En términos de producción, 2019 fue un año más auspicioso para el sector citrícola uruguayo que 2018, señala el informe “Citricultura: situación y perspectivas” del Anuario Estadístico de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). La zafra del último año estuvo marcada por las dificultades económicas de la principal empresa citrícola del país (Citrícola Salteña SA, propiedad de la familia Caputto), que incluso debió presentarse a concurso de acreedores y solicitar un crédito del Fondo Citrícola para subsanar su situación. Pese a ello, las exportaciones del resto de las empresas se recuperaron y han arribado empresas internacionales. Además, se ha obtenido la habilitación para nuevos mercados de exportación.

El documento, elaborado por la economista María Noel Ackermann y el director general de Servicios Agrícolas del MGAP, Federico Montes, indica que los volúmenes producidos de mandarinas, naranjas y limones tuvieron “un fuerte repunte” en 2019, lo cual permitió recomponer los volúmenes de exportación del año previo. El sector citrícola, a diferencia de los demás rubros frutícolas, tiene una orientación “bien marcada a la exportación”, a la cual se destinó 41% de lo producido en 2018, seguido por el mercado interno para el consumo en fresco, que absorbió 39% de la producción.

También tiene un peso relevante, de 20%, la industria, mediante la cual se obtienen jugos, aceites esenciales y pellets, que en buena parte también se exportan. El 1% restante es fruta que se pierde como merma o descarte y no entra en el circuito comercial. “De esta manera, el mercado internacional absorbe la fruta de mejor calidad comercial y el mercado interno funciona como un ‘pulmón’, absorbiendo o cediendo fruta en función de los precios y la demanda internacional”, indica el artículo.

En 2019 hubo un crecimiento de 12% de las toneladas producidas, con un total de 243.000. El crecimiento fue bastante generalizado entre las especies, pero se destacó en particular el aumento de la producción de limones, con un crecimiento de 25%, es decir 47.000 toneladas. “El cultivo de limones viene siendo de los más dinámicos en la citricultura, con crecimiento del área cultivada (casi 2.600 hectáreas en 2019, más de 1.000 hectáreas más que lo que había cinco años atrás), un importante porcentaje de montes jóvenes y alta penetración de riego”, indica el informe. Las producciones de mandarinas y naranjas, por su parte, crecieron 11% y 8%, respectivamente, con niveles de 79.000 y 116.000 toneladas.

Exportaciones estables: caen los precios, pero suben las ventas

Las exportaciones de cítricos totalizaron 63 millones de dólares entre enero y octubre de 2019, lo cual equivale a 90% del valor exportado de frutas frescas por Uruguay. Esta cifra es similar a la registrada en el mismo lapso del 2018, pero “sensiblemente” por debajo de lo verificado en años anteriores, cuando se exportaba alrededor de 80 millones de dólares anuales, destaca el documento. Esta estabilidad general responde a un contexto de caída de los precios de exportación, a la vez que se recuperan “levemente” los volúmenes de ventas. En total, se comercializaron 43.000 toneladas de naranjas, por 23 millones de dólares, entre enero y octubre; 28.500 toneladas de mandarinas, con una caída de los ingresos, que se situaron en 27 millones de dólares, y los limones, por su parte, registraron un crecimiento de 12% de las colocaciones en el exterior, con 16.000 toneladas y un valor de 13 millones de dólares.

Foto del artículo 'El sector citrícola uruguayo tuvo un 2019 auspicioso, pese a que estuvo marcado por la crisis de Caputto'

En cuanto a los destinos de exportación, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos se posicionaron como los principales mercados de los cítricos uruguayos, representando 38% y 30% de las ventas totales, respectivamente. Brasil se posicionó como el tercer destino en importancia, absorbiendo 14% de las ventas, seguido de Rusia y Canadá. Al desagregar por producto, las naranjas y los limones uruguayos están fundamentalmente posicionadas en el mercado europeo, con una participación del orden de 60% en el valor comercializado.

A la UE se comercializaron en 2019 27.000 toneladas de naranjas (11% más que el año anterior), pero la caída de los precios de exportación determinó que el valor exportado creciera en menor medida, totalizando ingresos de 13,5 millones de dólares. Las ventas de naranjas a Brasil, Rusia y Emiratos Árabes Unidos se incrementaron respecto del año pasado, pero en todos los casos con menores precios de colocación. A su vez, las exportaciones de ese cítrico a Estados Unidos, que estaban creciendo, cayeron sensiblemente, en el orden de 60%, con una colocación de unas 1.300 toneladas entre enero y octubre.

