos vínculos con el Ministerio del Interior; ASSE lo está trabajando a nivel general. Es un problema nuevo que está creciendo. Antes los heridos por arma eran accidentales, ahora son producto de la violencia directa; los niños son usados de rehenes en las luchas territoriales. Los protocolos de seguridad hacen agujeros por todos lados en un lugar tan grande, pero, teniendo la situación sobre la mesa, empezamos a implementar un flujo de circulación con mayor seguridad que limita el ingreso, que a su vez debe ser con identificación, separado entre funcionarios y pacientes. La guardia privada tiene limitaciones de acción y el personal policial no es suficiente, pero estamos en esto y esperamos también lo que resuelva ASSE a nivel general.