Con goles de Matías Vecino, Gastón Pereiro, Cristhian Stuani y Maximiliano Gómez, Uruguay venció 4-0 a Tailandia y ganó la China Cup por segundo año consecutivo. La celeste levantó la copa y un premio gordo: 4 millones de dólares, producto de los 3,5 millones por participar y los 500.000 extras por consagrarse campeón.

En el estadio Guangxi Sports Center de Nanning prácticamente que hubo un sólo equipo. La selección uruguaya fue muy superior a la tailandesa, cosa que dejó demostrada casi desde el arranque del partido: a los 6 minutos Vecino ganó en el primer palo luego de un córner y marcó el 1-0.

No fue de esas supremacías sobresalientes ni nada que se le parezca, pero sí un partido que siempre estuvo bajo control. Seguro atrás, impidiéndole toda intención de ataque a Tailandia -que apenas pateó y, en la más difícil, Fernando Muslera voló bien y la sacó-, de mitad de la cancha hacia arriba dominó espacios y posesión.

A los 36 cayó el 2-0. Stuani fabricó la jugada volcándose a la izquierda, metió un pase al corazón del área chica y Pereiro, mejor ubicado que el defensor, apenas tocó la pelota para que se metiera. El tercero y definitivo fue del propio Stuani. El talense ganó con su receta preferida, el cabezazo, y la mandó adentro a los 57. El último y definitvo fue el primer gol con la celeste de Maxi Gómez: el del Celta de Vigo aprovechó un despeje corto, pateó de derecha, el balón se desvió, cambió la dirección y 4-0.

En resumen, más allá del oro y la plata, la China Cup fue un torneo para que Tabárez y el grupo se juntaran, probaran cosas de funcionamiento, también desempeños individuales, situaciones que servirán para lo que viene: la Copa América Brasil 2019.