En 1979 Jean-François Lyotard anunció la muerte de los grandes relatos. Con la posmodernidad ninguna verdad parece superior a otra, pero sí florecen lecturas de la realidad afines al neoliberalismo y una ideología de supervivencia que se impone como “sentido común”.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial los medios franceses se maravillan con la democracia alemana. Sin embargo, lo que en rigor los deslumbra son los límites que les impiden a los sectores populares modificar el rumbo económico, siempre liberal.