Los sistemas alimentarios son responsables de 70% del agua extraída de la naturaleza, generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero y la agricultura es una amenaza para 24.000 de las 28.000 especies en riesgo de extinción. Al hablar sobre los sistemas alimentarios es necesario tener en cuenta la seguridad alimentaria y la nutrición: 811 millones de personas estaban desnutridas en 2020, 118 millones más que en 2019. En este contexto, el jueves se realizó la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (ONU), que reunió a representantes de los estados miembros.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, fue uno de los participantes. “Producir más con menos impactos sobre los recursos naturales es la clave para el futuro. Esto se podrá lograr con más inversión en la agricultura y más inversiones tecnológicas que permitan una mayor producción mundial de alimentos”, dijo en su discurso. El mandatario, asimismo, argumentó que la “intensificación sostenible” de la agricultura implica “el desafío de la adaptación y la mitigación del cambio climático” y llamó a poner “el foco” en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector.
El presidente uruguayo opinó que “tendencias mundiales actuales, como el crecimiento de la población, la urbanización y el aumento del ingreso per cápita, traen aparejados desafíos de consumo y de producción para los cuales es urgente tomar medidas transformadoras para los sistemas alimentarios”. En la instancia se presentó la hoja de ruta nacional, que, según Lacalle Pou, se formuló con base en objetivos de desarrollo sostenible.
Más alimentos pero más desperdicios
La Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales Orientadas al Desarrollo (Anong) emitió un comunicado el jueves en el que señaló que el sistema internacional “se ha enfocado, como nunca antes, en la crisis de los sistemas alimentarios”. Pero también declaró que, “a pesar de producir más alimento que en ningún otro momento de la historia, el porcentaje de estos que se pierde como desperdicio también bate récord”. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 17% de los alimentos del mundo se tiran a la basura.
El comunicado destacó que “la sociedad civil organizada globalmente” ha planteado “preocupaciones importantes” respecto de procedimientos de la Cumbre de Sistemas Alimentarios. “Por un lado, se ha generado una importante asimetría de poder en las negociaciones, por una participación desbalanceada del sector agropecuario empresarial corporativo, y por otro, se han omitido las conclusiones de los diferentes foros y trabajo de personas expertas”, advirtió la Anong, que hizo “un llamado urgente” a los gobiernos para “respetar e incluir” los resultados de “los diálogos independientes de consulta nacionales e internacionales” organizados por la sociedad civil y el trabajo preparatorio que realizaron expertos en el marco de la cumbre.
A nivel nacional, las organizaciones adheridas a la Anong expresaron la “urgencia” y la “necesidad” de la implementación del Plan Nacional de Agroecología (PNA). En 2019 se creó la Comisión Honoraria del Plan Nacional para el Fomento de la Producción con Bases Agroecológicas; más de 100 participantes de la academia, organizaciones civiles y representantes del gobierno elaboraron durante cinco meses un documento preliminar. Después de que asumió el nuevo gobierno, la comisión estuvo seis meses sin presidente, hasta que se designó a Eduardo Blasina, ingeniero agrónomo y exasesor de Ernesto Talvi cuando competía en la interna del Partido Colorado.
“Ante la ausencia de respuesta por parte de la secretaría de la Comisión Honoraria del PNA, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Ministerio de Ambiente, reiteramos nuestra expresión en momentos en que se debate la necesaria transformación de los sistemas agroalimentarios”, se manifiesta en la declaración. Asimismo, se solicita la “implementación inmediata” del Plan Nacional de Agroecología, “apoyado en las organizaciones de la sociedad civil”. También se plantea garantizar el “derecho a la alimentación saludable” y “el derecho de acceso a la tierra” mediante “el correcto desempeño” del Instituto Nacional de Colonización.
La contracumbre
El miércoles se realizó la primera reunión informativa de la Respuesta Autónoma de los Pueblos a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas. Movimientos sociales, articulaciones de los pueblos indígenas, organizaciones no gubernamentales y académicos señalaron su “compromiso con la soberanía alimentaria” y rechazo hacia “la colonización corporativa de los sistemas alimentarios y la gobernanza de la alimentación”.
“Los sistemas alimentarios industriales, las cadenas de suministro mundiales y el creciente control corporativo de la gobernanza de la alimentación son responsables de las amenazas interconectadas a las que se enfrentan nuestras poblaciones y el planeta, como la crisis climática, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la degradación de la tierra y océanos, la contaminación del aire y el agua, el hambre y las innumerables violaciones de los derechos humanos”, sentenció la declaración de la contracumbre.
Se apostó a “acciones políticas urgentes” desde el nivel local hasta el internacional, basadas en la “negociación democrática y la construcción de consensos políticos”, para hacer frente a “la creciente desigualdad entre países y dentro de ellos”. “El statu quo es sencillamente insostenible para la mayoría de la población mundial e inviable para nuestra juventud y generaciones futuras”, indicó.
La declaración de la contracumbre argumenta que los sistemas alimentarios “sostenibles, justos y saludables” no pueden “desconectarse de las realidades de los pueblos cuyos derechos, conocimientos y medios de vida no han sido reconocidos ni respaldados”. Se agregó que “desde 1996, los movimientos sociales y la sociedad civil han estado construyendo procesos comunitarios de gobernanza en torno a la visión de la soberanía alimentaria, basados en la agroecología y los derechos y las aspiraciones de las personas que producen alimentos a pequeña escala, los trabajadores, los pueblos indígenas, las mujeres, la juventud y las comunidades rurales y urbanas”.