Entre el 28 de mayo y el 8 de junio se llevó a cabo en Ginebra la 107ª Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). La delegación uruguaya estuvo encabezada por el subsecretario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Nelson Loustaunau, e integrada por el director nacional de Seguridad Social, José Luis Baumgartner, la subinspectora general de Trabajo y Seguridad Social, María Cristina Demarco, por el gobierno; el gerente jurídico de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios, Juan Mailhos, por los empleadores; y el secretario de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, Fernando Gambera, y la secretaria general del Sindicato Único de la Aguja (SUA), Flor de Liz Feijoo, por los trabajadores.

En su discurso ante el pleno, Baumgartner se refirió al diálogo social y al tripartismo. Dijo que su aplicación en Uruguay, desde hace 13 años, “ha permitido un desarrollo humano constante”. Agregó que se han aprobado “más de 30 leyes que han permitido actualizar la legislación laboral y de seguridad social en temas tales como subcontratación, promoción y protección de la actividad sindical, reforma del proceso laboral, nuevos estatutos de los trabajadores rurales y domésticos, trabajo nocturno, flexibilización del régimen de acceso a la jubilación y reforma del seguro de desempleo, entre otros”.

También destacó la práctica del tripartismo en “la conducción exitosa de nuestra seguridad social a nivel nacional” o en el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional. Finalmente, dijo que “en un tiempo de transformaciones tan profundas en el mundo del trabajo, amenazado en su concepción clásica por la revolución digital, el diálogo social, mediante cualquiera de sus expresiones –el tripartismo, la consulta, el diálogo propiamente dicho y la negociación colectiva–, aparece como la herramienta más idónea para encarar cualquier reforma que se pretenda hacer en el derecho del trabajo o las relaciones colectivas de una región o país”.

Feijoo habló, en representación de los trabajadores, en el plenario “El parlamento del trabajo”. La dirigente sindical destacó “la especial sensibilidad” expresada en la Memoria del director general de la OIT, Guy Ryder, “identificada con el combate a la violencia y el acoso hacia las mujeres en el mundo del trabajo, el rezago en la consideración de sus derechos, la inequidad de sus remuneraciones, y en definitiva el tratamiento injusto dirigido a su presencia en ese ámbito”. Ryder presentó una Memoria titulada “Iniciativa relativa a las mujeres en el trabajo: impulso en favor de la igualdad”. Feijoo agregó que Ryder “interpela también” por “su preocupación por la problemática del trabajo en las zonas ocupadas por el Estado israelí en territorios propiedad del gobierno palestino, que rechazamos por su nula contribución a la paz regional y mundial. No hay trabajo decente posible, en medio de la guerra y la flagelación de un pueblo”, sostuvo.

Sostuvo que no cabe en el mundo del trabajo “la violencia y el acoso contra las mujeres”, así como “no son admisibles la esclavitud, el trabajo de los niños, la ausencia de la libertad para ejercer la actividad sindical, y todos y cada uno de aquellos aspectos vinculados con el concepto de trabajo digno”. “La centralidad del trabajo, como fenómeno aglutinador, inclusivo y democratizador en nuestras sociedades, no debe excluir a las mujeres trabajadoras, y si pretendemos razonar sobre la base de incorporar el concepto de igualdad y equidad a favor de las mujeres, debemos reconocer que no existe fundamento alguno para apartarlas del ejercicio del derecho humano básico y fundamental a la libertad sindical y a la negociación colectiva”, agregó.

“En mi país, Uruguay, esta obrera de la industria de la vestimenta, dirigente sindical de su rama, mujer, jefa de hogar, madre, militante y ciudadana, ejerce su derecho a la determinación de su salario y todas sus condiciones de trabajo en plano de igualdad con sus compañeros hombres, manteniendo asimismo su derecho a defender su seguridad, su salud y su medioambiente físico y psíquico adecuado en su ámbito laboral, producto de su actuación como representante sindical, y en el marco de un sistema de relaciones laborales y de negociación colectiva de carácter integral que rige en mi país, y cuya legitimidad, equidad y adecuación a las normas de esta organización defiende el movimiento sindical uruguayo”, destacó.

