Amigos e ideas en común. A grandes rasgos, de esa forma suelen nacer las cooperativas. Y BookUy, Cuenco Cine e Intergalactic no escapan a eso. Estas tres nuevas cooperativas dieron forma a través de la Incubadora de Cooperativas (Incubacoop), que se encarga de “acompañar la creación de nuevas experiencias cooperativas en campos estratégicos o de oportunidad, orientado a generar iniciativas en áreas intensivas en innovación y conocimiento”. Ya egresadas, ahora cuentan su experiencia.

BookUy

De cafés en cafés, BookUy empezó a tener forma. Carolina Saravia, integrante del proyecto, dijo a la diaria que primero nació la idea y luego se organizaron como cooperativa. Son cinco compañeros con una “organización sumamente horizontal”, que dieron forma a la semilla. Cada uno aporta desde su experiencia, conocimiento y la propia trayectoria personal. Todo eso se “enriquece” con una mirada “interdisciplinaria”. “El modelo cooperativo era lo que nosotros queríamos; funcionamos bajo los valores del cooperativismo, que son la igualdad, la solidaridad, o sea todos trabajamos con un fin común”, expresó.

El proceso con Incubacoop fue una “experiencia muy importante para nosotros”, dijo, puesto que les permitió “bajar a tierra” no sólo el modelo de organización que querían sino también “cumplir un modelo de negocio”. “Somos una cooperativa de trabajo. BookUy es nuestro proyecto bandera. El trabajo con Incubacoop nos permitió trabajar cada una de las áreas que entendíamos necesarias pero no estaban listas. Uno empieza con una idea y luego, cuando esa idea se transforma en un negocio, vas aprendiendo sobre la marcha”, reflexionó.

BookUy es un proyecto de base tecnológica. Saravia sostuvo que esta primera etapa consiste en una aplicación que permite crear y leer libros ilustrados en formato digital para las infancias, aunque no exclusivamente. Se prevé que en los próximos días esta app ya esté en las tiendas digitales para poder descargarla de forma gratuita. “Es una app que de alguna manera ofrece una manera compartida entre adultos y las infancias para crear una historia utilizando los propios textos e imágenes creadas por las niñas y niños y transformarlo en muy pocos casos en un libro con un acabado profesional en formato digital. No sólo permite incorporar las imágenes de los niños, sino también narrar la historia. El resultado puede ser un libro para poder leer en el propio dispositivo o, si querés atesorar esa experiencia, se puede pedir una copia del libro en formato impreso, sea en tapa dura o blanda”, detalló. Esto último tiene un costo.

Este proyecto se generó a partir de la problematización sobre el futuro de los libros. La lectura para las infancias es una práctica social en la que interviene no sólo la lectura de un libro sino que pasan muchas cosas más, sostuvo Carolina. “Allí hay una práctica del lenguaje, hay una transferencia de una herencia de tradición oral, abrazos, canciones, hay un montón de cosas que, cuando uno piensa en la tecnología, sobre todo en las apps y en la manera que han irrumpido en nuestra vida, parecería que podría perderse”.

“Empezamos a pensar de qué forma podríamos no solo recrear sino fortalecer ese vínculo al leer con otros o para otros. En menos de diez pasos [en esta app] podés crear este libro y atesorar no sólo el momento de la lectura familiar sino, además, particularmente ahora que estamos con el tema de la pandemia, que una abuela pueda hacer una historia, narrársela al nieto o nieta y que a kilómetros de distancia el nieto o la nieta pueda escuchar a su abuela y tenerla al alcance de un dispositivo”, explicó. El objetivo con esta aplicación es que haya muchas familias haciendo libros, creando historias, compartiéndolas entre otros.

