No es la primera vez que Juan Castillo, designado por el presidente electo, Yamandú Orsi, como titular del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), va a estar entre los cuadros de esa cartera. Entre 2015 y 2017, cuando el ministro era Ernesto Murro, Castillo estuvo al frente de la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra), la que considera “la primera línea de fuego” de ese ministerio. “En gran parte es la responsable de liderar los procesos de negociación colectiva, las convocatorias a los consejos de salarios, al Consejo Superior Tripartito. Ahí hay un cúmulo de responsabilidades, desde la atención colectiva, a los gremios, a los trabajadores de organizados, al sector empleador y productivo, pero también la negociación individual depende de Dinatra. Todo aquel trabajador y trabajadora que entiende que no han cumplido con la liquidación de su salario, que está mal liquidado, mal laudado, cuando no es una demanda colectiva, es una demanda personal, también acude a la Dinatra”, explica.
A mediados de 2017 “se amontonaron muchas cosas”: Castillo fue electo como secretario general del Partido Comunista del Uruguay (PCU) y por otro lado, tenía que cumplir un compromiso que había asumido con Marcos Carámbula, que implicaba ocupar la banca de la 1001 en el Senado durante la segunda parte del período legislativo. Eso lo llevó a renunciar a la Dinatra y otro cargo que ocupaba en ese momento: la presidencia de Rampla.
En 2014, cuando se te designó para la Dinatra, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios, en ese entonces, Carlos Perera, dijo que la gestión de Castillo iba a ser “tendenciosa”. “¿Cómo van a poner un dirigente sindical de toda la vida de director de Trabajo? Se supone que tiene que velar por que los consejos bipartitos cumplan con la objetividad. Acá no existe”, agregó Perera. Ahora también se escucharon opiniones con ese mismo tono cuando se anunció que vas a estar al frente del MTSS. ¿Qué pensás?
Hay cosas que se repiten, pero hay cosas que si no estuviera yo en el medio, si yo no fuera el entrevistado, también las puedo leer. La historia de la sociedad dividida en clases no la inventamos nosotros, que a mí no me echen la culpa. Vivo en una sociedad capitalista, estamos tratando de cambiarla, tratando de incorporarle más derechos a los que carecen de derechos. Yo no reniego de eso. Tal vez intentan subliminalmente colocar un debate político e ideológico que yo estoy dispuesto a dar. No necesariamente porque esté ahora asumiendo una responsabilidad en el gobierno del Frente Amplio. Pero para que le genere más escozor a quien piensa de esa forma, yo no reniego de ser comunista, yo quiero cambiar la sociedad. A mí me parece que es justo que, precisamente, los que son más en el mundo, que son las trabajadoras y los trabajadores, tengan otras condiciones de vida. Que la riqueza se reparta más equitativamente. Vergüenza deberían sentir los que defienden el capitalismo hoy, en donde hay revistas que entrevistan a los milmillonarios que no saben la cantidad de plata que tienen y se lo van a gastar en diez vidas juntas, sumadas. Al mismo momento que estamos llegando a millones y millones de niñas y niños que mueren de hambre; al mismo momento que se generan guerras por un pedazo de la tierra porque abajo tiene agua o petróleo. Si eso a mí me parece injusto, no alcanza sólo con proclamarlo, yo género las condiciones para tratar de cambiarlo. Por eso abrazo las ideas marxistas-leninistas, por eso integro el PCU y, por eso, no reniego de él. Encima de eso ¿qué nos achacan a los comunistas uruguayos los que nos critican? ¿De qué cosa nos están culpando? ¿Cuál es el delito que hemos cometido? Sin embargo contra nosotros sí han cometido delitos. Yo todavía no sé dónde están los huesos de algunas camaradas mías, de algunos camaradas míos, que hacían lo que hago yo. Si quieren ir a ese escenario estoy dispuesto a sentarme a discutir un día, todo el día con ellos.
Cuando Orsi estaba armando el gabinete, ¿el PCU pidió el MTSS?