Feijoo enfatizó que en Uruguay se ejercita “la acción sindical en el marco de los convenios fundamentales de la OIT, que han sido todos ellos ratificados por normas de carácter legal”, pero, no obstante, “somos interpelados injustamente, así como le acontece al gobierno” por “empujes conservadores y reaccionarios en el seno de esta conferencia, y en las anteriores desde 2011, provenientes de empleadores uruguayos y de su organización a nivel mundial”, la Organización Internacional de Empleadores.

La dirigente del SUA expresó que en Uruguay mantienen “herramientas” que permiten “defender” los derechos como mujeres, “ampliando su representación en la conducción” de los sindicatos y en la central única de trabajadores, “creando y fortaleciendo los ámbitos de carácter bipartito o tripartito” para defender “las condiciones de trabajo dignas donde no haya lugar para la violencia y el acoso” hacia las mujeres en el mundo laboral, “en el marco de una relación de trabajo y donde el primer responsable del clima organizacional es el empleador”. “Por eso nos llama la atención, en la tarea que llevamos adelante en esta 107ª Conferencia, en la comisión de Violencia y Acoso en el Mundo del Trabajo, la respuesta a la sensibilidad y, por qué no, al dolor que se desprende del informe del señor director general, reflejado en las posiciones del sector empleador y de muchas delegaciones de los gobiernos aquí representados, que se resisten a la toma de posición en cuanto a la futura adopción de un convenio y una recomendación, que reflejen a su vez la comprensión cabal de la problemática que se discute en esa comisión”, opinó.

Finalmente, Feijoo rechazó “la implementación injusta e inconsulta” de la reforma laboral en Brasil, “por un gobierno ilegítimo que nadie votó y que cuestiona el contenido de instrumentos que sí reivindicamos, tal la declaración sociolaboral del Mercosur”.

En tanto, Mailhos en su intervención por el sector empleador dijo que en Uruguay la legislación “prohíbe expresamente cualquier tipo de discriminación por motivos de sexo, lo que obviamente incluye el salario”, y que si se analiza estadísticamente los salarios de hombres y mujeres considerando las horas de trabajo, se puede ver que “la brecha es notoriamente más reducida, según un informe del Ministerio de Trabajo, es de 6,1%, y descubrimos que existen sectores en los que los salarios mayores son justamente los del sexo femenino”.

El empresario reconoció que “queda mucho por hacer en materia de derechos y dignidad de la mujer”, pero aclaró que en Uruguay “creemos que vamos por el buen camino”. Basándose en lo anterior, Mailhos alertó a la OIT de que sus acciones globales “deberían diseñarse con la flexibilidad suficiente como para atender prioritariamente aquellas situaciones inadmisibles en que se encuentra la mujer, y de una forma muy diferente, aquellas sociedades o países en los que la mujer día a día ocupa un rol cada vez más destacado, donde se debería dar sustentabilidad a la mejora de condiciones de igualdad”. Agregó que es necesario “mejorar cuantitativa y cualitativamente los datos disponibles, para conocer mejor la realidad y poder diseñar las políticas más adecuadas”. Luego Mailhos se refirió al tripartismo, reconociendo su valor como herramienta “de construcción de paz social”, pero advirtió que no es un fin en sí mismo, sino que tiene que ser eficaz. Recordó que en Uruguay tiene “observaciones tripartitas” de la OIT, “por la violación de convenios fundamentales del trabajo”. “Lamentablemente, han pasado más de nueve años y nuestro país no ha dado solución a esos pronunciamientos de los organismos de control de la OIT, realizados en el marco del Caso 2699 respecto de la adecuación de su legislación de Negociación Colectiva al Convenio Internacional del Trabajo N° 98. El diálogo social se ha intentado y la falta de consenso nos ha paralizado. Sin embargo, conviene recordar que el Convenio N° 98 de la OIT establece las obligaciones a los gobiernos. Y en este caso, ya no resultan admisibles más demoras”, sostuvo.