Intergalactic y Cuenco Cine

“No en vano” estas dos productoras tienen su sede sobre la avenida Agraciada. La historia de las cooperativas de audiovisual Cuenco Cine e Intergalactic tienen mucho en común. Una nació más temprano que otra, pero eso no impidió que se juntaran para idear proyectos en común. Andrés Roel, integrante de Intergalactic, señaló a la diaria que junto a su socio Leandro Santamaría y otros compañeros invirtieron en equipos de manera equitativa. “Queríamos generar un marco distinto del que conocíamos, que era el contrato y ser parte de un servicio de producción. La verdad es que consideramos que el trato no es paritario [en esa área]. Los trabajos son por lo general bien remunerados, pero bastante exigentes las 12 horas”. Gran parte de su esfuerzo está en tomar esa “herramienta, democratizarla y llevarla hacia esos lugares donde el audiovisual recién está arribando”, comentó.

Desde el primer día hubo “terrible onda” entre Intergalactic y Cuenco Cine, sinergia que “nunca” dejaron de compartir. “Eso nos mantiene laburando en conjunto”, agregó, y adelantó que para el próximo año se conocerá el largometraje que harán a la par. Gracias a la incubadora, se plantearon establecer lineamientos estratégicos para los próximos cinco años. “Ni siquiera en tu vida pasa eso”, bromeó.

Por su parte, Martín Klein, de Cuenco Cine, dijo que empezaron a filmar por “pura necesidad individual y personal” y ahí “se empezaron a tejer” los vínculos. En 2014 Cuenco tomó otro ímpetu porque uno de los socios compró una panadería abandonada. Ese fue el lugar de encuentro, que sirvió para decir que “sí, había algo más en común que nos nucleaba desde hacía muchos años”. “Seguimos andando, filmando. Somos seis socios y, a medida que la panadería se va reformando, seguimos con esas producciones juntos”, añadió.

Sobre la incubadora, Roel sostuvo que les dio “pila de herramientas”. “Si bien siempre pensamos en un laburo horizontal y colaborativo, no nos habíamos dado cuenta de que el cooperativismo nos ofrecía tal cual lo que nosotros pretendíamos. No sabíamos nada de cooperativismo, realmente. Nos abrió un mundo realmente interesante y empatizamos con el movimiento y con los valores. Eso fue fundamental. Ser parte de Cudecoop [Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas] y de la incubadora fue bastante bueno”, expresó. Lo más complejo, y en esto coinciden varias cooperativas, es la parte jurídica. “Generar un estatuto no es nada fácil”, compartieron. Tras dos años de proceso en Incubacoop, Intergalactic se conformó como cooperativa.

En diálogo con la diaria, Klein dijo que siempre quisieron ser una cooperativa, pero “¿había productoras audiovisuales cooperativas?”, se preguntaron. Sí, Intergalactic era una de ellas y eso los motivó a seguir sus pasos. “Así fue que salió la primera reunión, con el beneplácito de encontrar un lugar en el que había compañeros que estaban en la misma situación que nosotros, veníamos de lugares parecidos también. Había que hacer un estatuto, y dijeron: ‘tomen, este es nuestro estatuto’. Eso ya fue una herramienta que nos facilitó muchísimo, y con Incubacoop quedamos re copados porque nos venía al pelo darle forma a la semilla”, apuntó.

Las dos cooperativas se autoperciben como “militantes”: “Nosotros queremos darles voz a quienes no la tienen”, contó Roel. “Hacemos trabajos solidarios, hemos producido spots publicitarios y muestras fotográficas en base a eso con colectivos que no tienen guita o recursos. Queremos ser netamente un recurso que le dé la mano a ese colectivo. Esos laburos que hacemos nos regocijan, nos hacen bien, y les ponemos todo, no escatimamos en nada en ese momento. A nosotros nos parece muy importante el laburo militante, sobre todo en materia de derechos”, agregó.

Por último, Klein sostuvo que “el aspecto político y social no pasa desapercibido, no es un aspecto más”. “Apostamos a que la gente se asocie, a difundir que se puede. También las propias cooperativas están abiertas y hay un proceso de búsqueda y de asociación con nuevos miembros”, concluyó.