No, parece cantado nada más. En algún momento parecía cantado que el Ministerio de Desarrollo Social era para los comunistas. Hay una suerte de cuestiones en la cabeza de todos y es que si nosotros defendemos a los más humildes, a los más pobres, a los trabajadores, a las trabajadoras. Se ve claro. Ni por las tapas voy a pensar que Yamandú lo hizo pensando en eso. A mí me parece que el armado, lo que hemos discutido con Yamandú, con Pacha [Sánchez] y con el resto de la estructura en la cual participé, en el comando político-electoral y en el comando posterior al resultado, era cómo buscábamos a los mejores compañeros que tuvieran un perfil directo con la tarea a asignar. Y esa búsqueda del equilibrio después termina siendo tan fácil o tan dura como asignar un nombre. Yo seguro que no soy el mejor para esa tarea. Tengo muchas compañeras y compañeros más que lo podrían cumplir, de igual o de mejor forma que yo, no tengo dudas. Yo asumo una buena parte de esas responsabilidades. No se nota en las fotos ni cuando camino en la calle, pero ando con una mochila pesada sobre el asunto. Soy consciente de la expectativa que se generó a la población, a los que han sido más postergados en sus demandas. Tienen una esperanza tremenda en que resolvamos los problemas. Si cayó la calidad del empleo, no es lo mismo tener un trabajo digno y un salario decoroso a tener un trabajo zafral de barrer las hojas en otoño y a ganar [una] miseria. Un trabajo digno con un salario decoroso es una cosa muy distinta. No como ahora, que vivimos en una sociedad donde casi 600.000 hombres y mujeres apenas alcanzan los 25.000 pesos por mes.
En el equipo que armaste hasta ahora decidiste designar frenteamplistas pero al mismo tiempo funcionarios del MTSS, ¿qué buscás con eso?
Tomar en cuenta el planteo que hizo inicialmente Orsi, pero además, demostrar que los cuadros funcionales en cada empresa pública, en cada ministerio, no son negados. No sirven solamente para ser un funcionario más que resuelva los problemas del gobierno de turno. Hay que estar ahí 24 horas para saber la tarea, el trabajo, la entrega que tienen los funcionarios en cada uno de los lugares. Yo valoro el trabajo del funcionario público, de aquel que se pone la camiseta, que se compromete. Y hay muchas y muchos que se destacan. Elegimos, hasta ahora, a cinco integrantes del MTSS, eso ha caído muy bien entre los funcionarios, y valorizamos el trabajo y la función pública con eso.
Orsi ha insistido en que el eje de su gobierno va a ser cumplir el programa del FA. En ese programa hay varios objetivos que tienen que ver con el MTSS, como el aumento del salario real, un incremento gradual del salario mínimo y del salario mínimo por categoría. Eso implica generar pautas salariales para cumplir esos objetivos, incidir en la negociación colectiva que tiene una nueva ronda este año. ¿Cuál es el plan?
