La empresa que tiene como tarea puntual la fabricación de los 600.000 durmientes de la obra del Ferrocarril Central, Durmientes de Uruguay, alcanzará esa cifra dentro de dos meses. De no haber más obra ferroviaria que requiera sus durmientes, desarmaría la planta, ubicada en las afueras de Florida capital, en el camino a la aviación, para retirarse. Aspira a no tener que hacerlo, y los trabajadores esperan lo mismo. La semana pasada, gerente y sindicato se lo plantearon en conjunto a los legisladores floridenses Amanda Della Ventura y Álvaro Rodríguez Hunter. La empresa ha tenido, además, diferentes tipos de instancias de diálogo con el gobierno nacional y con el departamental.
Su eventual salida implicaría no sólo la pérdida de los 90 puestos de trabajo, con sus consecuencias, y de 2.000.000 de dólares anuales en salarios cuyo 98,5% —según una encuesta continua de la empresa— se gasta en Florida, sino también el fin de una experiencia atípica en el país, y particularmente en este departamento, que desarrolló una selección de personal a partir de una estrategia de implantación en alianza con el programa sociolaboral de El Abrojo. Todo en el entendido de que el proceso debía ser de desarrollo social y productivo, con foco en cuidados, cuestiones de género y en las vulnerabilidades que le diluyen las expectativas de empleo a un varón de más de 45 años y desocupado en una ciudad de 33.000 habitantes de tierra adentro. En el trayecto fue necesario vincularse con instituciones como el Cepe (Centro Público de Empleo) local o el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y sus centros CAIF.
Actualmente El Abrojo acompaña a la empresa en el proceso de certificación de calidad con equidad de género de Durmientes de Uruguay —sello gestionado por intermedio del Ministerio de Desarrollo Social—. Desde el sindicato se subraya además que la empresa apoyó y promovió la organización de los trabajadores, en una plantilla cuya mayor porción no tenía antecedentes de integrar sindicatos, y que en no pocos casos los entendían como generadores de conflictos.
Rara avis
“Una solicitud de un abordaje así es difícil que se haga desde la actividad privada. No es frecuente”, según cuenta la psicóloga Sandra Ojeda, coordinadora de formación del programa sociolaboral de El Abrojo. “La característica de esta empresa, que es como un valor agregado, es que además de trabajar para el desarrollo productivo ha tenido una mirada más desde lo social, de anclaje social y de cómo participar en procesos más de desarrollo social y productivo. Es lo que llamamos ‘empresas inclusivas’, que apuestan a que quienes participen realmente se vean favorecidos de procesos de inclusión social y laboral. El Abrojo y Durmientes, de alguna manera, hemos podido unificar la mirada, que tiene que ver con cómo pensar a los trabajadores, el rol de una empresa. [...] Ha sido una empresa muy cuidadosa y respetuosa de los procesos de los trabajadores y del diálogo con los trabajadores y con todas las partes. Esto no es común verlo. Creo que está habiendo un movimiento o un corrimiento desde cómo se piensa la responsabilidad social empresarial hacia esto de empezar a pensarse como empresas inclusivas, de generar valor también por la inclusión y sostenibilidad de quienes trabajan, y de brindar oportunidades para aquellos colectivos a los que por sus características les puede ser más dificultoso ingresar al mercado de trabajo, como pueden ser los jóvenes que hace tiempo desertaron del sistema educativo, las mujeres solas jefas de familia, o los desocupados mayores de 45 años”.
“En el análisis, en la evaluación de riesgos, una de las cosas que visualizamos fue que necesitábamos ponernos en manos de profesionales que nos guiaran en el proceso de implantación sociolaboral en Florida”, explica Alejandro Papandoni, gerente de Durmientes de Uruguay. Así fue que El Abrojo diseñó el camino por el cual la empresa debería implantarse en el territorio. “Eso implica la convocatoria del personal, la selección de personal, la formación de mandos medios en habilidades laterales, en comunicación, en liderazgo y en organización de personal. Además, nos han acompañado en un proceso de gestión con equidad de género, lo que es casi que una exigencia de las casas matrices desde Europa”, agrega.
