Uno de los principales problemas que afecta a la biodiversidad nativa es la presencia de especies exóticas. En las últimas semanas ingresó a Uruguay un nuevo organismo invasor: el gorgojo picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus), una especie originaria del sur de Asia y que afecta principalmente a las palmeras.
Aún se desconoce cómo ingresó este insecto al país y la “zona de afectación”, sostuvo a la diaria el ingeniero agrónomo Juan Grasso, encargado de la División Protección Agrícola de la Dirección General de Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Lo que sí ha quedado en evidencia es el gran impacto de la especie, que motivó la declaración de la “alerta fitosanitaria” de la DGSA y que se convocara a un comité de expertos para determinar un plan de acción de control y erradicación de la plaga.
Hasta el momento, se observó la presencia del picudo rojo en zonas de Canelones (ciudad de Canelones y Santa Lucía), Florida (entre Paso de Pache y Mendoza, a lo largo de la ruta 5), San José (Colonia Wilson) y Montevideo (Colón y Lezica), solo en palmeras Phoenix canariensis, especificó Grasso.
El ingeniero agrónomo sostuvo que aún no hay un conocimiento suficiente para determinar las características de la expansión de la especie en el país, porque se desconoce el momento exacto de su ingreso. Por la misma razón, tampoco es posible saber cuántas palmeras murieron a causa de la acción de este insecto.
El “plan de contingencia” del gorgojo picudo rojo fue presentado por la DGSA el 30 de junio ante el Comité Técnico de Emergencia Fitosanitaria, que integran especialistas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República (Udelar), Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y la Dirección General Forestal del MGAP. Actualmente, está sujeto a estudio para su “evaluación y complementación”. El ingeniero prevé que la versión final se publique la semana que viene.
Si bien Grasso no quiso comentar ninguna de las medidas que integran el plan, adelantó que se puede “inferir” que las palmeras “seriamente afectadas por el picudo rojo o muertas” serán cortadas, y que se definirán estrategias para el “manejo de residuos” y para evitar la propagación del insecto.
En relación a las palmeras nativas, Grasso dijo que las autoridades tienen “la esperanza” de que el insecto “no llegue” a afectar los ecosistemas de palmares. Sostuvo que “seguramente” como medida de prevención se instalarán “trampas de feromonas” para tener un control y detectar la presencia del insecto.
Grasso sostuvo que “no se descarta” que la especie haya ingresado a través de palmeras importadas. No obstante, planteó que “normalmente los ingresos de palmeras son de países vecinos en los que el insecto está ausente”. “Seguramente se va a regular el transporte, tanto de exportación como importación y circulación interna, de especies de palmeras hospederas de la plaga”, agregó.
La especie
El Rhynchophorus ferrugineus es un tipo de insecto que se desarrolla en el interior de la palmera. En su adultez puede alcanzar un tamaño entre dos y cinco centímetros, tiene un color marrón rojizo con manchas negras y rostro alargado en forma de pico. Las hembras fecundadas pueden llegar a poner entre 250 y 400 huevos en heridas recientes y zonas de crecimiento de la palmera.
Los daños, ocasionados principalmente por las larvas que se alimentan del interior de la palmera, “suelen ser difíciles de detectar” y “no aparecen hasta pasados varios meses de la colonización”, explica la declaración de emergencia de la DGSA. Por lo tanto, el impacto es visible cuando la palmera ya está severamente dañada, apunta el texto, y agrega que algunos síntomas pueden ser: “hojas jóvenes centrales poco desarrolladas, con parte de los foliolos comidos y de aspecto decaído”, “hojas afectadas amarillas, marchitas y que se desprenden con facilidad”, “base de las hojas con galerías realizadas por las larvas; en ocasiones se pueden encontrar capullos, adultos y restos de fibra apelmazados” y “desprendimiento completo del penacho de la palmera cuando ocurren infecciones avanzadas”.
Cultura milenaria
El antropólogo Juan Martín Dabezies, del Centro Universitario de la Región Este (CURE) de la Udelar, manifestó a la diaria que es importante garantizar la conservación de los ecosistemas de palmeras nativas, como los bosques de Butia odorata o palma de butiá en Rocha, por su valor sociocultural, patrimonial y por la relación histórica que han establecido con la palma diferentes culturas. “Es una importancia cultural milenaria”, subrayó.
En el caso de Rocha, el palmar fue y es una fuente importante de recursos para los habitantes de la zona. Sus principales usos derivan del fruto de las palmeras que se recolectan desde hace siglos y con fines variados. Además, durante el siglo XX, se instalaron algunas fábricas de “crin vegetal” que extraían las fibras de las hojas para elaborar tapicerías, artesanías, suelas de zapatillas, colchones, entre otras cosas, contó Dabezies.
“Hoy en día los usos de la palma están más asociados a productos alimenticios, es un emblema nacional de la iconografía rochense -las palmeras aparecen en el escudo de la Intendencia de Rocha, nombre de los comercios y negocios de la industria turística-, como una forma de reforzar la identidad”, expresó el antropólogo. En esa línea, sostuvo que si el gorgojo picudo rojo llega a alcanzar los ecosistemas de palmares y tener el mismo impacto que sobre las palmeras Phoenix canariensis, se pondría en peligro esa relación “humano ambiental construida históricamente”.