Hemos logrado hacernos entender con las prioridades del plan, pero hay otros contenidos que es muy difícil desligar. No hay arte de magia en esto. Encontramos un país que todavía estamos tratando de detectar cuál es el punto cero. Es muy distinto a la propaganda que está haciendo el gobierno saliente del Uruguay divino, que está queriendo decir que nos dejó. Es un Uruguay que tiene algunas cosas que nosotros en cada área tenemos que ir a fondo. Esto no es crítica al proceso de transición de que no tenemos nada para decir. Pero es cierto que el salario ha caído al mismo tiempo que ha perdido calidad del empleo. Porque está clarísimo que lo que necesitamos para un conjunto de hombres y mujeres desocupadas, que no tienen otra alternativa que llevar un salario a su casa y poder poner un plato de comida, es que tengan un trabajo. La rebaja de la calidad de empleo pasa por tener trabajo en cualquier condición y cualquier costo, no por tener más derechos. Eso se cincha para abajo. Nos cuesta más la ronda de consejos de salarios y colocar los salarios mínimos por categoría. Cuesta mucho más encontrar un empleo porque el empleador tiene bastante más para elegir. Si se necesitan diez trabajadores al mes y hay que presentarse a tal hora, por esos diez hay 200, 300, 400 en la cola. Y si el que va a buscar trabajo es muy joven, se le van a reír porque es un gurí muy joven, que no tiene experiencia. Pero si te pasaste los 50 años de edad para arriba, se van a reír también porque sos muy viejo. Y si ese viejo, esa vieja de 50 años de edad, que no encuentra empleo porque le cerraron la fábrica, se fundió la empresa, se cerró y se fue, va a golpear las puertas del BPS para jubilarse, se le van a reír porque ahora es muy joven para jubilarse; tiene que esperar hasta los 65. Entonces, hay que mejorar el salario, mejorar la calidad del empleo, tener políticas alternativas de empleo. [¿?]Esto quiere decir que el 2 de marzo el Poder Ejecutivo decreta que a partir de ahora hay 100.000 nuevos puestos de trabajo, que a partir de ahora el salario mínimo es de 80.000 pesos[¿?]. Sabemos que no es así y sabemos que una de las bases que tenemos es colocar iniciativas e ir a la mesa, debatir y discutir todo el tiempo que tengamos que discutir con el tripartismo, el gobierno jugando un papel, pero el sector empleador jugando su papel y la producción, las trabajadoras y los trabajadores jugando sus papeles. Creo que ahí va a estar el arte mismo de cómo nosotros vamos a encontrar los caminos para seguir. Prioridad uno, obviamente, es levantar los salarios mínimos. Esa es la idea. Y junto con eso vamos a estar arrastrando también el aumento de las jubilaciones mínimas que también han quedado aplastadas.
Además de los compromisos salariales, está la promesa de la reducción de la jornada laboral. ¿Creés que hay que generar un marco legal, que tiene que pasar por la negociación colectiva o por ambas cosas combinadas?
Problemas hay muchos, pero algunos más importantes que otros, y hay que colocarle la prioridad de cuáles son las primeras medidas. Algo que nos va a robar la atención principal, a los pocos días de instalado el gobierno, [es que] hay que afrontar la decimoprimer ronda de los consejos salariales, que son 182 mesas de negociación de convenios que están terminando ya. Hay que ver los lineamientos que se van a tratar así para comenzar a revertir esto que venimos denunciando que estamos viendo. Ahí tenemos la primera parte. Y una segunda parte, va a ser ir colocando cuáles son aquellas cosas más urgentes, salarios, calidad del empleo, políticas activas del empleo, para tomar algunas de las principales que están más a boca de jarro. Después hay unas medidas de mediano y largo plazo dentro del mismo periodo que nosotros lo colocamos como una meta y que sea la huella que deje este gobierno. Una plataforma, que convivía conmigo cuando yo me fui del movimiento sindical en el 2011, era la reducción de la jornada laboral. En las conferencias nacionales anuales de la OIT, ya estaba colocado el tema, porque la gráfica más constante que existe en el mundo es el crecimiento de la desocupación y es la destrucción de los puestos de trabajo. Ya no hay un desempleo coyuntural. Hay desempleo generado porque hay trabajos, hay labores que ya no las realiza nadie. El avance de la ciencia, la tecnología, toda la tecnificación, está desplazando un contingente de trabajadores. ¿Cómo se devuelve eso? Si hay menos empleo, si hay más desocupados, hay menos aportante a la seguridad social. Ahora bien, ¿la máquina que desplazó al obrero, aporta o no va a aportar jamás nunca? Nos expulsan del trabajo, nos quitan poder adquisitivo, nos reducen el ingreso, nos marginan en los centros urbanos. Esto es lo que está pasando. Hay un conjunto de medidas que tenemos que ver. Para eso: la formación, la capacitación. Hay que incentivar precisamente la formación, hay que preparar, hay instrumentos para eso, como Inefop. Hay que colocar, entonces, la reducción de la jornada de trabajo, no como algunos lo han colocado, prácticamente como el fantasma y el cuco. Antes que nosotros, los trabajadores pelearon porque se trabajaba de sol a sol, esas eran las reglas de juego del mundo. Y entonces, cuando un grupo de trabajadores dice: ¿no tendríamos que trabajar la tercera parte, dedicar a la familia la otra parte y a descansar la otra? ¡Uf! ¡Pero qué escándalo! Se termina el mundo, se decía. Ahora, en vez de 48 horas semanales, veamos cómo las reducimos, siempre sin reducir el salario, de manera tal que queden puestos de trabajo para el que hoy no tiene nada. En algunos lugares, capaz que no se pueda aplicar, pero esto no es lineal, no es una ley que lo resuelve. A partir de ahora se trabaja 40 horas a tabla rasa. En algunos lugares no lo pueden hacer.