El precio internacional de las naranjas evolucionó a la baja durante 2019, con una caída de 29% entre enero y setiembre en comparación con el año anterior y una cotización de 520 a 530 dólares la tonelada, según datos del Banco Mundial citados en el informe. Del total de importaciones mundiales de naranjas (unas siete millones de toneladas), la UE representa cerca de 45%; alrededor de tres millones de toneladas, de las cuales aproximadamente dos millones son provistas por los propios países del bloque, fundamentalmente España. El restante millón de toneladas son, en gran medida, suministradas por Sudáfrica, Egipto, Marruecos, Argentina, Uruguay y Brasil. Sudáfrica, con una producción de 1,6 millones de toneladas anuales y un ratio de exportación/producción de 80%, es uno de los principales competidores de Uruguay en el mercado europeo.

Estados Unidos se consolida como el principal comprador de mandarinas, con 52% del volumen comercializado, aunque las participaciones cayeron respecto del año pasado: se vendieron algo menos de 15.000 toneladas, 14% por debajo de un año atrás, y el precio medio de exportación se ubicó en 1.033 dólares la tonelada, 4% por debajo de los registros de 2018. Rusia y Brasil se colocaron como el segundo y tercer destino en relevancia para este producto, con 14% del volumen exportado para cada uno. La UE continuó perdiendo espacio como destino de las mandarinas uruguayas, con una colocación de 10% del volumen exportado.

La producción mundial de mandarinas se estimó en unos 32 millones de toneladas al año entre 2013-2017, y más de la mitad de la producción corresponde a China. Los países del Mercosur aportan 1,6 millones de toneladas de producción, lo cual equivale a 5% de la producción mundial. Por su parte, las exportaciones mundiales de mandarinas se ubicaron en torno a las cinco millones de toneladas anuales entre 2014 y 2018. Los principales exportadores son UE (32% de participación), China (13%), Turquía (13%), Marruecos (10%), Paquistán (7%) y Sudáfrica (4%), que en conjunto concentran cerca de 85% de las exportaciones mundiales de este producto.

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Los limones comercializados en el exterior continúan colocándose principalmente en la UE, con un total de 11.265 toneladas, 38% más que en 2018, por algo más de ocho millones de dólares. Estados Unidos, segundo destino en importancia, representó 20% del valor exportado, demandando algo más de 2.300 toneladas y con ingresos por 2,6 millones de dólares. El informe destaca que este destino, al igual que sucede con las mandarinas, paga un precio mayor al promedio del resto de los mercados, aunque también se ajustó a la baja respecto del año previo, pero en menor proporción. Brasil, Canadá y Rusia fueron los siguientes destinos en relevancia para los limones uruguayos.

Baja generalizada de precios en el mercado interno

La recomposición de la oferta citrícola en 2019 impactó en una baja “bastante generalizada” en los precios en el mercado interno uruguayo respecto del promedio de 2018. Las naranjas se comercializaron a 17 pesos el kilo, a nivel mayorista, y a 32 pesos a nivel minorista, lo que significó caídas de precios de 30% y 13% en comparación con enero-octubre de 2018, respectivamente, con volúmenes “históricos” ingresados al Mercado Modelo. Las mandarinas, por su parte, se comercializaron en la plaza mayorista a una media de 19 pesos el kilo entre marzo y octubre de 2019, 17% por debajo de un año atrás. Sin embargo, destaca el informe, esa baja no se trasladó al mercado minorista, con precios que se mantuvieron estables respecto de un año atrás (36 pesos el kilo). Por último, los limones registraron bajas de precios de 21% y 11% a nivel mayorista y minorista respectivamente, con una media de 25 y 48 pesos el kilo entre enero y octubre.

Los precios de estos productos son marcadamente estacionales en el mercado interno, explican Ackermann y Montes. Las naranjas se encuentran disponibles durante todo el año, pero la oferta total suele ser menor cuando se da el recambio de las naranjas de tipo Valencia (naranja de verano) a la naranja tipo de ombligo (naranja de invierno). “La demanda suele dispararse en los meses de verano como consecuencia de las altas temperaturas y la corriente turística estival”, indican, y también se percibe un aumento de los problemas de calidad en los meses de verano, en momentos donde los “procesos fisiológicos de la fruta se aceleran”. Es por esto que los picos elevados de precios suelen verificarse a fines del verano y principios de otoño, en tanto que los niveles más bajos coinciden con el grueso de la cosecha de naranjas de ombligo, a partir de mayo y junio.