Mediante el proceso realizado por El Abrojo fueron contratadas 70 personas. “La mirada —enfatiza Ojeda— estuvo en favorecer la incorporación de mujeres en un tipo de actividad que es pensada más bien para hombres, personas con un período largo de situación de desempleo, jóvenes que no hayan tenido una experiencia formal, y otros perfiles que tuvieran dificultades de acceso al empleo. Esos fueron los grandes focos a los que dirigimos nuestra mirada, haciendo alianza con actores locales”, como por ejemplo el Cepe y los centros CAIF.
Recursos humanos y tecnología
Durmientes de Uruguay es una joint venture —una asociación estratégica temporal— entre el grupo portugués Diorama y el italiano Wegh Group. Técnicos portugueses e italianos fueron los encargados de capacitar a la plantilla en lo estrictamente productivo y, según narra Emiliano Rivero, delegado sindical, en ambos casos se retiraron con elogios hacia la capacidad que tuvieron los trabajadores para adaptarse rápidamente a las tareas de una planta cuya tecnología en fabricación de durmientes es la más avanzada en la región.
“Cuando vinieron los italianos y los portugueses [para la capacitación inicial], se fueron bastante conformes. Nos dijeron que han ido a varias partes del mundo a instalar plantas y que aquí quedaron sorprendidos por cómo le agarramos tan rápido la mano al trabajo que había que hacer, en todo, como por ejemplo en los aspectos técnicos. Creo que ninguno había trabajado con una tecnología tan avanzada. En mi caso, yo había trabajado en prefabricados premoldeados, pero no así, con todo tan automático”, añade.
La calidad del hormigón de los durmientes requirió que los recursos humanos pasaran por una formación previa intensa. “Este es un hormigón muy técnico —dice Papandoni—, que tiene altísimas exigencias en términos de calidad y trazabilidad, por lo que requirió más de 15.000 horas de formación de hombres y mujeres de Florida para tener la capacidad de producir en tiempo récord, como lo hicimos, la totalidad de los durmientes”.
La otra formación
La estrategia de implantación sociolaboral ejecutada en alianza con El Abrojo también se enfocó en la formación. “Hubo varios talleres de sensibilización con los trabajadores y las trabajadoras en equidad de género, y además entrenaron a nuestros mandos medios para aggiornarse en lo que tiene que ver en el trabajo humano con las personas. Por un lado, tenemos un departamento de personal, que es el tradicional, con control de asistencias, etcétera, y por otro, tenemos uno de gestión humana que hace un seguimiento de cada trabajador y trabajadora”, señala Papandoni.
“En la política de contratación de personal priorizamos la contratación de mujeres jefas de familia. Ellas muchas veces, para poder compatibilizar la red de cuidados con sus hijos y el trabajo, necesitaron el apoyo de la empresa, analizar cuál era el menú de oferta que por ejemplo tienen los centros CAIF, y buscar formas de compatibilizar la vida laboral y la personal. Como parte del proceso se creó además una comisión de género, junto con el sindicato, para analizar y hacer un seguimiento de todos estos temas”, agrega, y sostiene que incluso la formación técnica y la planificación productiva pueden y hasta deben tener también una mirada social. “Es muy complejo el régimen de 24 horas en cualquier empresa. No hay tiempo ni de limpiar. Todo es continuo. Y también comienzan a darse casos de ausentismo laboral, porque las personas nos cansamos, tenemos una tendinitis o pasan cosas en nuestra vida, como ser papás, mamás, o puede que surja una enfermedad. Lo que empezamos a hacer en tal sentido es una formación cruzada entre áreas, con personal que trabaja, por ejemplo, en mantenimiento recibiendo formación sobre el área de logística, y los de logística con formación en mantenimiento o en producción, y lo mismo con los operadores de los montacargas y las retropalas. Esto permite amortiguar los problemas de ausentismo laboral porque hay varias personas preparadas para las distintas funciones. Es una línea de producción en serie y, si faltan jugadores y jugadoras, se complica. Y también permite que si mañana hay que levantar la fábrica porque no hay más vías, las personas que estuvieron trabajando en el proyecto al menos tienen formación en más áreas como para poder reinsertarse laboralmente. Es un proyecto finito, sí. Lo que queríamos era pasar por la vida de estas personas y de Florida haciéndolo lo más profesional y humanamente posible, y que no fuéramos una inversión golondrina que vino y se fue sin dejar nada a su paso”.