¿Cómo imaginás ese diálogo social que prometió el FA para debatir las reformas que se deben hacer en materia de seguridad social?
Cómo lo vamos a estructurar, no lo discutimos todavía con Yamandú o en el gabinete. Seguramente sea parte del trabajo que tengamos en nuestro retorno. Al ser el MTSS de Seguridad Social estamos directamente relacionados con la responsabilidad del Banco de Previsión Social y de las más cajas paraestatales. Hay situaciones en algunas de esas cajas muy graves, que anuncian que también a poco de instalado el gobierno se necesita una respuesta inmediata. Estamos hablando de las cajas profesionales. Hay así un desafío enorme. El diálogo es diálogo. De verdad que hay que escuchar a todas las partes. Nadie debería sentirse excluido del mundo del trabajo. Estamos hablando de los empleadores y de los trabajadores, de las trabajadoras, del sector productivo, de los sectores que tienen un interés importante en la economía, en los jubilados y pensionistas, en la Universidad prestando su trabajo, sus investigaciones. Necesitamos tener una mirada de conjunto, porque la actual Ley 20.130, la reforma de este gobierno que se va, no atendió la demanda de todos y de todas. Los únicos que pagaron los costos de esta reforma fueron los trabajadores y las trabajadoras más jóvenes. ¿Por qué obligar a los trabajadores a trabajar hasta los 65 y si tiene 58 años de edad no lo toma nadie? ¿Por qué? ¿Quién toma a una compañera mujer a los 65 años de edad? ¿Los shopping van a abrir las puertas? ¿Las tiendas van a abrir las puertas? Hemos visto situaciones, a veces dramáticas, que nos han planteado de quienes se sienten bien, quieren trabajar, necesitan trabajar y no consiguen empleo. El Estado debe dar respuesta a todos, al que trabajó toda su vida y al que tiene que atender cuando más lo está necesitando porque se deteriora la salud.
¿Se puede aplicar el programa del FA con la ley de urgente consideración vigente o hay que hacer modificaciones?
Creo que hay que revisarla. Algunas normas que le permitieron andar persiguiendo a docentes o a maestros por sus ideas, los consejos en educación, hay que ver esa quita de obligaciones para las transacciones menores a 100.000 dólares. ¿Cuántas cosas de las normas aprobadas significaron alguna cosa positiva para el Estado? ¿O en realidad fueron en detrimento de los derechos y de la justicia en nuestro país? ¿Sirvieron? ¿Hay que ajustarlas? Simplemente sin preconceptos, sin tabúes. Revisión es revisión, analicemos. Hay cosas que capaz que se aprobaron y nunca se aplicaron. Hay cosas que se aprobaron y son inaplicables. Y hay unas cosas que capaz que se estudiaron mal y hay que cambiar más.
El equipo designado hasta el momento
Subsecretario: Hugo Barreto
Directora General de Secretaría: Laura Bajac
Directora Nacional de Trabajo (Dinatra): Marcela Barrios
Director Nacional de Empleo: Federico Araya
Director Nacional de Coordinación en el Interior (Dinacoin): Darío Mendiondo
Director Nacional de Seguridad Social (Dinass): Leonardo Di Doménico
Inspector General del Trabajo y la Seguridad Social: Luis Puig.