La Mesa de Desarrollo Rural de Paysandú recibirá este martes a los tres diputados departamentales: la nacionalista Nancy Núñez, la frenteamplista Cecilia Bottino y el colorado Carlos Moreno, para plantear la necesidad de legislar para que pequeños productores puedan faenar y comercializar en sus predios lechones, corderos y pequeños animales de granja de su producción.

En marzo, los productores entregaron una carta a los legisladores en la que explican que tienen dificultades y trabas para poder vender estos animales y que es muy complejo comercializarlos a frigoríficos por su pequeño volumen. “El no poder comercializar de forma directa estos productos provoca que lisa y llanamente se dejen de producir, ya que es absolutamente inviable por lo antes expuesto, volcarlos al mercado, asestando un duro golpe económico a las familias, que también provoca que se vayan perdiendo en el país razas y cruzas de cerdos que hace años se crían en Uruguay, la cultura que se pasa de generación en generación de estas producciones artesanales, la diversidad de especies y producciones, que hacen a una amplia red que beneficia y enriquece a todo el país”, agregan en la carta.

En diálogo con la diaria, la delegada en la mesa por el grupo de productores familiares de Paso de los Carros, Karina Blanc, dijo que hace varios años dejó de criar cerdos por la imposibilidad de faenarlos y comercializarlos, pero recordó que por mucho tiempo pasaban las fiestas de fin de año, compraban ropa y hasta los útiles escolares para sus hijas “todo matando lechones”. “Era una tarea que hacíamos toda la familia, y lo que se obtenía de las ventas era como un aguinaldo. Es una extra que a veces te hace la diferencia, porque cuando el predio es chico los huevos se ponen en muchas canastas”, agregó.

Para Blanc, existe un vacío legal en el asunto, y “lo que termina pasando es que pasa cualquier cosa y terminás siendo monodependiente, dependés del mono que tengas adelante”, porque “hay departamentos que sí lo permiten y otros que no”. “Como no hay una reglamentación depende de la presión que hacen las fuerzas vivas de la localidad. Hubo un jefe de Policía que lo habían traído para terminar con el abigeato, pero por eso también cayeron los productores familiares, pero eso no es abigeato, es tu producción”, sostuvo.

La productora contó que en ocasión de un cumpleaños de una de sus hijas, que vive en la ciudad, fue a pedir permiso a la Policía para poder llevar un lechón para el festejo y le terminaron “pidiendo otro lechón”.

En la misiva enviada a los diputados, los productores refutan los argumentos en contra de este tipo de faena, como el de la sanidad, que consideran que “es exactamente la misma de los animales faenados en frigorífico, ya que no se realiza ningún tratamiento especial para embarcar”. Para ellos, se debería “buscar la forma de realizar un control veterinario antes de la faena, ya sea por parte del MGAP [Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca], de las intendencias o simplemente de un veterinario en libre ejercicio de la profesión que expida un certificado, tal como se hace en los embarques a frigorífico”.

“También se argumenta que podría afectar la exportación de carne por cuestiones de sanidad, trazabilidad, etcétera, que puedan plantear los países compradores, esto para nada es así, se entiende claramente que sería una legislación que regiría solamente en el mercado interno, nadie va a exportar dos lechones, corren por carriles diferentes, distintos lugares de faena, distintos mercados, es para beneficiar mutuamente a productores y consumidores internos”, afirman.

Además, expresan que este tipo de legislación ya existe en Europa en países como Francia o España, y ponen como ejemplo que en Francia “los productores familiares pueden producir y vender en sus predios a turistas y vecinos, dulces, quesos, animales faenados enteros o por partes (un jamón, un trozo para asar), estas actividades se llaman en casa del campesino (chez le paysan) e incluso las personas pueden pernoctar y compartir la vida campesina por un precio acordado con los productores (chambre d'amis), sin inconvenientes”.

Para finalizar, en la carta proponen que el proyecto de ley debe contener algunos puntos sobre los que han venido trabajando, como que sólo podrán faenar “productores registrados y autorizados”, y que “el límite del tamaño del emprendimiento productivo para ser autorizado será el mismo que rige para la declaración de productor familiar”.

Añaden también que el productor “podrá solicitar permiso de faena sólo para la cantidad de animales declarados en la última Declaración Jurada de Dicose [División de Contralor de Semovientes] o los nacimientos que pudiera haber desde la misma, proporcionales a los vientres declarados”, que el registro de estos productores estará a cargo del MGAP, “el cual expedirá un permiso especificando las especies y cantidades”, y que para la faena el productor deberá contratar un veterinario particular “que certifique la sanidad de los animales a faenar (tal como se realiza para los embarques a frigorífico)”.

Para los productores sanduceros, los animales autorizados a faenar podrán ser “cerdos, lanares, aves de corral, cabras, y conejos”, la faena se podrá realizar “a lo largo de todo el año, contemplando que muchas especies tienen más de una parición al año”, y que para controlar la cantidad de animales faenados por productor, “el MGAP expedirá una libreta de cupones, tantos cupones como animales a faenar, los que serán entregados al comprador junto con la mercadería; será para estos una garantía de que el producto comprado es de procedencia legal y autorizada”.