Papandoni dice tener la convicción de que ese es el camino. “Personalmente, es por un montón de años implantando empresas extranjeras, desde 2005, de diferentes países, y es también conocer nuestro país y la sensibilidad de nuestro país. A partir de ahí sabemos perfectamente que Uruguay es un país que está avanzando en estas cuestiones, y que nosotros, como empresa, somos un actor más de la sociedad y no podemos menos que ponernos a tono con lo que haya que hacer”, expresa. “En esto de que Uruguay es un país que ofrece certezas a los inversores porque tiene reglas claras, parte de esas reglas claras es que los inversores comprendan que nuestro país es un país avanzado en los derechos de los trabajadores y trabajadoras, que se está poniendo a tono en cuestiones que tienen que ver con la equidad de género, y que hay cuestiones importantes para las personas como lo es el cuidado de sus hijos, así que poder tener un apoyo de la empresa en la resolución del sistema de cuidados de sus hijos lleva a fidelidad e incluso una complicidad entre la empresa y los trabajadores y trabajadoras, que seguramente va a llevar a mejores resultados. Esa información nosotros siempre se la damos a los inversores antes de aceptar el encargo de implantar su proyecto en Uruguay”.
El sindicato, pata de desarrollo
DDU fue el nombre dado por los trabajadores al organizarse. Está en la órbita del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos. Emiliano Rivero, que tiene 26 años, es uno de los delegados sindicales. “Teníamos idea de formar algo así —cuenta—, y hubo una sugerencia de la empresa. Nos juntamos, lo hablamos y votamos. Se votaron los delegados, los delegados de seguridad, y cuando surgió alguna inquietud se pudo plantear más fácilmente. La empresa nos apoyó, nos dio más libertad para hacer reuniones y asambleas. Tuvimos varias reuniones al principio. Con la empresa hemos estado en la misma sintonía en algunos aspectos”.
“Es como debería ser en todas las empresas”, exclama Papandoni, con un dejo de resignada obviedad, cuando se le pregunta por el tipo de relación que Durmientes de Uruguay mantiene con el sindicato, entendiéndolo como una pata fundamental para el desarrollo. “Para nosotros, la gestión es poner a las personas en el centro, porque si bien esta es la planta más moderna de la región en este momento, aquí la clave está en las personas”, agrega.
La formación del sindicato tuvo también su proceso, según explica Rivero. “Los compañeros que alguna vez integramos un sindicato tuvimos que explicar bien de qué se trataba, que no era sólo para paros o conflictos, y que organizarnos es un derecho que tenemos para poder, por ejemplo, hacer planteos ante la empresa, llegar directamente e incluso más fácil que si va uno solo, individualmente, porque es un pedido del colectivo. Se entendió y diría que cada vez se entiende más, y hay una mayor unión como grupo. Pero sí, la mayoría no había estado antes en un sindicato, no sabía cómo era el funcionamiento, ni el para qué ni el porqué; y estaba sí esa otra idea del sindicato asociada a que es para problemas”.
Rivero entiende que, en definitiva, la organización de los trabajadores repercutió en aspectos que suelen no relacionarse con la actividad del sindicato. “El grupo humano, la forma de trabajar e incluso el apoyo entre los compañeros o el de la empresa hacia los compañeros han llevado a que hoy por hoy podamos desarrollar una producción óptima sin llegar a tener dificultades. Es como que el tiempo nos ha llevado a eso mismo. Creo que el desarrollo que hay acá más que nada es humano, el desarrollo del potencial humano, y se ve en las ganas de aprender que hay”, indica.
