La población en situación de calle aumentó respecto de 2016, según el último conteo de estas personas, llevado adelante el 9 de abril de este año. Los resultados de la encuesta fueron presentados por las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) en una conferencia realizada por el Centro de Formación para la Integración Regional y arrojaron que en total hay 2.038 personas viviendo a la intemperie en la capital.

Pero a la hora de comparar los datos con los de 2016 –cuando se habían contabilizado 1.651 personas en situación de calle–, a los números de 2019 se le restaron 83 casos registrados, porque se trataba de situaciones que habían sido excluidas del conteo de 2016: personas que estaban consumiendo drogas al momento de la encuesta. Teniendo en cuenta esa detalle, la diferencia en estos tres años es de 18,4%.

Si bien el equipo de investigación había formulado la hipótesis de que las características de las personas en situación de calle podían haber cambiado respecto de 2016, el director de Relevamiento del Mides, Martín Moreno, sostuvo que se constató una “continuidad en el perfil”, tanto en trayectoria como en vinculación con la sociedad y consumo, o en características sociodemográficas.

Sin embargo, se encontraron algunas variaciones en educación, salud, institucionalización y privación de libertad. Por ejemplo, hubo un aumento de ocho puntos porcentuales en quienes asistieron a educación media básica. Además, se registra un mayor número de personas registradas en el Sistema Nacional Integrado de Salud (82%) y una caída de 9% en la población que no se atiende en centros de salud (pasó de 32% a 23%) respecto de 2016. Aproximadamente cuatro de cada diez “declaran, presentan o han estado” internados por problemas de salud mental. Por otra parte, 62% se encuentra sola en la calle, y hay sólo 15 personas extranjeras, todas de países limítrofes.

La encuesta no registró niños y adolescentes durmiendo en la calle, y dio como resultado que nueve de cada diez de las personas son hombres, tres de cada diez son afrodescendientes, y la edad promedio es de 38 años. Más de 50% dice haber abandonado su hogar por problemas de vínculos o convivencia, y más de 30% por problemas de consumo. Sobre este último punto, 83% declara consumir alguna sustancia y 59% de estos consumidores pueden catalogarse como “consumidores problemáticos”, es decir, con consumo diario. El orden de preferencia en el consumo de sustancias no ha variado: alcohol, pasta base, marihuana y cocaína, en ese orden. Según el informe, sólo 4% de los consumidores está actualmente en tratamiento y 40% contó en algún momento con tratamiento.

Por otra parte, la encuesta refleja un aumento de las personas que vivieron experiencias de privación de libertad: de 47% en 2016 se pasó a 69% este año. De hecho, se sostiene que también aumentó el porcentaje de personas que vivieron cualquier “experiencia de institucionalización total”, ya sea en un hospital psiquiátrico, al amparo del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay o en un proceso de privación de libertad tanto para adultos como para adolescentes y niños.

Además, la encuesta reveló que mientras que aumentó el porcentaje de personas que pernoctan en la calle, cayó el de quienes acuden a los refugios que dependen del Mides. Quienes duermen a la interperie pasaron de 556 a 960, y quienes lo hacen en refugios cayeron de 1.095 a 995. La salvedad es que mientras que esta encuesta se hizo a principios de abril, la anterior databa del 21 de junio, mes en que los refugios reciben mucho mayor demanda.

Tras la presentación de los datos, la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, afirmó la necesidad de mejorar el sistema de atención y cuidado a las personas con problemas de salud mental. Si bien dijo que el país “tiene una excelente Ley de Salud Mental votada, que va en contra de la institucionalización y de la manicomialización”, agregó que si no se presta más atención y se planifica mejor, “esas personas terminan en la calle”.

En tanto, algunos de los integrantes del equipo dieron su testimonio sobre lo vivido durante la madrugada del 9 de abril. El nuevo representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Uruguay, Stefan Liller, destacó el compromiso y la organización, y recordó que aunque son muchos los motivos que pueden conducir a alguien a vivir en situación de calle, “muchas veces, al ver a alguien que está pidiendo, uno se siente muy lejos de ellos, y eso no es bueno”.

En tanto, la representante del Fondo de Población de la Organización de las Naciones Unidas, Valeria Ramos, celebró que no se haya encontrado niños ni adolescentes durante el censo, y recordó los resultados de pruebas similares “hace unos 12 años”, cuando sí los había. Según Arismendi, la ausencia de menores en la calle no es casualidad.

En cambio, el diputado del Partido Nacional Martín Lema dijo a la diaria que la Auditoría Interna de la Nación había hecho advertencias preocupantes al programa Calle del Mides. Además, apuntó que eso también fue advertido por otras “voces del propio Frente Amplio, como el ex intendente Daniel Martínez, quien cuestionó la cantidad de personas en situación de calle”. “Es un tema que preocupa”, sentenció.