Un conversatorio en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) reunió por primera vez a actores referentes de la industria de la vestimenta del país. En esta instancia de diálogo y reflexión se propuso generar una discusión sobre cómo construir una mejor industria de este rubro a nivel local teniendo en cuenta el contexto global que se vive y poniendo el foco en cómo reducir los residuos que esta industria genera.

La actividad estuvo marcada por dos acontecimientos significativos para la industria de la vestimenta internacional. Uno de ellos es la conmemoración de los 12 años del derrumbe del edificio Rana Plaza en Bangladesh, el 24 de abril de 2013. Este edificio, que contenía fábricas de ropa, un banco y varias tiendas, se derrumbó y dejó un saldo de 1.134 personas fallecidas y 2.437 heridas. A partir de ese hecho nació el movimiento Fashion Revolution Week, una campaña anual que se extiende durante una semana y busca concientizar sobre los impactos sociales y ambientales de la industria de la vestimenta, mediante la promoción de la transparencia, los derechos laborales y la sostenibilidad, según contó a la diaria Sandra Moreira, representante de Casa Urbana, una empresa integrante de la Cámara de la Vestimenta del Uruguay y adherida a la iniciativa del Pacto Global Red Uruguay de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Además, el 30 de marzo se celebró el Día Internacional del Cero Desperdicio, para lo que este año el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) decidió poner foco en los desechos textiles y el impacto ambiental de la industria de la moda, destacando la urgencia de adoptar modelos más sostenibles, que optimicen la cadena de producción y fomenten soluciones circulares.

Participaron en este conversatorio distintos actores referentes de la industria de la vestimenta en el país: la Cámara Industrial de la Vestimenta de Uruguay (CIV), el Sindicato Único de la Aguja (SUA), la FADU –en donde se encuentra la Escuela Universitaria Centro de Diseño– y Pacto Global y Fashion Revolution Uruguay en representación del movimiento global sin fines de lucro por una industria de la moda limpia, segura, justa, transparente y responsable.

Una conversación necesaria

El conversatorio fue moderado por Fernanda Ariceta, quien además de ser integrante del Consejo Directivo de Pacto Global Red Uruguay de la ONU es directora de empresas como Alva Creative House, ReAcción y Empathy, que comparten como lema de marca el objetivo de la sustentabilidad. Uno de los expositores fue Alfredo Barboza, representante directivo de la CIV, quien comenzó haciendo hincapié en el cambio que ha tenido la industria de la vestimenta en Uruguay, al pasar de “grandes empresas con una gran cantidad de empleados” a “talleres chicos” y personas que trabajan cosiendo desde sus casas, lo que implica cierta precariedad en la forma de trabajo por tener que adecuar sus espacios a una jornada laboral. Agregó que esta es una “industria de la que casi nadie habla” y que muchas veces es “ninguneada”, pero de la que todos “necesitan”.

La visión del sindicato

Por su parte, Ricardo Moreira, integrante de la dirección del SUA, hizo un resumen de la historia reciente de la industria textil en Uruguay y habló sobre las condiciones de trabajo en el sector. Haciendo énfasis en la informalidad laboral, que parece ser cada vez mayor en cifras, también apuntó a las condiciones de decadencia en cuanto a la producción y la falta de subsidios por parte de los gobiernos, condiciones que tienen como consecuencia “importaciones indiscriminadas de países que compiten con la industria nacional”.

A su vez, Moreira recordó que es una “industria feminizada”, en la que la mayoría de las personas que desempeñan este trabajo son mujeres que “salen al mundo laboral a reproducir su rol social”.

El dirigente hizo hincapié en la Ley 18.846, impulsada en 2012, que contiene dos componentes fundamentales que “intentan reparar la informalidad laboral en el sector” y pone el foco, por un lado, en la regularización del trabajo a domicilio y, por otro, en la trazabilidad de la producción y de la importación. Sobre esto comentó que es primordial “llevar a la práctica la ley”, que aún no tiene reglamentación.

El impacto ambiental de lo que vestimos

Por su parte, Sandra Moreira, representante empresarial de la CIV y también adherida a Pacto Global Red Uruguay, recordó la fecha del 30 de marzo como el Día Internacional del Cero Desperdicio con foco en el impacto que generan los residuos de la industria textil a nivel internacional y también local, explicando que “las cosas físicas no desaparecen” y que es importante incorporar en la dinámica diaria el pensamiento del “reúso” de las prendas fabricadas, como así también de los residuos que quedan luego del trabajo que se hace con la prenda.

También habló sobre la importancia de “empezar a generar acciones a nivel local” para minimizar el impacto ambiental de la industria y comentó que “construir un puente entre la industria y la academia es uno de los pasos para comenzar a trabajar el impacto ambiental y cómo hacer para reducirlo”, ya que la academia es un espacio en el que este problema puede ser tratado para la búsqueda de “soluciones desde la innovación”.

La academia como parte fundamental

En tanto, Rosita de Lisi, representante docente de la FADU, planteó la necesidad de apostar a “generar cambios a nivel cultural” que “demoran años en suceder y no meses”, como a veces se cree, y que esto sólo puede pasar implementando normativas que frenen las actividades de consumo masivo. Como parte de la academia, destacó que existen muchos datos e información sobre la industria de la vestimenta y su impacto a nivel medioambiental, pero que por lo general la población y la esfera política no llegan a ella, por lo que indicó que “es un tema en el que hay que trabajar”, ya que “cada vez generamos más residuos que el planeta no puede procesar”.

También destacó la concurrencia a la actividad y la importancia de la participación de las generaciones más jóvenes para continuar llevando adelante acciones a largo plazo que impliquen un cambio real.

Al final del encuentro hubo un espacio destinado a preguntas y reflexiones del público, en el que se enfatizó en la importancia del cero desperdicio a la hora de la confección de las prendas. Moreira agregó que es importante “desmitificar” que la industria textil es una “industria no rentable” y Barboza culminó pidiendo “apostar a la industria nacional”.