Además de la comisión de género y la de seguimiento —y la de seguridad, prevista por ley—, también existe un comité de empresa. “Es algo que se utiliza bastante en empresas europeas —cuenta Papandoni—. Es un comité de seguimiento del proyecto, en el que participan el sindicato y la empresa. Allí se habla de estrategia, de propuestas a futuro, de nuevos proyectos, de mejoras continuas. Es ahí donde se gestionan las encuestas de clima laboral que hacemos mensualmente. Por eso sabemos que 98,5% de los salarios que cobran los trabajadores y las trabajadoras [de la planta de Durmientes de Uruguay en Florida] queda en Florida, en el entramado comercial”.
Posible fin del cuento
El durmiente 600.000 está previsto para fines de agosto. Hasta el momento no hay más tareas. Los trabajadores sienten que no necesariamente se les va a cruzar por Florida una experiencia como esta. Empieza a carcomer la incertidumbre. “Soy de Canelones y pasa lo mismo que en Florida: no hay un trabajo de esta magnitud en nuestro rubro, en el que se gane lo que se gana acá”, comenta Rivero.
En las reuniones con legisladores y otras autoridades nacionales, así como las departamentales, la empresa ha remarcado que Uruguay tiene la oportunidad de reactivar redes ferroviarias estratégicas. “Al día de hoy —comenta Papandoni a la diaria—, nuestra experticia especial es la fabricación de premoldeados de hormigón para estructuras ferroviarias. En la línea de que Uruguay sí o sí tiene que terminar de desarrollar su modo ferroviario, especialmente por cuestiones de competitividad a nivel internacional por el traslado interno de las mercancías, nosotros entendemos, así como entiende la mayoría de los actores públicos y privados que tienen que ver con la infraestructura en el país, que es necesaria la reactivación de una serie de líneas de vías ferroviarias que ya se encuentran trazadas, como por ejemplo la que va a Salto y se une con el Ferrocarril Central; es muy estratégica para el gobierno, para poder conectarnos con Argentina. También hay otras importantes, como la que va a Minas y la que nos conecta con Brasil a través de Río Branco. Entonces entendemos, por un lado, que en Uruguay es necesario que el modo ferroviario siga reactivándose y, por otro lado, tenemos tecnología de punta para poder fabricar los durmientes necesarios y adaptarlos a cada necesidad de carga y velocidad de cada uno de los tramos que nos requiera”.
Emiliano Rivero cree que “hay muchísimo para renovar acá en Uruguay en materia ferroviaria. Estamos trayendo durmientes de Bolivia, de Paraguay. Este es un producto uruguayo. Hablamos de una diferencia de duración de cuatro o cinco años contra 30 años, y con todo lo que genera que sea un producto uruguayo, en mano de obra, gastos. Acá somos 90 y hay 250 empleos indirectos entre los que trabajan en camiones, en la arena, el cemento y todas las actividades asociadas a la fabricación. Choca un poco la idea de seguir trayendo durmientes de madera del extranjero cuando podés hacer esto acá, con esta calidad y con todo lo que genera”.
Otra eventual pérdida, según Papandoni, sería la del know how. “Cuando digo que es la primera vez que se fabrica un hormigón tan técnico en Uruguay, es porque la vía central se fabrica bajo normas de calidad ferroviaria europeas, que son las más exigentes en el mundo. Entonces hubo que desarrollar un know how, un conocimiento a nivel de laboratorios internos que tenemos, a nivel de ensayos de las materias primas que había en Uruguay, etcétera, y entonces hoy hay acumulado, un know how muy importante que entendemos que no se puede perder”.
A la salida de la reunión con la empresa y el sindicato, el diputado blanco Rodríguez Hunter dijo que quedaron “en seguir trabajando, seguir tratando de abrir algunas puertas. La voluntad de ellos es quedarse en el país. Quedamos en estudiar nuevas posibilidades. Tal vez pueda haber un desarrollo en apertura a lo que tiene que ver con diferentes organismos para actividades que puedan ser necesarias. También la posibilidad de que puedan presentarse a licitaciones, que puede ser el camino un poco más a largo plazo, más allá de si a futuro se siguen realizando tramos ferroviarios”.
Della Ventura, senadora frenteamplista, señaló que en vísperas de la Rendición de Cuentas, “sería importante que, por ejemplo, el tramo de Salto se pueda incorporar a las obras del Ministerio de Transporte y Obras Públicas”.
De momento, hay trabajo sólo hasta agosto.