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En los meses de verano no hay disponibilidad de mandarinas, y la oferta de este producto se concentra entre los meses de abril y octubre. En 2019 se observó en la plaza local variedades murcott, avana y montenegrina con mayor proporción al año anterior. A su vez, el comportamiento estacional del limón evidencia que los menores precios se registran en otoño y primavera, lo cual coincide con los meses de mayor producción, mientras que en los meses más calurosos, cuando la oferta local es “sensiblemente” menor y suele complementarse con partidas importadas, se registran las cotizaciones más elevadas dentro del año.

El caso Caputto

El crecimiento de la producción coincidió con un contexto de dificultades económicas y financieras para la principal empresa citrícola del país, Citrícola Salteña SA, cuya situación se agravó en 2019, como es de público conocimiento. Esta coyuntura, señala el informe, determinó un “marcado descenso” de su actividad respecto de años anteriores. En febrero de 2019, previo al comienzo de la zafra, la empresa propiedad de la familia Caputto solicitó el concurso de acreedores ante la Justicia, “con una importante deuda a trabajadores, proveedores, bancos y tenedores de obligaciones negociables”. Las exportaciones de esta empresa, que hasta 2018 fue líder del sector, “vienen con una trayectoria de descenso”, con una caída entre enero y octubre de 2019 de 38% frente a igual lapso de 2018.

Excluyendo a Citrícola Salteña, el valor de las ventas del resto de las empresas del sector se ubicó en 51 millones de dólares, con un crecimiento de 14% frente a un año atrás. En este punto, los autores aclaran que la comparación con 2018 tiene una base baja, dado que dicha zafra se vio afectada de manera generalizada por cuestiones climáticas, lo cual también se evidenció en el volumen exportado en el general de las empresas.

La mayor parte de las empresas registraron crecimientos “sustanciales” de los volúmenes colocados con respecto a 2018, aunque los menores precios de exportación determinaron que los ingresos crecieran en menor magnitud. Azucitrus se posicionó como la principal empresa exportadora, con 22.500 toneladas, seguida de Citrícola Salteña y Samifruit Uruguay. En 2019 comenzó a exportar Camposol, una empresa de origen peruano que se instaló recientemente en el país y adquirió parte de los campos de mandarinas de Citrícola Salteña. Esta firma también instaló nuevas plantaciones con el objetivo de ganar mayor posicionamiento en el exterior.

Parlamento aprobó ley para que trabajadores de Citrícola Salteña cobren créditos laborales adeudados

Para atender la situación de Citrícola Salteña “y con el fin de dar continuidad a esta empresa que genera un impacto social de gran magnitud en el norte del país, a la vez de evitar impactos ambientales negativos de no realizarse la cosecha”, señala el informe de OPYPA, durante abril de 2019 se promulgó la Ley 19.737, que creó el Fondo Citrícola y otorgó un préstamo por 115 millones de pesos a la empresa. Esos recursos están destinados a “atender exclusivamente los costos directos e indirectos necesarios para la cosecha, clasificación, empaque y venta de la producción citrícola y de jugos correspondiente a la zafra 2019”.

El préstamo del Fondo Citrícola se fue desembolsando en el correr de la zafra, en la medida en que la empresa fue cumpliendo con los requerimientos y las garantías que le solicitó el Comité de Dirección (conformado por la Agencia Nacional de Desarrollo y los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca y de Industria).

No obstante, a diciembre de 2019 la empresa continuó adeudando a los trabajadores los pagos de la segunda quincena de noviembre y las liquidaciones de los egresos de la zafra de octubre, noviembre y diciembre, por lo cual el miércoles las cámaras de Senadores y Diputados aprobaron un proyecto de ley para asegurar que 3.500 trabajadores cobren los haberes atrasados.

La ley aprobada crea, en la órbita del Banco de Previsión Social (BPS), un fondo de asistencia destinado al pago de los créditos laborales adeudados a los trabajadores que se desempeñaron durante la zafra 2019. Además, determina que el fondo se financiará “con los recuperos” del préstamo otorgado por el Fondo Citrícola y hasta por un monto total de 40 millones de pesos. El proyecto de ley fue elaborado a partir de un trabajo realizado en conjunto por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social; Economía y Finanzas; Industria, Energía y Minería; Ganadería, Agricultura y Pesca, la Secretaría de Presidencia y la presidencia de la Agencia Nacional de Desarrollo, en consulta con el Banco República, el BPS y UTE.