El titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Ernesto Murro, anunció que esta semana serán convocados los grupos de los Consejos de Salarios cuyos convenios colectivos hayan vencido, lo que dará comienzo a la séptima ronda de negociación, que será la más grande de la historia, debido a la cantidad de subgrupos que involucra. El grupo 22, “Ganadería, agricultura y actividades conexas”, incluye los subgrupos correspondientes a plantaciones de arroz, tambos, agricultura de secano y plantaciones de caña de azúcar, y es de los primeros que serán convocados, informó el MTSS. Si bien los trabajadores nucleados en la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA) tenían como estrategia negociar en el grupo madre, y no por subgrupos, la coyuntura actual parece haber incidido en un cambio de enfoque. En las rondas anteriores, la UNATRA insistió en negociar en el grupo madre para intentar equiparar los salarios y la condiciones de los peones de estancia (los más sumergidos) con los de los asalariados de sectores que ganan mejor, como los de tambos y arroceras. Sin embargo, la coyuntura cambió, y hay sectores de la producción, como el lechero, que están pasando por una crisis, todo lo contrario a lo que sucede con la ganadería, que cada año exporta más. Además, la conformación del movimiento Un Solo Uruguay, de productores autoconvocados, y la presión que ha generado sobre el gobierno aparecen como factores que incidirán en la negociación que comienza.
“Obviamente que toda esta movida va a incidir en los Consejos de Salarios en función de la poca información que estos sectores suelen dar, principalmente sobre el tema del margen bruto y la productividad, y por la escasez de entes testigos a los que puedan recurrir los trabajadores para poder incidir con datos mas fehacientes en la negociación colectiva”, valoró Marcelo Amaya, referente del Sindicato Único de Trabajadores del Arroz y Afines (SUTAA). El sindicalista explicó que “ha sido una gran limitante” no poder acceder “a los números concretos” de estos sectores, porque no se pueden acordar cláusulas atadas a la productividad. “En la negociación de la ronda 2010-2012 conseguimos un margen por productividad que estaba adosada al margen bruto del arroz. Si se superaban los 800 dólares por hectárea, le tocaba a cada trabajador una partida anual de 500 dólares. Pero en la ronda siguiente la producción dio pérdida y los márgenes brutos no llegaron, quedaron al borde de superar los 800 dólares por hectárea. Es de las dificultades que vamos a tener en esta ronda de negociación”, añadió.
Amaya dijo que otro de los factores que “van a jugar en la mesa de negociación” es que el sector agropecuario “tiene varias escalas de productores” y “los que sí tienen problemas son los que tienen perfil de agricultor familiar”, pero “en algunos rubros son muy escasos”, como en el arrocero.
“UNATRA no ha decidido qué estrategia va a llevar adelante aún, pero, en opinión del SUTAA, por la heterogeneidad de situaciones que hay en esta coyuntura, lo mejor sería pensar en negociar en los subgrupos”, expresó. Para Amaya, “teniendo en cuenta que hay sectores con mayores problemas que otros, como la lechería, suele pasar que los empresarios usan al más débil de pantalla para victimizarse. Es una característica que tienen los empresarios rurales uruguayos: nunca están bien. Y la táctica que siempre han usado es esconderse detrás del más débil”.
Una de las principales reivindicaciones que planteará el SUTAA en la negociación colectiva, como la “de justicia social”, es la regulación del área de riego en las plantaciones arroceras, “por la exposición que tienen los trabajadores al sol”. Amaya sostuvo que, a pesar de que eso no se “tiene en cuenta”, tiene un “impacto” en la productividad. Explicó que “el clima ha venido cambiando y el trabajador está más expuesto” al sol y a los agroquímicos que se usan para controlar las malezas. Además, “el número de trabajadores del arroz ha venido mermando y, a su vez, aumenta el área de riego”, lo que tiene como consecuencia que “el trabajador está más expuesto, tiene que trabajar más horas al sol, haciendo un esfuerzo físico mayor y, si le sumamos que es una población envejecida, la situación impacta en la salud de los trabajadores. Por eso hay que regular el área de riego. ¿Qué capacidad tiene el ser humano de cuidar determinada área recorriendo todo el día de botas de gomas con el barro hasta la media canilla?”, concluyó sobre lo que debería determinarse, para saber cuántos trabajadores son necesarios por área.
Como ganado
En tanto, el Sindicato de Peones de Estancia (Sipes) pondrá otra vez sobre la mesa la reivindicación de que el apero sea provisto por los patrones, y no un gasto del propio peón. César Rodríguez, del Sipes, explicó a la diaria que se encuentran “en la etapa de elaboración” de la plataforma que llevarán a la negociación colectiva, aunque ya tienen algunos “ejes”, como en la ganadería, en la que hay que “empezar a pensar en un índice por productividad, porque es un sector que ha tenido muy buen margen y rentabilidad en estos años, y eso se puede demostrar”. “Creo que vamos a trabajar en subgrupos y se verá en cada rama cómo se va manejando la estrategia. Hay un tema de principios, que es el del apero. Vamos a volver a plantearlo, para que se lo considere una herramienta de trabajo. Es algo irrenunciable y sigue siendo una carga que soporta el asalariado”, explicó. El apero está conformado por distintas piezas que sirven para que el jinete monte a caballo.
Según Rodríguez, en la ronda anterior, un apero completo de calidad “rústica, para trabajo”, andaba en los 20.000 pesos. Una simple visita a sitios web de talabarterías confirma el dato aportado por el sindicalista: en la talabartería La Serrana se ofrece un “recado (basto) completo-apero criollo, cuero crudo” a un precio promocional sólo por pago al contado en efectivo de 15.900 pesos, pero se aclara que el precio de lista es de 19.000.
Rodríguez agregó que, además del tema del apero, “hay otros aspectos que están ligados al tema de las herramientas de trabajo y las condiciones de salud y de seguridad laboral, aspectos que están contemplados en el decreto 321, pero igual van a estar sobre la mesa, porque no han estado elaborados”. El 321/009 es un decreto del Poder Ejecutivo que regula las actividades agropecuarias en el marco del Convenio Internacional del Trabajo 184, ratificado por la Ley 17.828, de 2001, que fue analizado y reglamentado en 2007 por una comisión conformada por la Asociación Rural del Uruguay, la Federación Rural, la Asociación Nacional de Productores de Leche, el PIT-CNT y la Inspección General del Trabajo y de la Seguridad Social del MTSS.
Por otra parte, pudo saber la diaria, los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar, nucleados en la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, establecieron una mesa de negociación bipartita con Alcoholes del Uruguay y ya tienen algunos acuerdos alcanzados.
El último ajuste salarial, registrado el 1 o de enero en el sector, estableció que un peón común en el arroz gane un mínimo de 20.111 pesos; un trabajador sin especialización en tambo, 17.238, y en los demás sectores (agricultura de secano y ganadería, por ejemplo), 17.490.
Pero además se cobra un ficto por alimentación y vivienda que quedó fijado en los sectores arrocero y tambero en 3.389 pesos mensuales o su equivalente diario de 135,56 pesos (un aumento de la partida de 3,25%), mientras que en los demás sectores quedó en 3.438 pesos por mes o el equivalente diario de 137,52 pesos (aumento de 3,75%).